El Congreso es el ámbito político en el cual se dirime este mes la relación de fuerzas entre el oficialismo y la oposición. La suba del gas, las medidas para el campo y la prórroga de la legislación delegada en el Ejecutivo son los tres temas centrales en los cuales se plantea la pugna. La derrota electoral, como era previsible, ha tornado ya difícil para el oficialismo el control del actual Congreso. Si bien es cierto que en el Senado logró postergar la anulación del decreto que permite la suba del gas, lo hizo con 32 votos a favor y 28 en contra. En diputados, el Jefe de Gabinete convocó a los oficialistas y concurrieron sólo 85 de los 111 que hoy tiene formalmente el bloque. Sobre ellos, tres -de Jujuy, el mismo distrito al que pertenece el Presidente de la Cámara (Fellner)- anunciaron que dejarían el bloque. Formalmente, el oficialismo y la oposición tienen hoy la misma cantidad de diputados, sumando entre ambos 222. Los 35 restantes son el sector sobre el cual el oficialismo negocia activamente para reunir los 129 del quórum. Para ello espera contar con los aliados de fuerzas provinciales y del radicalismo K y llegar a un acuerdo con los 16 de la llamada izquierda progresista. La situación es incierta -el oficialismo también puede tener deserciones al momento de votar en el propio bloque, y en la legislatura porteña 3 legisladores también dejaron el bloque kirchnerista-, y la estrategia de Kirchner parece ser la de siempre: redoblar la apuesta, que en este caso es llegar hasta el 24 de agosto sin negociar con la oposición, a la cual acusará de iniciar una plan destituyente contra el gobierno de Cristina provocando su desestabilización, como ya lo denunció en público el titular del bloque oficialista en el Senado (Pichetto). Mientras tanto la justicia sigue produciendo fallos adversos al oficialismo y la suba del gas es un ejemplo. Pero también es cierto que después de la elección, la Cámara Federal de la Capital absolvió en las causas por enriquecimiento ilícito a De Vido y Moreno.

El conflicto con la Iglesia se ha reactivado con la crítica del Papa por el escándalo de la pobreza. Que en el país del mundo que es el mayor exportador per capita de alimentos, uno de cada siete niños tenga insuficiencia alimentaria, bien justifica el término. El Presidente del Episcopado (Bergoglio) en la fiesta de San Cayetano -el Santo Patrono de quienes no tienen trabajo- reiteró el reclamo, que ha sido una constante en los últimos años en la Iglesia argentina. El Gobierno eludió una respuesta directa, pero contraatacó reimpulsando la derogación de la penalización del consumo de drogas, haciéndolo públicamente el Jefe de Gabinete (Aníbal Fernández), e impulsando a la Suprema Corte a que falle a favor de la despenalización. La tensión Iglesia-gobierno generó alguna duda sobre la visita al Vaticano que la Presidente tiene prevista para fines de año. El debate sobre la pobreza, instalado por el Papa, muestra una razón fundamental por la cual el oficialismo no sincera el INDEC: hacerlo implica asumir que la pobreza viene aumentando desde fines de 2007 y que no es 17%, como dice el Gobierno, sino 31%. En este organismo nuevamente fueron desplazados funcionarios que no responden al secretario de Comercio (Moreno), quien ya ha nombrado 600 funcionarios, lo que implica 30% del total del personal.

Kirchner ha redoblado el conflicto con Clarín, teniendo a la televisación del fútbol y la empresa Papel Prensa como nuevos campos de batalla. Sin posibilidad ya de que el actual Congreso sancione una nueva ley de radiodifusión y con un fallo judicial que favorece a Telecom en su pugna con el Gobierno, Kirchner se reunió con el titular de la Asociación del Fútbol Argentino (Grondona), acordando que los clubes resignen el contrato de televisación con la empresa TYC, propiedad del grupo Clarín. Como alternativa, el ex Presidente ha ofrecido transmitir por el canal oficial de TV, asociado con Telefe, propiedad de Telefónica. Paralelamente, el ex Jefe de Gabinete, Alberto Fernández, fue reemplazado como director por el Gobierno en el directorio de la Papel Prensa, la empresa que abastece de papel a los principales diarios locales y de la cual Clarín es el socio más importante. La reemplazante es una ex funcionaria del INDEC (Pagliere), que responde a Moreno. Al mismo tiempo, salieron del Gobierno los últimos funcionarios del Ejecutivo que respondían al ex Jefe de Gabinete, quien ha asumido una posición crítica del oficialismo.

En política exterior, la Argentina confirma en estos días que está más cerca de Caracas que de Brasilia. Ya en el conflicto de Honduras, la Presidente argentina asumió una posición más comprometida con el retorno de Zelaya que Brasil y Chile, al viajar con los presidentes de Ecuador y Paraguay, para acompañarlo en su frustrado retorno al país. La gira del Presidente de Colombia por la región para explicar el acuerdo para el uso de bases por parte de EEUU mostró también que Argentina criticó el acuerdo, mientras que Brasil y Chile aceptaron las explicaciones sin refutarlas. La visita que realiza el 11 Cristina Kirchner a Caracas, en este momento de fuerte tensión regional, es una ratificación de la relación especial entre los dos países. Chávez ha dicho que Argentina es un aliado confiable en el conflicto regional y ha ofrecido sustituir la compra de alimentos de su país en Colombia por los argentinos. La administración Kirchner argumenta que entre 2003 y 2008 las exportaciones a Venezuela se multiplicaron por cinco, pero también es cierto que aún así el volumen no llega a representar el 2% del total exportado por Argentina. Antes de visitar Caracas, la Presidente participa de la Cumbre de Jefes de Estados de la Unión Sudamericana de Naciones (UNASUR) en Quito, habiendo fracasado las nuevas gestiones para que Néstor Kichner sea electo titular de la Representación de este grupo regional.