La segunda jornada de exposiciones sobre la nueva ley de Medios Audiovisuales no tuvo el caríz de la primera, cuando todas las exposiciones fueron oficialistas. En esta oportunidad, muchos de los discursos fueron críticos y hasta se hicieron presentes varios representantes de la oposición, que habían brillado por su ausencia el martes.

Entre las voces críticas, Luis Tarsitano, representante de ADEPA, se quejó por un excesivo intervencionismo estatal que propone la ley y advirtió que el Ejecutivo promueve con esta propuesta el “debilitamiento deliberado de los medios privados”.

Carlos Molina, de la Asociación de Radiodifusoras Privadas Argentinas (ARPA) se quejó del proyecto porque, a juicio de esa entidad, “restringe la libertad de expresión”, provocando “daños patrimoniales” a las empresas. El empresario señaló que la norma “pone limitaciones en los cambios de la programación, en los artículos 53 y 42”, y destacó que “se instalan mecanismo de censura previa. El Estado sólo necesita promocionar sus actos, no necesita un espectro ilimitado de radiodifusión. La libre expresión es para los ciudadanos”.

También participó el constitucionalista Félix Loñ, quien sugirió que “se busque el consenso y el diálogo. Consensuar es que se conceda algo, eso es una cuestión clara”.

Obviamente también hubo voces favorables al proyecto, como la del premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, quien formuló una encendida defensa del proyecto, más allá de sugerir cambios en el texto respecto a la autoridad de aplicación y el ingreso de las telefónicas al sistema.

Aclaró que “esto no es una ley K, es una ley de todos los argentinos” y se quejó por “una fuerte campaña de los grandes medios para voltear la ley”.

Pérez Esquivel se preguntó si “tenemos que darle licencia a los legisladores hasta diciembre para que se vayan de vacaciones. No, tienen que cumplir su mandato hasta el último minuto, para eso fueron elegidos”.