La diputada Julia Perié da su versión de los hechos que involucraron a la neurocirujana Hilda Molina en su paso por el Congreso.
– Usted presentó un proyecto de repudio contra la médica cubana Hilda Molina?
-Sí, junto a un grupo de diputados del Frente para la Victoria impulsamos una iniciativa expresando nuestro mayor repudio a las manifestaciones de la médica cubana Hilda Molina, ya que un medio contó la mitad de los hechos.
– ¿Qué fue lo que ocurrió?
– Hilda Molina fue invitada por diputados macristas a exponer sobre la situación de su país en la Cámara de Diputados, y allí dijo palabras de agravio hacia un grupo de periodistas, asesores legislativos y militantes sociales presentes, que no estaban de acuerdo con las versiones difundidas por Molina, sobre la vida del país hermano de la República de Cuba.
– Es decir que criticó a Fidel y al Gobierno cubano…
– La médica opinó que “Fidel Castro sigue gobernando Cuba a pesar de haber delegado el poder en su hermano Raúl por problemas de salud”.
– Pero hay libertad de expresión en Argentina y puede opinar a favor o en contra…
– Sí, pero Molina no puede increpar a uno del público que participaba en la charla diciendo que le cambia vivir aquí por vivir en Cuba. Además, dijo que la población cubana está enferma y psicológicamente desgastada porque no se pueden vivir cincuenta años sin libertad.
– ¿No tiene derecho a opinar?
– Claro que sí. En Argentina todos podemos opinar porque es un derecho humano tutelado por nuestra Constitución y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, pero hay que hacerlo con responsabilidad y sin agravios.
– ¿Qué fue lo que Molina dijo para considerarlo un agravio?
– Molina le faltó el respeto al Parlamento al agraviar a periodistas, asesores y militantes. Una frase que lanzó fue que “en la Isla hay una excelente salud para extranjeros y funcionarios” ya que “si uno paga, recibe mejores servicios”. En sus palabras, Molina nos ofendió.
– Se la nota molesta con respecto a este tema…
– La decisión de Cuba de autorizar la salida de Molina de la Isla, incluyó intensas gestiones de la casa Rosada y Cancillería con ese país. Por eso considero que Hilda Molina deberá llamarse a silencio y asumir en el futuro una actitud de mayor apertura y solidaridad en sus manifestaciones en el país que le otorgó generosamente hospitalidad y específicamente sobre las opiniones sobre la realidad de Cuba.
