A continuación, la misiva de la senadora Dora Sánchez:

“A lo largo de mi vida política he trabajado a favor de todas las causas que he considerado nobles, y he forjado una carrera que se fue enriqueciendo con tareas sencillas y con responsabilidades sustanciales. No pocas veces he dudado y puedo decir que en muchas ocasiones mis reflexiones posteriores me han generado sentimientos encontrados sobre mi actuar. Pero siempre he puesto mi accionar al servicio de lo que en cada caso he considerado los intereses de mi Provincia, a la que amo profundamente.

La actual coyuntura amerita mi concurso y mi explicación. Voy a acompañar la iniciativa de la denominada Ley de Medios; por muchos motivos, entre los que –obviamente- no se cuenta la idea de que la considere perfecta.

La democracia argentina padece de ciertas condicionalidades, para ganar en calidad. Tres de ellos de un impacto notable en el desenvolvimiento político: una pobre regulación del financiamiento de la actividad política, la pésima distribución de los recursos fiscales federales y una concentración mediática impropia de una democracia avanzada. Hubiese preferido el tratamiento de una Ley anti monopólica no solo en el tema de medios de comunicación, sino que abarque otros aspectos de la economía.

Ahora estamos avanzando sobre este tercer aspecto. Como cualquier persona razonable, hubiese preferido que esta Ley se concibiese con mayores niveles de acuerdo de parte de los actores políticos e incluso hubiera preferido un debate más extendido, lo que seguramente devendría en una práctica enriquecedora; pero en cualquier caso, el tratamiento de esta norma implica un avance sustantivo que es reconocido – en privado- aún por muchos de quienes se oponen a la misma, por motivos ajenos a su texto.

Un sano espíritu republicano convoca a distribuir las fuentes de poder, a ampliar los canales de participación, a multiplicar opciones a impedir los condicionamientos al poder democrático que excedan los controles que se correspondan al mismo. En ese sentido, la Ley es un eslabón significativo de nuestra construcción institucional.

Entre mis consultados, antes de expresar mi opinión; he tenido en especial consideración a los trabajadores de prensa correntinos, que cotidianamente se ven afectados por las regulaciones y en primera persona viven las restricciones que actualmente hacen a un ejercicio profesional, sin dudas muy mejorable. Sus explicaciones para mí fueron importantes y se han manifestado decididamente a favor de la Ley y me apoyan en la decisión que he tomado.

Mi voto no tiene otra explicación, que el deseo de lo mejor para mi Provincia, en el marco de un contexto que no puede ser recortado. Nunca he sostenido que la Ley no pueda mejorarse, ni que no existan riesgos en las consecuencias de la misma –tantos como los que ahora padecemos con el régimen que se deroga-.

Hace tiempo he abandonado la obstinación y nunca tuve deseo de protagonismo, respeto a quiénes no comulgan con esta posición y espero que la jerarquía de nuestro debate nos permita alumbrar la mejor Ley posible, que habilite un sistema de medios de calidad, que contribuya a la consolidación democrática y que podamos ponernos por encima de una coyuntura, en honor a nuestra condición de Legisladores, que atienden con legitimidad problemas derechos e intereses”.