La reapertura del canje de deuda comenzó a generar fuertes objeciones por parte de algunos legisladores, quienes advierten también la urgencia del Gobierno por volver a la etapa de fuerte endeudamiento. Justamente, como una voz de alerta significativa, el diputado Claudio Lozano enfatizó que “la decisión de reabrir el canje de deuda es buscar encaminarse hacia la ortodoxia económica”.

“Lo que está claro es que aquí no se busca reformular la política económica para atender la situación de pobreza de 14 millones de personas, de mejorar el perfil productivo del país y mantener las cuentas en un mayor orden”, subrayó el diputado.

En ese sentido, el legislador fue muy contundente a la hora de señalar que “esto lo que busca es favorecer a determinadas entidades financieras y grupos económicos para volver a repetir, de a poco, las políticas neoliberales”.

Más allá de esta crítica, otros legisladores se quejaron por la escasa participación que tiene nuevamente el Congreso en el tema de la realización de un nuevo canje de deuda.

Muchos se quejaron de la actitud del oficialismo de recurrir a los legisladores para establecer una reapertura de la iniciativa llevada a cabo en el 2005, sin tener en cuenta un análisis más profundo por parte del Congreso.

Sin embargo, desde el Ministerio de Economía respondieron al unísono que “en realidad lo que se busca es mayor rapidez para que Argentina vuelva al mercado de capitales y tenga acceso a un nuevo financiamiento”.

Tanto el ministro de Economía, Amado Boudou, como el secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, trataron de resaltar la importancia de suspender por un tiempo determinado la denominada ley Cerrojo para llevar adelante la reapertura del canje para aquellos que no ingresaron a la iniciativa de 2005 y que se denominan técnicamente holdouts.

Una fuente del Ministerio de Economía aseguró que “desde que asumió, Boudou se impuso como metas primordiales, en la primera parte de la gestión, normalizar el Indec, solucionar el problema del default remanente y tener una relación más fluida con los organismos internacionales”.

“Y justamente, solucionar el problema del default remanente es darle un resultado definitivo a los holdouts y al Club de París”, puntualizó el mismo funcionario del Palacio de Hacienda.

“Creo que en dos semanas estará lista la estructura de la propuesta que se realizará a los bonistas, aunque la operación en sí va a llevar por lo menos hasta fin de año”, concluyó la misma fuente.