Con el calor de la campaña, casi todos los representantes de la oposición comenzaron a hablar de la implementación de una asignación universal para la niñez. En rigor, se trata de un proyecto presentado hace trece años por las entonces diputadas Elisa Carrió y Elisa Carca, por entonces integrantes del radicalismo y hoy representantes de la Coalición Cívica-ARI. Esta última defendió enfáticamente ante Semanario Parlamentario esa iniciativa, detallando de qué manera se puede financiar y asegurando que hoy en realidad a los que más beneficia el Estado es a los hijos de familias ricas.

– Ahora todos toman ese proyecto original, al que en todo caso modifican un poco y lo promueven. Pero el Gobierno nacional, ha optado un sistema que no es exactamente el que ustedes proponen.

– Al Gobierno nacional no le conviene un proyecto de estas características, porque en realidad nosotros lo que planteamos es la creación de un derecho. Hay que entender que esto no es un programa complementario de las actuales políticas que se implementan desde el Ministerio de Desarrollo Social; es una forma distinta de entender los derechos de las personas y entender la política social vinculada también a la política económica. Este proyecto lo presentamos juntas con Elisa Carrió a fines del año 96, así que efectivamente estamos por cumplir 13 años de una lucha silenciosa y a veces solitaria que dimos, y lo que planteamos es certificar que el Estado garantice una red de seguridad en los ingresos de todos los ciudadanos, empezando por los niños. ¿Por qué los niños? Porque en realidad, la mayoría de los pobres son chicos, y la mayoría de los chicos son pobres. Entonces nos parece que ésta es la franja que debe centralizar todos los esfuerzos en esta primera instancia de ejecución de estas políticas. Y cuando hablamos de que debe ser universal, hablamos de todos los chicos: los pobres, los chicos de clase media y los chicos ricos también. Por eso, hoy por hoy, muchos presentan proyectos y hablan de universalidad y en realidad lo que están planteando, inclusive lo que está anunciando el Poder Ejecutivo que va a mandar al Parlamento, es una trampa y es más focalización.

– ¿Cuál es el problema de la focalización?

– Que en realidad usan los programas sociales como prebenda política y me parece que esto es lo que tenemos que desterrar para siempre en este país: que una política de estas características sea la consolidación de un derecho para todos los chicos argentinos, y no una prebenda que el Estado le da solamente a los chicos pobres. Siempre va a haber algún intermediario que determina a quién le doy o a quién no le doy.

– Pero el Gobierno sostiene que en caso de implementar el proyecto de ustedes le van a estar dando una asignación familiar a gente pudiente, a chicos que no la necesitan.

– ¡Hoy se la dan! Hoy les están dando a chicos pudientes una asignación… Me parece que estos son los velos que hay que ir corriendo. El hijo de un papá que hace aporte al impuesto a las Ganancias, puede desgravar 5.000 pesos por año; entonces quiere decir que para el Estado un hijo de una persona rica vale 5.000 pesos por año. Nosotros decimos que vamos a sacar esa exención; los papás van a cobrar el ingreso, como todos los chicos, pero no van a poder desgravar de Ganancias ese dinero, con lo cual a los chicos ricos el ingreso ciudadano se lo van a pagar sus padres, que en realidad es lo que van a tener que pagar de impuestos. Después, los chicos que tienen la suerte de tener un papá o una mamá que trabaje en blanco, cobran el salario familiar y lo van a seguir cobrando, porque incluso es superior. Pensemos: ¿cuánto vale para el Estado el hijo de un trabajador en blanco? A través del salario familiar que le pagan al papá o la mamá que trabajan en blanco, cobra 135 pesos hasta ahora, y después están también los chicos marginales que por ahí tienen la suerte de acceder -a través de políticas sociales o de algún puntero político- a algún plan y cobran 100 pesos, según el plan… Y hay otra gran franja que no cobra nada. Esos son los chicos marginales, esto es lo que queremos desterrar, por eso decimos que todos los chicos, los pobres, los de clase media, los de las clases más pudientes, cobren 200 pesos por mes.

– ¿Y de dónde sale la plata?

– Esto exige una reforma impositiva. Los recursos están…

– ¿De cuánto estamos hablando?

– Nosotros hacemos un cálculo, más o menos, de 28 mil millones de pesos, universalizando, alcanzando a todos. Porque el Gobierno no plantea política universal, sino política focalizada; dice “vamos a darle un ingreso a los chicos pobres”, y esa es la trampa: una vez más los pobres van a terminar siendo rehenes de los punteros políticos. El proyecto que nosotros cuantificamos habla de más o menos entre 27 y 28 mil millones de pesos y tenemos perfectamente determinado de donde salen los ingresos. El actual fondo que hoy existe de asignaciones familiares es de 9.347 millones de pesos; pasaría a integrar ese fondo; los programas sociales que hoy se implementan en programas vinculados a las madres y los chicos, representan un total de 7.118 millones de pesos que el Gobierno nacional hoy destina a estos programas. Con esto no estoy juntando todo lo que destinan las provincias y los municipios. Después tenemos el impuesto a las Ganancias, que como decía lo estamos modificando y ya no se podría desgravar por tenencia de hijo a cargo. Hay otra herramienta que tiene que ver con el IVA; esta gran masa de dinero que va a tener la madre, va a entrar en el circuito de consumo, entonces el Estado va a recuperar a través del IVA un porcentaje importante que nosotros cuantificamos en 2.250 millones de pesos. Y después, el impuesto a la renta financiera representa 5.778 millones de pesos, con lo cual tenemos los 28.000 millones que necesitamos para financiar un proyecto limpio, impecable, donde no tiene favoritismos para nadie; donde todos cobrarían el mismo ingreso, y donde además no existiría ninguna burocracia. Absolutamente ninguna burocracia, porque es automático: todos los chicos de 0 a 18 años cobran este ingreso. Nosotros pensamos que un canal para que se haga efectivo el pago son las oficinas que hoy existen en todo el país de la ANSeS, y esto no necesita ningún gasto administrativo, ni ninguna burocracia y nos parece importantísimo que nunca más una persona tenga que andar gestionando un certificado de pobre para que su hijo pueda tener acceso a una comida diaria.

– ¿Qué diferencias hay con el proyecto de la Iglesia?

– El proyecto de la Iglesia lo caracteriza perfectamente en cuanto a la necesidad de que sea universal. Pero justamente cometen un error cuando hablan de los “criterios de elegibilidad”, y hay en un ítem que dice que “sus padres o la embarazada no trabajen en relación de dependencia”. Como que ellos a todos aquellos que trabajan en relación de dependencia y ya cobran el salario familiar los ponen aparte; y a mí me parece que esto genera un problema. Pero lo que sí aceptaron en la larga conversación que tuvimos, que estas son cuestiones técnicas que debe ser el Parlamento el que las resuelva.

– Si había algún motivo más como para que el Gobierno le bajara definitivamente el pulgar al tema era que se metiera la Iglesia…

– Puede ser, pero la Iglesia tampoco puede caer en la trampa. Porque es muy tramposa esta maniobra del Gobierno de decir “vamos a generar un ingreso universal para todos los chicos pobres”, y yo realmente tampoco estoy dispuesta a regalar la bandera de lucha de este proyecto que nos llevó tantos esfuerzos y tantos años. Tenemos que tratar de hacer docencia, tenemos que explicar, dar por tierra con esta falsa denuncia que hace el Ejecutivo de que nosotros les queremos dar a los chicos ricos, y no reconocen que en realidad hoy son ellos los que le están facilitando a los ricos estas desgravaciones impositivas por hijos. Es una lucha que iniciamos hace mucho tiempo, pero el debate recién empieza y es cierto que nosotros tuvimos una elección el 28 de junio, y un amplísimo sector de la sociedad votó a la oposición y ésta tuvo como eje de su campaña este proyecto.

– ¿Qué siente usted que lleva 13 años luchando por este tema cuando la bandera en plena campaña la recoge alguien como De Narváez, que está lejos de su pensamiento político?

– Yo celebro que otros sectores políticos puedan empezar a entender que la solución no es la focalización y la utilización de los pobres. Que las personas tienen derechos.

– Uno se tienta a pensar que si el kirchnerismo no estuviera en el poder estaría abogando también por esta asignación universal…

– Seguramente.

– Ahora bien, otros sectores que hoy apoyan este proyecto, cuando lleguen al poder ¿no cree qué podrían usar también los argumentos que se utilizan hoy para desecharlo?

– A mí me parece que cualquier sector político, una vez que llega al poder, tiene la tentación de utilizar a los electores y de comprar voluntades a través de los fondos públicos. Yo vengo de la UCR y cuando nosotros planteamos este proyecto estábamos en el bloque radical y sin embargo, en el corto período que gobernó la Alianza, no hubo una voluntad firme y expresa para desterrar la política clientelista en la Argentina. Por eso me parece que es importante que esto se convierta en una política de Estado. Que pensemos que los pibes no pueden tener hambre en nuestro país.

– ¿En otros países existe esto?

– Sí, en Europa las políticas dirigidas a la infancia son todas universales; Brasil está avanzando en acciones muy importantes vinculadas también al tema de la universalidad…

– ¿Qué país da asignación para todos los hijos?

– A lo mejor no en la forma de asignación por hijo, pero sí en políticas públicas universales. Que pueden ser otras, no necesariamente un ingreso en dinero, puede ser en la salud pública, en la educación pública; lo más parecido al ingreso universal que nosotros planteamos en las políticas que se implementan hoy es la escuela pública. En la escuela pública nadie tiene que hacer nadie tiene que hacer ninguna gestión ni necesitar ningún favor para que su hijo ingrese a un establecimiento. Esto es lo que pretendemos hacer.

– Usted presentó este tema con Elisa Carrió, quien por estos días está advirtiendo sobre la utilización de la pobreza a través de grupos que se están formando y son financiados a través de subsidios, y sobre el peligro que eso conlleva. ¿Comparte esa visión tan cruda?

– Yo lamentablemente comparto esta visión, quisiera no compartirla, pero me parece que hay un estado de crispación muy especial por estos días… Me parece que el Gobierno no se priva de irritar a la sociedad todos los días con una cosa nueva, pero no tenemos que perder de vista que la sociedad también se irrita. Creo que hay un hilo conductor y no parece casualidad que algunos de esos sectores muy vinculados al Gobierno nacional irriten con los piquetes, corten las calles; parece que es un círculo perverso de un Néstor Kirchner que no tiene límites. Que va siempre por todo. Y lo que por ahí sería importante es que la Presidenta reaccione a tiempo, porque no nos sirve a nadie que la gente se siga irritando. Tenemos que defender las instituciones por encima de todo.