La oposición, de todas maneras, no debe entusiasmarse. El oficialismo buscará de todas las maneras posibles que se apruebe el proyecto en Diputados antes del recambio legislativo. Los tiempos no le darían para una aprobación en el Senado para antes del 10/12, pero eso no le quita el sueño.
Si bien se especuló inicialmente con que el proyecto de reforma política ingresaría por el Senado, al final fue enviado a la Cámara baja. Es que allí es donde tiene que librar una carrera contrarreloj, habida cuenta de que el oficialismo descuenta que si no sale aprobado en ese Cuerpo para antes del 10 de diciembre, ya no saldrá.
El problema lo tiene con sus aliados habituales, que son los partidos de centroizquierda y los que más reparos tienen hacia los aspectos más controvertidos del proyecto. Por eso es que la iniciativa ingresó por Diputados: para ver si con algunas modificaciones logran convencer y juntar los votos necesarios para lograr la aprobación en tiempo y forma.
Así lo admitió el propio titular del bloque oficialista, Agustín Rossi, quien precisó que si hay niveles de acuerdo y consenso suficientes, “podremos llegar al 10 de diciembre. Si no, podremos debatirlo más adelante”.
La idea oficialista es que para mediados de noviembre puedan llevar el proyecto al recinto.
Una fuente consultada señaló que “la aspiración es darle media sanción al proyecto antes del 10 de diciembre, porque no creemos que habrá tiempo para que lo aprueben las dos cámaras antes de esa fecha”.
El tema es que el recambio en el Senado no causará el mismo efecto que en Diputados. Si bien también menguará en la Cámara alta la representación oficialista, el desnivel no será tan importante y allí las partes “a convencer” no son de las características de la Cámara baja. Así las cosas, pueden dejar la media sanción restante para después del 10/12.
