Traicionado debe haberse sentido el jefe del radicalismo, Gerardo Morales, luego de ver la fotografía primero, y leer las declaraciones después. Estamos hablando de la visita del gobernador electo de Corrientes, Ricardo Colombi, a la residencia presidencial de Olivos, donde se reunió con el ex presidente Néstor Kirchner.

Y lo que es peor: expresó allí que apoyaría la candidatura de su interlocutor o de su esposa en 2011, reeditando aquello de los radicales K, cosa que el jefe del radicalismo consideraba ya un tema superado.

Pero bien se sabe que la necesidad tiene cara de hereje y la situación imperante en Corrientes amerita una dependencia extrema de esa provincia hacia el poder central, razón por la cual seguramente así debe haberse expresado Ricardo Colombi.

Lo cierto es que Morales le envió inmediatamente una carta a Colombi donde le pide que “aclare públicamente que observará las decisiones partidarias en relación con la estrategia para las próximas elecciones presidenciales, atento a que todos los afiliados y dirigentes radicales van a sostener la candidatura a presidente que defina el ACyS, sobre la base del plan de gobierno que ya se comenzó a elaborar”.

A su vez, el interventor partidario en Corrientes, José Luis Bellia, sostuvo que “no vamos a admitir el chantaje del justicialismo nacional, en la persona de Néstor Kirchner, como estrategia para apoderarse de la decisión del pueblo correntino que votó un proyecto diferente a las ideas y maniobras del ex presidente”.

Recordemos que en la puja entre los primos Colombi, el radicalismo nacional apoyó claramente a Ricardo Colombi, mientras que Arturo Colombi se alineó primero junto al vicepresidente Julio Cobos y después con el gobierno kirchnerista, al que apoyó en la Ley de Medios.