Retoman las negociaciones entre el oficialismo y la oposición, donde de todas maneras subsiste la desconfianza con relación a cualquier tipo de acuerdo al que se pueda llegar. Y en el sector K más duro persiste la intransigencia.
Después de que la tensión política alcanzara un nivel extremo, hubo en las últimas horas voces desde el oficialismo que encendieron luces de esperanzas de un entendimiento.
La primera voz que echó un manto de cordura entre tanta locura debe haber sido la de una de las protagonistas principales de esta película dramática: Mercedes Marcó del Pont, quien se mostró propensa a aceptar la decisión del Senado, admitiendo que si no avalaban su pliego, se iría a su casa. Apenas unas horas antes, la propia Presidenta de la Nación había hecho una encendida defensa de su designada para el cargo de presidenta del BCRA y todo parecía indicar que no se acataría una decisión adversa del Parlamento.
Después el presidente provisional del Senado, José Pampuro, mandó un mensaje hacia el Ejecutivo en el sentido de tratar de buscar una cierta flexibilidad y sugirió que no era descabellada una nueva discusión del Presupuesto. Aunque ya se sabe que el titular provisional de la Cámara alta habla por sí mismo y no tiene desde hace tiempo un diálogo fluido con la Rosada.
Pero sonó convincente el presidente del bloque oficialista de Diputados, Agustín Rossi, quien también admitió la posibilidad de discutir el Presupuesto. Suena distante todavía esa alternativa, pero al menos le dio a la pelea un viso de realidad de parte del kirchnerismo, como una toma de conciencia de varias de sus principales espadas.
Fue en esas circunstancias que se retomaron las negociaciones en la Cámara alta. Los teléfonos volvieron a sonar y hubo interlocutores de un lado y otro. Una clave de la negociación será una comisión estratégica todavía no puesta en marcha: la Bicameral de Trámite Legislativo, que en el marco del arrollador avance de la oposición el viernes concluyó con la nominación de nueve miembros para la oposición y sólo siete para el oficialismo, asegurando así un dictamen adverso para todo DNU que emita Cristina.
En las últimas horas se habría pautado una eventual redistribución de cargos en esa comisión, ya no dejando tan en minoría al kirchnerismo. Pero todo avance tiene sobre sí la amenaza del “veto” K. Algo que el propio senador santacruceño Nicolás Fernández deslizó al puntualizar que si bien no descartan una negociación, todo debería partir desde una recomposición de las comisiones que atienda el hecho de que el FpV es la primera minoría.
De prosperar esas negociaciones, la Comisión de Trámite Legislatura podría quedar con cuatro senadores oficialistas y otros tantos diputados, la misma paridad que subsiste en Diputados. Recordemos que el miércoles pasado la mayoría anti K votó una composición que le asignaba cinco senadores a la oposición y tres al oficialismo.
Lo cierto es que el presidente del Senado, Julio César Cobos, todavía no firmó la nueva composición del Cuerpo. Y según informaron fuentes cercanas al vicepresidente, retrasó la firma hasta el lunes, a la espera de uneventual entendimiento.
Por lo pronto, Cobos viajó a Mendoza para participar de la Fiesta de la Vendimia, mientras kirchneristas y radicales analizan la posibilidad de un acuerdo que incluya una paridad en la comisión que analiza los DNU.
El problema es que, como decíamos, el FpV sigue poniendo condiciones aun desde la desventaja. Y entre esas condiciones está la aprobación del pliego de Mercedes Marcó del Pont, algo que la oposición no estaría dispuesta a conceder.
El principal acercamiento concreto podría estar en la posibilidad de reflotar el proyecto de ley del pampeano Carlos Verna, que permitiría al Gobierno utilizar las reservas pero a través de una ley. Algo que desde el oficialismo no descartan, aunque pretenderían modificar cosas de ese proyecto.
