Una de las derivaciones del mensaje de las urnas del famoso e inolvidable 28-J es lo que sucede con las 72 bancas del Senado. Por un lado el oficialismo bajo la batuta de Miguel Angel Pichetto contabiliza 32 integrantes propios, más tres aliados incondicionales, el neuquino Horacio Lores y los fueguinos aristas María José Díaz y José Carlos Martínez. Con estos tres legisladores el FpV arriban a 35 a la hora de las votaciones.

Por su lado, el arco opositor contabiliza como propios 37 voluntades de la mas variada gama ideológica y desde que tomaron el control del Cuerpo y desplazaron al kirchnerismo de las comisiones unicamerales y bicamerales el panorama es otro, pero lo que al principio pintaba para llevarse puesto a Pichetto y compañía, ahora el horizonte es más que confuso.

Es que de ese conglomerado, los pampeanos Carlos Verna, María de los Angeles Higonet, la santafesina Roxana Latorre y el riojano Carlos Menem, todos ellos con la impronta peronista en sus espaldas de acuerdo con sus respectivas identidades, mas la correntina liberal Josefina Meabe y la ex frepasista rionegrina María José Bongierno se han transformado en objeto de deseo tanto de Pichetto como de Gerardo Morales, y demás jefes de bloques.

Cuando Morales, Juan Carlos Romero, Adolfo Rodríguez Saá, Carlos Reutemann se regodeaban con la cifra de 37 voluntades, lo que implicaba estar en las puertas del triunfo o del acosamiento al oficialismo, imprevistamente se abrieron fisuras que no pudieron sostener, por lo menos hasta ahora.

Tanto Verna, Higonet, Latorre, Menem, Meabe y Bongiorno dejaron en claro que no comulgan con la línea política de Cristina Fernández de Kirchner y Néstor Kirchner; sin embargo, en determinados temas dijeron que van a acompañar al oficialismo, como sería el caso del pliego de Mercedes Marcó del Pont para presidir el Banco Central.

Operativo seducción

Un juego de independientes que obliga tanto al oficialismo como a los opositores ha tratarlos con guantes de seda, con el objetivo de sumarlos en los momentos claves de la votación. Cinco votos que pueden inclinar la balanza para un lado o para el otro, como ha quedado demostrado en las dos últimas sesiones.

Un cuadro de situación que llevó a Morales a admitir una obviedad: la fragmentación que se da en el arco opositor y al presidente del Comité Nacional de la UCR, el mendocino Ernesto Sanz a enfatizar que “las alianzas son transitorias. Cambiarán todas las semanas”.

A confesión de parte relevo de pruebas, aunque no es obstáculo para permanentes diálogos públicos y privados con cada uno de ellos.

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Sin lugar a dudas que el pampeano Carlos Verna es el trofeo mayor del operativo seducción, ya que a su voto se agrega la de su compañera de bancada. Verna, es un hombre ducho en estas lides, fue senador entre 1993 y 2003 y cuatro años gobernador de La Pampa, hasta 2007. Según cuenta sus adictos, su proyecto central es regresar al principal sillón de su Provincia en las próximas elecciones, razón más que elocuente para tomar distancia del kirchnerismo como sucedió en la última campaña electoral.

En esa línea de estrategia, cuando asumió decidió no formar parte del bloque oficialista junto a Higonet, que fue una de sus colaboradoras durante su gestión. Además era intendenta de la localidad de Guatraché. Ambos tienen mandato hasta el 2013, aunque en el caso de Verna, al igual que otros senadores ya están en campaña electoral de cara a las urnas de 2011 en sus respectivos distritos. Lógicamente es un misterio a develar con quien jugará a nivel nacional. “No hay apuro todavía, resta mucho para tomar una definición”, es una de las frases que repite en la intimidad de su despacho.

Su actitud no rupturista quedó demostrado cuando presentó un proyecto de ley similar al DNU que alumbraba el FONDEA, el cual cosechó los elogios del oficialismo y Pichetto no ahorró elogios y bondades sobre la iniciativa. Faltó que le diera un beso en la mejilla.

En la distribución de las comisiones Verna se quedó con una de las más estratégicas: la de Coparticipación Federal de Impuestos.

Otras voces

Roxana Latorre arribó a la Cámara alta hace ocho años, más precisamente en el 2001 cuando los senadores fueron elegidos por primera vez en forma directa. Fue, hasta fines del año pasado la fiel compañera de Carlos Reutemann y en más de oportunidad ejercía el papel oficiosa de vocera de los secretos pensamientos políticos del Lole, pero siempre hay un pero.

Efectivamente, en agosto último estampó su rúbrica en el dictamen que necesitaba el kirchnerismo para el proyecto de ley de delegación de facultades legislativas al Ejecutivo, entre ellas la de fijar las retenciones a las exportaciones agropecuarias. Ante esa decisión, su entonces jefe político, decidió apartarla de su bloque y de su entorno personal. Con sus petates a cuestas, la senadora armó su bloque unipersonal, que bautizó “Alianza Santa Fe Federal”. Hoy ambos figuran en el Interbloque que coordina -en la medida de sus posibilidades- el puntano Adolfo Rodríguez Saá, en función de los pesos pesados que habitan en ese ámbito legislativo, donde más de uno de ellos tiene su mira puesta en las elecciones presidenciales del 2011.

A pesar de estar bajo la sombrilla de los peronistas disidentes, Latorre deslizó una polémica frase que sacudió con todo en el Congreso de la Nación. “En el Parlamento se respira golpismo”, pero se cuidó de dar nombres. Después precisó que eran sensaciones. En la repartija de las comisiones Latorre fue ungida al frente de la Comisión Administradora de la Biblioteca del Congreso de la Nación.

Otras razones

La rionegrina Bongiorno ya había dado muestras de independencia en 2009, cuando votó en contra de la Ley de Medios. Desde entonces, la oposición la consideraba una aliada firme y la contaban en todas sus operaciones de suma y resta. Pero para desesperación de ellos un buen día se despachó que su conducta no estaba sujeta a los pliegos opositores y que conservaba su independencia de pensamiento, fundamentalmente en el recinto.

A partir de entonces tomó distancia, pero si romper con el Interbloque de la oposición. La senadora ha reiterado que su posición será de acuerdo con cada ley, y que la prioridad en su banca es trabajar por las economías regionales, en particular la de su provincia.

En tanto desde el litoral, más precisamente desde Corrientes, la senadora liberal Josefina Meabe integra la tropa de los llamados independientes. No es porque haya declinado de sus posiciones ideológicas, en relación al proyecto nacional y popular que encabeza la pareja presidencial, sino que en función de su alambicada relación con el gobernador Ricardo Colombi también ha expresado puertas adentro de su partido, que no será “una enemiga acérrima de los proyectos del Gobierno”. Al igual que Bongiorno adhiere a la tesis “ley por ley”. Una consigna que cruza al Interbloque opositor.

A todos ellos se debe agregar la del riojano Carlos Menem. Además de dejar constancia que demanda un trato de ex presidente de la Nación, el senador tiene un cuadro de salud que es chequeado en forma permanente por los médicos Alejandro Tfeli, cuando está en la ciudad de Buenos Aires y cuando descansa en Anillaco, el doctor Carlos Santander. Según trascendió que su diabetes no es el principal problema, sino que tiene otras complicaciones que hasta ahora lo pudo sobrellevar.

Otro detalle a tener en cuenta con Menem es que en reiteradas oportunidades ha manifestado que su enfrentamiento con CFK y NK no es obstáculo para tener una visión propia de cada tema que se aborde. Un mensaje más que didáctico que no cuenten con él para todas las acciones, sino que antes lo consulten, para evitar que sea considerado un soldado de una tropa.

Lo que viene

Este es el panorama en el Senado a partir de las posiciones de Verna, Higonet, Latorre, Bongiorno, Meabe y Menem. Todos los consultados, tanto del oficialismo como de la oposición, no se juegan a aventurar cómo sigue la historia en las comisiones y fundamentalmente en el recinto a la hora de mirar con obsesión el tablero electrónico como ha sucedido hasta ahora y con mayor razón en las semanas venideras. No hay que soslayar que el oficialismo ha apelado a la Justicia por la distribución de las comisiones, lo mismo que los representantes del ARI de Tierra del Fuego, que implica en los hechos un final abierto.

“El que afloja pierde en esta cinchada”, resumió ante Parlamentario uno de los legisladores de una provincia norteña consultado por estos cursos de acción, aunque en rigor en esta “cinchada” no es una cuestión numérica, sino que está en juego el andamiaje jurídico en lo que resta hasta diciembre del 2011, y donde los seis varones y mujeres no van a pasar desapercibido. Más bien todo lo contrario.