El titular del Senado, Julio César Cleto Cobos, reivindicó la aprobación del impuesto al cheque en la Cámara alta explicando que la Constitución exige mayoría especial de 37 votos “cuando se crean o modifican asignaciones de recursos fiscales. Pero con la modificación del proyecto, lo que se hizo fue derogar la ley vigente y volver al convenio marco. Se lo explico como ingeniero: para construir un edificio se piden cantidad de autorizaciones y exigencias, pero para demolerlo, nada”.

En declaraciones formuladas a los diarios Clarín y La Nación, el vicepresidente de la Nación aclaró que sugirió durante la sesión girar el cambio a las comisiones porque “me gusta que las cosas salgan con el mayor consenso. Pero no tenía que ver con el número necesario”.

Rechazó también los cuestionamientos del oficialismo hacia su figura hablando de sí mismo en tercera persona: “Cobos no puede hablar de inflación, no puede convocar al Congreso a sesionar… todo el problema es con Cobos” y no sin ironía advirtió que “lo que no te mata, te fortalece. Ya estoy acostumbrado a esto y he soportado todo tipo de presiones”.

“Que ellos actúen, yo aplico el sentido común”, señaló Cobos respecto de la amenaza oficialista de apelar a la Justicia, sugiriendo que “la única que puede definir lo correcto es la Corte, pero ahora todos se sienten constitucionalistas”.

“Yo creo que toda la biblioteca debe estar en función de la organización de la Argentina, y éste es un país con muchas provincias, no con una sola. No hay que perder más tiempo en agravios. Hay que ocuparse de la corrupción, la inseguridad, la inflación, que es lo que nos pide la gente”, puntualizó el vicepresidente de la Nación.

Respecto de lo que pueda suceder en la Cámara baja, comentó que “los diputados pueden derivarlo a comisiones, mejorarlo, pero no pueden dejarse presionar. Creo que hasta al propio Fellner lo han amenazado de ser cómplice si le da tratamiento”.

“Hay que desterrar la idea de que todos son conspirativos, cuando lo único que existe es la conspiración hacia la figura del vicepresidente, con permanentes ataques y pedidos de renuncia”, sostuvo el vicepresidente.

Negó ser jefe de la oposición, como le endilgan, argumentando que ya tuvo opiniones diferentes, por ejemplo con el tema de la remoción de Martín Redrado, y remarcó haber buscado consenso en muchos temas.

Y ante las amenazas de juicio político que están lanzando algunas voces oficialistas, reiteró lo dicho hace algún tiempo: “Si quieren que lo inicien, porque lo están diciendo desde hace tanto tiempo. Son las reglas institucionales, pero tienen que terminar con las chicanas y descalificaciones. Igual no quiero que la mía parezca una actitud desafiante, porque la política ya está demasiado crispada”.

Sobre los tiempos por venir, anticipó que “van a conocer la opinión del vicepresidente cada vez que haya que desempatar. El resto del tiempo voy a tratar de facilitar el debate y evitar la parálisis del Senado”.

“Sé que mucha gente en el Frente para la Victoria comparte nuestro pensamiento. Ya nadie va a dejarse doblegar por la intimidación de la Presidenta, de un gobernador o de un ministro”, advirtió el vicepresidente, que respecto de la situación denunciada por Adriana Bortolozzi, a quien le ofreció custodia, dijo que “se percibió el miedo y tuve que estar atento”.

Señaló también que el oficialismo quiere que “sólo se aprueben los proyectos del Ejecutivo. Por eso les pido a los legisladores que debatan los temas, que los revean y mejoren; pero que no se dejen presionar”.

Rechazó la posibilidad de renunciar próximamente al señalar que “cada día que pasa me convenzo más de que estoy donde debo estar. Voy a seguir actuando igual, presidiendo el Senado”.