Poniendo como fundamento su necesidad de contar con mayor libertad para trabajar en el armado del justicialismo porteño, el legislador Daniel Amoroso se alejó del bloque oficialista PRO.

Sostuvo que siempre se manifestó peronista, aunque muchos descreen de que ése sea el motivo central de su salida. Todos recuerdan que fue el principal operador para que Cristian Ritondo fuera ungido presidente de la bancada macrista. Amoroso tenía plena confianza de que no sería separado de la titularidad de la Comisión de Transporte que timoneaba desde hacía dos años; sin embargo ocurrió lo contrario y ello fue sin duda alguna un duro golpe para el ahora disidente diputado. Desde entonces su relación en el bloque fue diferente.

Su figura en el espacio político del oficialismo de la Ciudad comenzó a opacarse. Para colmo, las desavenencias entre su referente nacional, Francisco de Narváez y Mauricio Macri, salían a la luz, dejando al descubierto la precariedad del acuerdo alcanzado entre ambos dirigentes. Este sería otro de los hechos desencadenantes de su ruptura con la fuerza de la cual surgió. Podría seguir sus pasos otra legisladora que milita en el oficialismo.

¿De la política pragmática a la política doctrinaria?

Ese es el interrogante que debería responder Daniel Amoroso, quien acaba de hacer público su alejamiento de Propuesta Republicana (PRO) y según manifestó, ello obedece a la necesidad de contar con más libertad para trabajar y desarrollar proyectos pensando en los vecinos del área metropolitana, sin entrar en contradicciones con el bloque macrista. Con ese propósito formalizó su minibloque Unión Federal.

En ese espacio político pretende contener a los justicialistas que, según el diputado-sindicalista, “piensan que el cambio en el Partido Justicialista se puede dar desde adentro”.

Siete años le llevó a Amoroso comprender que el proceso de renovación pejotista requería de esa premisa. En ese período, fue electo diputado en dos períodos consecutivos por la fuerza que hoy abandona.

El Gobierno constituye efectivamente un ámbito de intensas disputas y los funcionarios del entorno del jefe de Gobierno no escatiman procedimientos para alcanzar sus objetivos; no en vano el titular de la bancada PRO, Cristian Ritondo, en reiteradas oportunidades puso “el grito en el cielo” porque el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, lo “puentea” y habla directamente con los presidentes de las comisiones.

Asimismo es continua la queja del maltrato al que serían sometidos los legisladores oficialistas desde el Ejecutivo porteño. “Mejor que no sigan presionando y tratando a los legisladores como empleados, porque detrás de Amoroso se van a ir varios más”, amenazaron desde el seno del bloque PRO, que vive horas de extrema tensión, ya que es al propio Ritondo a quien le endosan la salida de su compañero de ruta con la intención -según se comenta- de “valorizar en el futuro” los votos de éste último. Aun más, se sostiene que podría haber sido una jugada acordada.

Es sabido que estos conflictos que oponen a fracciones diferentes y que rivalizan por imponer sus intereses no son nuevos en las prácticas de la política argentina.

“La verdad es que Amoroso ya había quedado muy dolido cuando le sacaron la Comisión de Transporte y varios lugares que tenía en el Gobierno porteño. Su pase a las filas del Colorado De Narváez era absolutamente previsible”, aducen desde el macrismo para bajarle los decibeles al incidente. Aunque tampoco, se descarta para dentro de poco tiempo la deserción de la legisladora Mónica Lubertino, asesora legal del Sindicato de Trabajadores de Juego de Azar, Entretiempo, Esparcimiento, Recreación y Afines de la República Argentina (ALEARA).

Sin duda el alejamiento del representante sindical de los trabajadores del juego de las filas del oficialismo PRO no resulta un hecho aislado. Por el contrario, es la culminación de desencuentros precedentes.

Ya el 23 de febrero último dejó vislumbrar su rebeldía: disgustado con el Gobierno, no se sentó a la mesa a celebrar el cumpleaños del ministro de Hacienda, Néstor Grindetti, festejo al que se lo había invitado con las debidas formas, y tampoco participó el viernes 28 del mismo mes del almuerzo ofrecido por el jefe del Ejecutivo con la intención de zanjar las pujas internas y los celos políticos. Para ese entonces a Amoroso ya se lo declaraba en rebeldía.

Tampoco el hecho puede sorprender demasiado en la vida política argentina; en ella los trasvasamientos han dejado de ser una excepción. Allí se encuentran militantes de una y otra corriente, algunos idealistas, pensadores pocos, en general, gente apta a trapisondas, aptos en malicia, expertos en burlarse del próximo. Son la constante inevitable que nutre y a la vez descapitaliza la vida política nacional en materia de propuestas estratégicas y desalienta la visión a largo plazo.

Ahora cabe preguntarse por qué Daniel Amoroso eligió el actual momento para pegar el portazo. Según afirmó él mismo ante Parlamentario, la entrada en vigencia en poco tiempo de la nueva ley de partidos políticos apresuró la necesidad de contar con un armado justicialista para contener a los peronistas que creen en que los problemas que aquejan al PJ Capital se resuelven desde adentro.

Sin embargo desde el mismo oficialismo se dejó trascender que la intención de Amoroso al dar ese paso estaba dirigida a poner al descubierto las dificultades que en la actualidad tiene el macrismo para tejer alianzas con vistas a tratar en la Legislatura proyectos que son de vital importancia para la gestión de Mauricio Macri. Lo que se dice un pase de factura…

Pero más aún, su alejamiento produjo un cimbronazo en la conducción del bloque, a tal punto que su titular, Cristian Ritondo, fue objeto de cuestionamientos desde el Ejecutivo por la decisión de su histórico aliado de formalizar la ruptura; hecho por el cual Rodríguez Larreta responsabilizó al propio Ritondo. El cortocircuito entre el jefe de Gabinete y el presidente del oficialismo en el Parlamento porteño motivó que éste último ofreciera su renuncia al cargo que ostenta.

“Si no te gusta el modo de funcionar del bloque, renuncio”, habría dicho Ritondo ante los reproches de los que era objeto. Lo cierto es que el portazo de Amoroso, dejó mal parado a su “amigo” y compañero de ruta.

Pero cabe recordar que el PRO fue un frente electoral que nació el 25 de mayo de 2005 en el barrio de Barracas. La idea de esa construcción fue fusionar partidos. Llegaron las elecciones y no se concretaron esas fusiones, ni el trabajo conjunto prometido; ahí empezó a trastabillar el armado. Las desaveniencias con Recrear fueron el punto inicial de los desencuentros que luego se fueron agudizando.

Cómo es hoy el PRO

Tres subloques conviven en el PRO: por un lado, quienes se identifican como peronistas, pero abrevan en diferentes fuentes y que en virtud de su experiencia partidaria anterior al macrismo, consiguieron la presidencia de la bancada. Así, Cristian Ritondo, Alvaro González y Helio Rebot, tienen formas diversas de ver la política.

Por otro lado, los michettistas que se vieron defraudados al no haber podido instalar como titular del bloque a Martín Borrelli. Allí también convive Helio Rebot, un ex kirchnerista que cultiva el bajo perfil, y también Fernando De Andreis, familiar del jefe de Gobierno, quien habría solicitado de manera explícita que su ascenso no se viera trabado en la Legislatura. Ocupa la presidencia de la Comisión de Obras y Servicios Públicos.

Desde otro lugar, aparece un tercer sector. Se trata de la fusión de quienes provienen de Recrear, con radicales PRO, aunque más que coincidencias ideológicas los une el pragmatismo, con el objeto de hilvanar una buena estrategia y negociar mejor.

Volver a las fuentes

En una breve charla con Parlamentario Daniel Amoroso dejó en claro por qué decidió abandonar el macrismo.

– Su deserción del bloque PRO fue producto de desaveniencias con el jefe de Gobierno y con el jefe de Gabinete?

– No he tenido desaveniencias con Mauricio Macri, ni tampoco con Rodríguez Larreta. Cada vez que tuve una diferencia pude planteársela a los dos. Sí tenemos diferencias ideológicas, y por eso integramos el sector peronista dentro del PRO y a partir de las nuevas reglas de juego, esto es, la nueva ley de partidos políticos, yo voy a trabajar y militar por el justicialismo de la Ciudad y voy a votar si es que se llevan adelante las internas.

– ¿Desde el PRO ello no es posible?

– Es por eso que estamos en la construcción de un nuevo armado del peronismo porteño y estamos promocionando una nueva camada de dirigentes que no coinciden con la actual conducción del PJ capital.

– ¿Cómo será su relación con la bancada macrista desde ahora?

– Mi relación con el PRO es muy adulta y cordial. Tiene mucha madurez y yo voy a acompañar los proyectos con los cuales esté de acuerdo, y en aquellos en los que no coincida, presentaré una propuesta alternativa.