Menos previsibles que las internas socialistas, los radicales de la provincia de Buenos Aires “cambiaron el paso” y parecen encaminarse firmemente hacia la consolidación del Acuerdo Cívico y Social en el principal distrito de la República. “Oxigenación”, es la palabra que se pronuncia en el panradicalismo de la provincia de Buenos Aires luego del triunfo de los seguidores de Ricardo Alfonsín, sobre lo que se denominó Unidad Radical, que incluía la alianza de los sectores históricos, más los cobistas con formaciones incipientes y expresiones seccionales que no lograron frenar la ola que envolvió al centenario partido.

Se admite que entre los derrotados no se contaban a quienes más convencidos estaban de las bondades del ACyS, no fueron muchos de ellos los que empujaron la conformación precaria del mismo. Pero también es cierto que desde afuera del partido hubo declaraciones y “definiciones políticas instituciones” que condicionaban posiciones dentro de la organización partidaria y que no fueron bien vistas.

El triunfo de Ricardo Alfonsín hace rever estas posiciones políticas que se venían sosteniendo dentro de la UCR, que sintéticamente entendían que no era compatible un reposicionamiento partidario simétrico al de la herramienta electoral utilizada en las últimas legislativas. Comprendían que había que pensar más en “el Partido” que en “el Acuerdo”.

Pero no toda la resistencia estaba en el radicalismo. También desde la CC se esbozó y en menor medida desde el PS. La diferencia que existe entre ambas organizaciones es que, en el primer caso, la intransigencia se siente fortalecida y triunfadora, mientras que en el segundo han sido mortalmente derrotados.

Las declaraciones de Javier Mor Roig, presidente del bloque de senadores de la CC, son elocuentes. “Vimos muy positivo el triunfo de Ricardo Alfonsín y eso va a posibilitar abrir el diálogo para recrear el Acuerdo Cívico y Social. También el triunfo de Rubén Giustiniani en las elecciones del Partido Socialista, con los que tenemos muy buen diálogo. Son todos sectores con los que tenemos afinidades ideológicas y metodológicas, por eso va a ser más fácil entendernos. Además, el Acuerdo Cívico y Social va a ser gobierno”.

Pero para el legislador radical, vicepresidente II del Senado, Roberto Costa, “hay que trabajar mucho, con amplitud, considerar las distintas extracciones políticas y no se puede tener una actitud excluyente. No me gusta escuchar alguna voz inquisidora que dice quién tiene que estar y quién no”. El senador provincial también consideró oportuno resaltar que el actual vicepresidente de la República, Julio Cobos -que “no es del Gobierno ni es conspirador”-, “no definió su posición y no se le puede pedir la renuncia”.

Para el electo presidente del comité de la UCR bonaerense, quien supo desempeñarse como presidente de la bancada radical a principios de los ’90, Miguel Bazze, “más allá de los números hay que buscar mayor diálogo y funcionar armónicamente como una oposición responsable”. “Sostener el ACyS como herramienta política en la provincia es importante, porque de ello depende el ACyS nacional”, dijo el dirigente platense.

El presidente del bloque del GEN, en la Cámara alta provincial, Luis Malagamba, consideró que las elecciones internas “hacen al proceso democrático de cada partido y lo veo muy bien” y agregó que “estos resultados otorgan buenas perspectivas a un futuro entendimiento de las partes”. Resaltó, además, “la muy buena relación que hay entre las bancadas” y advirtió lo importante que es empezar a desarrollar programas”.

Pero más allá de este punteo, el resultado de la interna en la UCR comenzará a imprimir una nueva impronta en las conducciones de las bancadas que se extenderá a sus miembros. Esto ya parece haberlo comprendido el presidente de la bancada de diputados, Ricardo Jano, un dirigente con anclaje territorial que enfrentó a Ricardo Alfonsín en su propia sección y luego del mismo le propicio “las caricias” que le corresponden al triunfador. Sucede que Alfonsín cuenta con tres o cuatro legisladores puros -los senadores Carlos Fernández y Juan Carlos Simón; los diputados Luis Oliver y Gustavo Zuccari, de un total de 17 legisladores de la UCR.

Por las bancadas

Pero con la mirada en el recinto, las impresiones son otras. De entrada admiten que no es una tarea sencilla pasar de las “declaraciones para la prensa” a posiciones firmes en las bancas. Los cuatro bloques que conforman el Acuerdo Cívico y Social ni siquiera intentaron fusionarse en una sola bancada en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires y desde el inicio de la nueva conformación mantuvieron formaciones autónomas y hasta parecen esforzarse para diferenciarse entre ellas.

En la Cámara baja, durante la fractura de la CC y el GEN, el diputado socialista optó por la bancada que comanda Jaime Linares, mientras que dos diputados que revestían allí se corrieron para la CC. El ConFe se muestra en línea con la UCR pero mantiene su independencia. La CC es el ala más intransigente del multiespacio y primera en la toma de posición -casi siempre crítica de las iniciativas en danza- que deja poco margen para el entendimiento de las formaciones que tiene “responsabilidades de gestión”, tal como son los otros tres bloques.

En el Senado, los cuatro bloques de los diputados se reducen a tres. Los dos cobistas, Roberto Costa y Malena Baro, no dudaron en incorporarse a la bancada de la UCR desde el arranque. En un cuerpo legislativo donde reina la armonía, los bloques acuerdistas no podían ser la excepción, con matices que les permiten mantener la línea con sus bancadas de diputados, aparecen más cerca de compartir una estratégica que sus compañeros del joven cuerpo.