Ante la inminencia del tratamiento del proyecto que habilitaría el matrimonio entre personas del mismo sexo, las autoridades eclesiásticas sugieren apelar a una consulta popular, y el jefe del radicalismo se mostró de acuerdo con esa alternativa.
“No me niego a los plebiscitos”, puntualizó el senador Ernesto Sanz al ser consultado respecto de la posibilidad de que esa herramienta sea utilizada para pulsar a la opinión pública con relación al matrimonio homosexual.
Y fue aún más lejos el titular del Comité Nacional de la UCR al admitir que le parece que en este caso puntual se podría usar una consulta popular, como en otros casos.
El obispo auxiliar de La Plata, monseñor Antonio Marino, que preside la comisión de seguimiento legislativo constituida en el Episcopado, mantuvo varias reuniones con senadores para presentarles la postura de la Iglesia y contó como síntesis de esos encuentros que “muchos admiten que coinciden con nuestra posición y están de acuerdo, pero después aparece el realismo político y terminan apoyando la ley”-
Según publicó el matutino La Nación, el prelado advirtió sobre “un gran apresuramiento para promulgar la ley” y lo comparó con el hecho de que “en otros países el debate llevó años. Los legisladores ignoran las implicancias que están encapsuladas en la letra de la ley”.
Para la Iglesia, “es en la adopción donde se traducen las consecuencias más negativas. Hace pocos días, un fallo de la Corte Europea de Derechos Humanos determinó que los Estados que no autorizan el matrimonio entre personas del mismo sexo no cometen ninguna discriminación”.
Marino agregó que la Iglesia tampoco está de acuerdo con la unión civil, tomada por muchos como “el mal menor”, señalando que “el mal menor puede ser una opción para un legislador cuando ya está instalado un mal mayor. Pero acá no hay ningún mal todavía instalado jurídicamente. Más bien hay que evitar la confusión conceptual”.
Respecto de las marchas auspiciadas por la Iglesia, negó que puedan ser tomadas como presión y sostuvo en cambio que “es la sociedad que manifiesta sus convicciones”.
“No hay ninguna extorsión, no hay amenazas, no hay ningún dinero que se vierta, no hay ninguna carpeta que se agite para chantajear a alguien y decirle: ‘Si votás en tal sentido, te espera la revelación de estos misterios’”.
Para Marino, el oficialismo le teme al plebiscito y remarcó que “el peso de una verticalidad, propia del realismo político”. Al religioso le llama mucho la atención que “en momentos en que la sociedad está afectada y preocupada por el índice de inflación, la inseguridad, la desocupación y el drama de la droga, entre otros graves problemas, se fije como prioridad legislativa este tipo de leyes”.
En diálogo con Radio 10, el senador Ernesto Sanz consideró que la del plebiscito es “una herramienta moderna” que “se podría usar en este tema (el matrimonio gay) como en otros temas”.