Fiel a su estilo confrontativo, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández no anduvo con vueltas ante el ping pong que le plantearon en el diario santiagueño El Liberal. Descalificó a todos los opositores que le citaron y sólo tuvo elogios para sus jefes.

Sobre el titular del Senado y vicepresidente de la Nación, Julio César Cleto Cobos, usó dos palabras para calificarlo: “un traidor”, en tanto que respecto de Elisa Carrió, la definió como “una dirigenta que en algún momento brilló, a la que el grado de desquicio que tiene a la hora de presentar políticas la exhibe como una mujer sin sensatez y sin seriedad”.

Siguiendo con diputados nacionales, dijo de Felipe Solá que es “alguien por el que tengo cero respeto como dirigente político; no lo respeto como persona, no lo respeté como gobernador; considero que se ha beneficiado con su permanencia en el peronismo -con mucha suerte- y que ha pagado como pagan los traidores, que es con traición”.

Al senador Carlos Reutemann lo ninguneó calificándolo como “un corredor de autos, no más que eso”.

El decálogo de Aníbal incluye a Héctor Magneto –“un personaje impresentable que ha presionado a todos los gobiernos que ha podido para sacarles ventaja de la peor manera”- y a Mauricio Macri, del que dijo que es “un dirigente de la oposición que creyó ser más de lo que era y creo que la gente ha comenzado a darse cuenta de lo que realmente es”.

De Eduardo Duhalde dijo que es “un hombre al que le tengo un afecto personal y al que acompañé honrado en su gestión”, pero al que hoy ve “haciendo papelones y me da mucha pena”.

Elogió en cambio a los kirchneristas. De Guillermo Moreno dijo que es “un funcionario que hace lo que le dicen”, en tanto que rescató al matrimonio presidencial, a los que calificó como “cuadros políticos de excepción”.