En un plenario de comisiones de la Cámara baja, las chicanas políticas estuvieron a la orden del día. Ante las críticas de los diputados K, surgió la actitud intolerante de los productores agrarios. Además, el proyecto de ley partió a los referentes de la Mesa de Enlace. Continuará la discusión en la Comisión de Presupuesto.
Un día muy significativo por la democracia como fue este martes 24 de agosto, fecha que vencieron las facultades delegadas, tuvo teñido por un debate caliente sobre un nuevo esquema de retenciones aplicadas a la política agropecuaria de exportación. Pero la perla negra fue los insultos, los abucheos, y la falta de respeto por la institucionalidad que, una vez más, evidenciaron los productores agrarios que con una actitud patotera hostigaron permanentemente a los legisladores que no pensaban igual, ya sea opositor u oficialista.
En una sala colmada por productores agrarios, comandados por Néstor Roulet de la CRA, el debate tuvo dos ideas bien diferenciadas. La de la mayoría fue “hay que cambiar el esquema de retenciones porque el campo está en problemas y el cambio es para todos por igual”. Un paso previo a las retenciones cero. En cambio, la otra postura defendida por el socialismo, Proyecto Sur, parte de la UCR de la mano de Ulises Forte (Federación Agraria) coincidió con las críticas de la bancada oficialista que no dudó un momento en dar el debate y sostener que el proyecto de ley de retenciones que propone parte del Grupo A es “un plan político que no tiene otro fin que producir el colapso de las finanzas públicas”.
Tras la explicación del diputado radical Juan Casañas del dictamen que luego obtuvo las firmas de mayorías, el diputado oficialista Alejandro Rossi realizó una fuerte crítica a la iniciativa por lo que cosechó varios insultos. “A nadie se le puede ocurrir que este sector –agropecuario- saldría adelante con una rebaja del 5% progresivo cada año”, fundamentó el legislador santafesinó. Y luego chicaneó: “Si se aprueba este proyecto de ley, yo vendo la empresa de camiones y compro campos donde quieran vendérmelos, porque esto es un negocio redondo”. “Este proyecto es un mamarracho-continuó- porque generará una extrema pobreza y una gran concentración económica ya que establece un esquema de indefensión total, profunda de los pequeños productores”.
En un discurso con muchas interrupciones por los abucheos, insultos y hasta amenazas de los presentes, (Rossi tuvo un fuerte cruce a los gritos con un productor que también presionó a Forte), el hermano del jefe de la bancada kirchnerista manifestó que “los grandes se comerán a los chicos más rápido”. Y agregó: “Acá no se debate política agropecuario ni economía de Estado. Se está debatiendo, en verdad, un planteo ideológico sin base de sustentabilidad económica”. Entre murmullos, gritó: “Es un plan político contra el Gobierno”. Lo que generó más de un comentario de los productores con ánimos golpistas demostrando un total desprecio por quien piensa diferente y la institucionalidad.
En un análisis más económico, un hombre cercano a Néstor Kirchner, el diputado Carlos “cuto” Moreno sorprendió con datos. “4.500 millones de pesos perdieron los pequeños productores en manos de los monstruos desde la noche del no positivo”, sentenció el diputado bonaerense. Y mirando a los productores, desafió: “Analicen hacia donde fue la transferencia de riqueza desde el rechazo de la resolución 125”.
Complementado la fundamentación de Moreno, la diputada economista Graciela De la Rosa (FpV) aseguró: “La plata va a ir a los exportadores. Este proyecto –el de mayoría- es una transferencia grosera del Estado a los exportadores más concentrados. Es el perfecto proyecto liberal.” y enumeró los problemas que provocaría: “Enorme enriquecimiento de los ricos; aumento de precios de la canasta básica; problemas de abastecimiento; y distribución desigual, inequitativa de la riqueza en Argentina”.
Lo sorprendente es que con diferentes matices, el diputado socialista y productor agropecuario Lisandro Viale y los diputados referentes de Federación Agraria (FAA)Ulises Forte y Pablo Orsolini coincidieron con el kirchnerismo.
En defensa del proyecto de ley respaldado por la FAA, Orsolini consideró que el dictamen de la mayoría –CRA y Sociedad Rural- “no produce una transferencia de recursos para los pequeños productores del interior”. Todo lo contrario. Para el legislador radical, el dictamen de la mayoría del Grupo A “genera un mayor desequilibrio en la balanza agropecuaria”.
Al igual que los radicales de Federación Agraria, el interbloque de Proyecto Sur, liderado por Fernando “Pino” Solanas, estuvo representado por el diputado Eduardo Macaluse, quien desde hace años plante una reforma agraria profunda basada “en la tenencia de la tierra y su buen uso”. “Son necesarias las retenciones para distribuir entre pequeños y medianos frente al avance de los grandes pooles financieros. Además, son un instrumento para desacoplar los precios internos de los externos”, fundamentó el diputado bonaerense.
En la misma línea, el diputado socialista Lisandro Viale fundamentó su oposición al dictamen de la mayoría explicando que “con la idea de retenciones cero, se trasladará a la mesa de los argentinos el alza de los precios internos del trigo, por ejemplo”.
El legislador entrerriano calificó a la reducción de la soja como “una segmentación gatopardista porque hacer un escalón a los 300 toneladas es un engaña pichanga, porque favorece a los grandes inversiones y terratenientes en desmedro de los productores originarios de nuestra tierra”.
Asimismo, el ex vicepresidente de la Federación Agraria, Ulises Forte, disparó contra el proyecto de la mayoría. “Hay mucha demagogia. Estamos aumentando lo que hizo el Gobierno. Sin embargo, parece que estamos discutiendo una interna corporativa”, dijo Forte, quien concluyó: “No vamos a ser lobbistas de los pooles de siembra; de los piratas inversionistas”.
Ante la teoría del Derrame explicada con las palabras del sojero salteño Alfredo Olmedo, la diputada oficialista por Córdoba Nebrada le explicó que “el rol del Estado en fijar políticas públicas es necesario porque el privado regula sus propias ganancias y no la distribución de la riqueza”. Con esa idea liberal, “olvídense de los trabajadores y los jubilados de tener salarios dignos”.
Nebrdada también fue agredida y descalificada por ser docente y no pertenecer al sector agropecuario. Un productor le espetó: “Anda a enseñar al aula, maestrita. No sabes nada”.
Con indignación por las palabras del hombre de la campera amarilla, la vicepresidenta segunda de la Cámara baja, Patricia Fadel, directamente le planteó a Olmedo “terminar con los pobres ya que tanto molestan”. Sobre el proyecto, la líder del oficialismo en las comisiones, aseveró que “genera un beneficio exorbitante contrario a los que dicen defender, ya que no favorece a los pequeños productores”. Luego, agregó: “Es un desastre este proyecto porque configura un país sin impuestos y sin retenciones. Entonces, no tiende a la distribución sino a la acumulación de riquezas en pocos grupos concentrados”.
A pesar de la defensa que realizó el presidente de la Comisión de Agricultura, Rubén Sciutto, a las retenciones y la política agropecuaria de la Casa Rosada, el sector opositor apoyado por las entidades agropecuarias CRA y Sociedad Rural triunfó.
