La comercialización y utilización del glifosato como herbicida quedaría prohibida a partir de 2019 en caso de prosperar un proyecto de ley presentado recientemente en la Cámara de Diputados de la principal provincia productora de soja de la República.

De amplio uso en los campos bonaerenses, el glifosato es un herbicida no selectivo de amplio espectro, desarrollado para eliminación de hierbas y de arbustos, en especial los perennes. El desarrollo de la siembra de soja en la provincia -según datos de la Bolsa de Cereales- en la campaña 2009-2010, se sembraron 5,83 millones hectáreas, que ha generado un incremento en la utilización de este producto.

Se estipula que 50 millones de litros de glifosato han sido rociados sólo en la provincia de Buenos Aires, lo que por si sólo constituye un eje de una fuerte controversia científica a nivel mundial.

Tal es el debate que la discusión se metió de lleno en la Legislatura, donde tanto legisladores oficialistas como opositores presentaron diferentes proyectos relacionados con la utilización del herbicida. Algunos de ellos proponen la creación de una comisión bicameral para el estudio del glifosato y otros instan al Poder Ejecutivo para que realice los estudios pertinentes. Sin embargo, hay un único proyecto presentado que propone expresamente la prohibición y utilización del herbicida de marras.

La iniciativa de la diputada del FpV/PJ Adriana Toloza establece una eliminación gradual del agroquímico de un 10 por ciento anual. Según la legisladora, se propone la eliminación gradual ya que “en muchos discursos, incluso quienes utilizan el glifosato de manera sistemática, nos decían, en defensa del uso del herbicida, que no es que el glifosato hace mal, sino que en realidad se usa de manera desmedida”.

Para fundamentar el proyecto, la legisladora se basó en diferentes informes realizados que demuestran los efectos nocivos que acarrea la utilización del herbicida. De esta manera, consultó a varios especialistas, entre ellos al biólogo Andrés Carrasco, Investigador del Conicet y Director del Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Según la diputada, los estudios realizados por Carrasco “demostraron científicamente que el glifosato puro, en dosis menores a las usadas en la fumigación, genera malformaciones” y que el químico “podría estar interfiriendo en algún mecanismo normal del desarrollo embrionario que tiene que ver con la forma en que las células se dividen y mueren”.

Además, la legisladora oficialista cita el caso del barrio Ituzaingó de Córdoba, donde en los últimos ocho años se constataron cerca de 300 casos de cáncer asociados a “las fumigaciones con plaguicidas”.

Bifurcación de senderos

La primera comisión que deberá sortear el proyecto es la de Asuntos Agrarios, que preside el diputado del FpV/PJ, Darío Duretti. Uno de sus integrantes es el ex vicepresidente de CARBAP, Jorge Srodek, de Unión Pro, con quien Toloza mantuvo un debate público al respecto. Según el diputado de la Sexta Sección Electoral, “resulta al menos cuestionable que se proponga una prohibición total del uso del glifosato sin proponer la utilización de un herbicida alternativo que pueda ser empleado por los productores”.

Para Srodek, la iniciativa “atenta contra la producción y si tenemos en cuenta la dependencia que este Gobierno tiene sobre los recursos producidos por los derechos a la exportación, se arriesga a una desfinanciación del Estado”.

Por su parte, Toloza, quien integra una de las comisiones por las que incursionará el proyecto, cuestionó los argumentos de Srodek y planteó que “él defiende un modelo basado en agroquímicos y en el desplazamiento de mano de obra, en donde la manera en que se está explotando la tierra en Argentina, no es la más saludable en que se puede hacer”.

A diferencia de lo sostenido por Carrasco, según Srodek, “la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) y la OMS (Organización Mundial de la Salud) difundieron un informe mediante el cual sostienen que el glifosato posee una baja toxicidad que no provoca daños ni cambios en el material genético, y que no es cancerígeno ni afecta el normal desarrollo embrionario. Dicho informe también sostiene que su utilización no afecta al sistema nervioso ni tiene efectos sobre la reproducción”.

Srodek, una de las piezas principales del armado agropecuario de Francisco De Narváez, asegura que el uso del herbicida “puede permitirse siempre y cuando se ejerza un efectivo control sobre su aplicación. Esto es, respetando distancias mínimas y con una aplicación terrestre y no aérea”.

En contrapunto a esta posición, Toloza cuestionó la manera en que se está explotando la tierra en Argentina, en relación a la sojización y los herbicidas utilizados: “no es bueno para la gente, no es bueno para el país y no es bueno para un recurso no renovable como es la tierra. Creo que la soja cumple un ciclo”.

Otro de los legisladores que se pronunció con respecto a la iniciativa es el diputado por la UCR, Luis Oliver, quien destacó la importancia de que se discuta con profundidad proyectos de esta envergadura, en especial “aquellos que son tabú en las comunidades del interior”.

En un tono más mesurado, el diputado aseguró que todos los organismos especializados serán consultados, “sobre si es nocivo, contaminante o cancerígeno”. Y agregó que “en caso de que sea contaminante habrá que desestimarlo urgentemente, pero mientras tanto, en ese proceso, hay que ver cuáles son las alternativas para seguir produciendo soja. Porque este proyecto toca muchos temas, como por ejemplo, la matriz productiva del país”.

En cuanto a la postura de su bloque, Oliver anticipó que aún no sabe cuál será la posición de sus pares, pero remarcó la importancia de que “la discusión siempre se dé en la Legislatura, que es el ámbito donde están los representantes de todos los habitantes de la Provincia”.