Por Mariano Casal

Luis Juez es sincero, eso no se le puede negar. Lo que primero que le viene a la mente, lo dice. Es parte de su verborrágica personalidad, y hace a la imagen que lo caracteriza. Tan sincero es que admite que no piensa pasar más de dos años como senador nacional, pues da por descontado que el próximo año será consagrado gobernador de su provincia, Córdoba. Ya tuvo una experiencia en 2007, cuando aseguró haberle ganado a Juan Schiaretti, y haber sido “robado” en el escrutinio.

Ya pasó el tiempo de los lamentos y, sin descuidar su tarea en el Congreso, sigue pensando en la provincia que aspira a gobernar desde 2011. “Los cordobeses no podemos cometer el error de permitirnos cuatro años más de corruptela en el manejo de la cosa pública, porque ahí sí que se volvería inviable”, expresó a Parlamentario en un diálogo en el que analizó también el trabajo que desarrolla en la Cámara alta.

– ¿Cuál es el balance que hace sobre la gestión de Juan Schiaretti en su provincia?

– Es pésima. Schiaretti entró por la claraboya del baño y está sentado en la tabla del inodoro. El problema es que está cagando a todos los cordobeses. Tiene la matriz genética de la década del noventa, es un gran endeudador y tomador de crédito, un gran pícaro de la política. En mi provincia ha logrado una gestión extremadamente mediocre. También hay que reconocer, en beneficio de Schiaretti, que le ha tocado gobernar en el final de un ciclo que ha estado signado por la corrupción y el despilfarro.

– ¿Qué cosas urgentes le faltan a su provincia?

– Córdoba, por ejemplo, no tiene infraestructura. En la provincia está paralizado el tema de la salud y la redistribución. Córdoba ha quedado muy lejos de provincias a las que antes les sacábamos una ventaja increíble, son muchos años de desmanejo. Córdoba, después de Buenos Aires, es la provincia más endeudada de la Argentina, con un sistema de salud pública destruido, con un sistema de obras y servicios obsoleto. El sistema energético está totalmente colapsado, hay mucho para hacer.

– ¿Cómo se ve para las elecciones a gobernador?

– El año que viene vamos a estar gobernando. Córdoba necesita, después de cuatro mandatos ininterrumpidos de radicalismo, y tres de Unión por Córdoba, un baño de decencia, un gobierno extremadamente honesto. Necesita urgentemente una dirigencia política que le devuelva transparencia.

– ¿Cuál es su análisis sobre estos meses en el Senado?

– Pensé que podíamos, desde el Senado, devolverle a la gente la poca credibilidad que tiene hasta ahora, pero lo veo complicado. Creo que en el Senado, las cosas se traban muchísimo, fue pésima la estrategia tomada allá por febrero de darle a entender a la gente que había mayoría de la oposición, no es cierto y lo vamos a ver la semana que viene con la votación de varias leyes. La gente se genera una expectativa de que en el Senado se puede generar un nivel de control, de discusión, que no es cierto. Es muy complicado conseguir quórum, conseguir dictámenes, y ni hablar de una mayoría para ir a votar. Llevo ocho meses en el Senado y tengo una visión crítica de lo que viene, pero no soy un tipo que se resigna, así que voy a seguir peleando.

– ¿Hizo amistades en la Cámara alta?

– Son las que tenía de antes. Tengo una buena relación con (Rubén) Giustiniani -, una excelente relación con María Eugenia Estenssoro. Yo no lo conocía a (Ernesto) Sanz, pero me parece una persona verdaderamente interesante. En algunos senadores he visto mucho respeto. También aprendí a valorar el trabajo legislativo de las senadoras (Sonia) Escudero y (Liliana) Negre de Alonso, son mujeres trabajadoras. También aprendí a mirar con respeto las participaciones de algunos senadores que están en la vereda de enfrente de mi pensamiento: (Daniel) Filmus es un senador interesante; (Miguel) Pichetto cumple una tarea delicada, pero lo hace con mucha profesionalidad.

– ¿Por qué considera que se tiene que aprobar el proyecto que plantea elevar las jubilaciones al 82 por ciento del salario mínimo, vital y móvil?

– Es imposible que este país utilice la plata de los jubilados para la obra pública con sobreprecios y tengamos jubilados con 1050 pesos. Me parece un despropósito absoluto que con la plata de la ANSeS se haga una usina en Pilar por 500 millones de dólares, y nosotros tengamos que tener 4.800.000 jubilados viviendo con un nivel de indigencia que es lacerante, porque algún día nos vamos a jubilar nosotros. Me parece que es una deuda pendiente que tiene no sólo este gobierno, sino toda la dirigencia política. Tenemos que discutir si es una prioridad. Si realmente lo es, después discutimos el financiamiento, porque parece que no es una prioridad para todos.

– Muchos consideran que económicamente es inviable avalar esa iniciativa…

– Es obvio que, con el presupuesto que tenemos, vamos a tener dificultades. Mirándolo en perspectiva, me parece que habría que empezar a pensar cómo hacemos para grabar el juego con algún cargo fijo, el petróleo, la minería, la pesca. Todo va al sistema previsional y se sostienen jubilaciones con un nivel de dignidad. Una persona, con 1050 pesos, no puede vivir.

– ¿Cuál es su opinión sobre el nuevo Fondo de Desendeudamiento que plantea el proyecto de Presupuesto 2011?

– Me parece una locura. Siempre hay plata para afrontar la deuda externa. O son los fondos presupuestados, o las reservas del Banco Central, pero siempre hay recursos. Entre nosotros siempre tenemos peros, pero para pagarles a los de afuera nos sobra plata.

– El Gobierno nacional destacó la medida implementada este año y señaló que las reservas siguen en aumento…

– Fue pésimamente comunicada y fue una idea mal instalada. Yo pongo en duda todos los informes económicos porque vivimos en un Gobierno que te dibuja los números del INDEC, quiero pensar que no nos están mintiendo con cuáles son las reservas del Central. Si es cierto que tenemos más reservas de las que teníamos cuando pagamos a los organismos internacionales, no fue una medida desacertada. Ahora, si fue acertada, ¿por qué no la tomamos con inteligencia, con racionalidad y con prudencia? En enero, febrero y marzo hemos perdido mucho tiempo, nos falta todavía calidad institucional. No se puede disponer las reservas por un DNU. Creo que el Gobierno tiene que tener facultades para tomar estas decisiones, pero las tiene que tener por ley.

– ¿Cuál es su opinión sobre Elisa Carrió?

– Le respeto su coraje. Carrió es una mujer eminentemente decente, no se puede dudar. Por ahí tiene posiciones que uno puede o no compartir, pero estamos frente a una mujer corajuda y decente, y no es poca cosa en una Argentina de cobardes y ladrones. Esas cosas las valoro mucho.

– ¿Y sobre su comprovinciano Oscar Aguad?

– No tengo un buen concepto de Aguad. Es un dirigente complicado, tendría que explicar muchas cosas de su pasado. En una Argentina que ya había avanzado 12 años de democracia, Aguad sostuvo a represores en la cúpula policial de la provincia. Tuvo un paso como interventor de Corrientes tanto o igual de complicado como Schiaretti en Santiago del Estero. La verdad que a mí, a los 47 años, me interesa pensar en el futuro y no en los dirigentes que no pueden explicar su pasado.

– ¿El próximo presidente va a ser peronista o radical?

– Ojalá sea decente.