Con motivo de la realización del Censo 2010, se dispuso que el Congreso de la Nación estuviera cerrado. Nadie esperaba que una novedad como la que se conoció bien temprano alterara ese panorama.

Conocido el suceso, la primera autoridad del Parlamento en hablar ante los medios fue el titular del Senado, Julio Cobos, quien definió a su ex amigo como “un gran presidente de la Nación”. Y tras aclarar que no había podido comunicarse con ninguna autoridad nacional, anticipó su deseo de contactarse con Eduardo Fellner, titular de la Cámara de Diputados de la Nación, para ver si se organizaba todo para realizar el velatorio en el Congreso.

Por su puesto que la decisión final estaría en manos de la Presidenta de la Nación, aunque se daba por descontado que en su condición de ex mandatario y actual diputado nacional, los restos de Néstor Carlos Kirchner serían allí velados. Más precisamente en el Salón de Pasos Perdidos, habida cuenta de que el Salón Azul está siendo refaccionado. En verdad, ambos salones están en reparación.

Pero luego de idas y vueltas, la decisión final de la Presidenta fue que el último adiós al presidente del PJ sea en la Casa Rosada.