El debate del Presupuesto dejó un tendal de heridos
Nadie salió indemne de la discusión realizada en el recinto de Diputados, cruzada por la denuncia de presiones y ofertas de sobornos. Las internas en el Peronismo Federal, la UCR y el PRO.
Por José Angel Di Mauro
Ni vencedores ni vencidos hubo al cabo de las más de trece horas que duró el primer round del debate del Presupuesto 2011 en la Cámara de Diputados. Pero el eslogan, más que laudatorio para ambos contendores, es crítico. Porque podría decirse que nadie, por más buena voluntad que le ponga al tema, pudo celebrar nada, al cabo de esa agotadora jornada cruzada sobre la madrugada por el fantasma de las coimas. El Congreso, una vez más, vio escribir una página negra en su historia.
Si bien poco después de las 2.30 del jueves la oposición logró torcerle el brazo al oficialismo, logrando la postergación del debate por una semana, no fue esa una jornada en la que esos bloques tuvieran algo que celebrar. Por el contrario, durante el transcurso del día vivieron varios episodios francamente olvidables. En algunos casos sorpresivos, como el alejamiento del senador Carlos Reutemann de la mesa de conducción del Peronismo Federal, decisión que dejó en terapia intensiva a un sector que no logra reponerse del nuevo panorama político surgido tras la muerte de Néstor Kirchner, quien era el límite que todos se habían autoimpuesto para mantenerse alejados del partido.
Desaparecido el santacruceño, los límites aparecen difusos, y no han sido pocos los que se han mostrado dispuestos a traspasarlos en sentido inverso al emprendido en su momento.
La decisión de Reutemann se inscribió dentro de lo que es la característica saliente del ex piloto de Fórmula Uno. Nadie sabe lo que realmente piensa y los que se dicen “reutemólogos” no hacen más que arriesgar movidas a las que el ex gobernador santafesino termina desairando. Legisladores afines al Lole aclararon que su decisión no implicaba en modo alguno una aproximación al kirchnerismo, en tanto que jefes del Peronismo Federal se apresuraron en aclarar que su apartamiento no significaba una salida suya de ese espacio. Pero por lo bajo no dejaron de admitir su fastidio y bronca por la inconsulta decisión, como así también la incertidumbre que la misma les plantea.
Quienes tratan de adivinar los pasos a seguir por el ex piloto, lo imaginan preocupado por la que es su mayor obsesión: recuperar para el peronismo la provincia de Santa Fe, hoy en manos socialistas. Y en ese tren, lo ven encabezando una unificación partidaria en ese distrito que él gobernó en dos oportunidades.
Los que no se resignan a imaginarlo fuera de la carrera presidencial, sugieren que terminará siendo líder de una fuerza ya no encorsetada dentro de los márgenes que venían poniendo los líderes del Peronismo Federal, demasiado sectarios para su gusto, al punto que habían puesto como límite a su amigo Mauricio Macri.
Unos y otros no pueden mostrarse convencidos. El senador sólo dejó esta semana un enigmático “no sé”, cuando al cruzarse con periodistas le preguntaron si sería candidato presidencial. Con eso, ahondó el misterio. Pero tratándose de Reutemann, habría que tener en cuenta otras señales. Por caso, el día anterior a su anunciado apartamiento, se cruzó en un pasillo del Congreso con un periodista al que conoce de sus épocas de automovilista. Con ellos, el senador suele soltarse más que con los periodistas políticos, y allí se produjo el siguiente intercambio:
– ¿Y vas a ser candidato presidencial?
– No, no, ya dije que no.
– Eso decís ahora, pero en marzo te vas a terminar lanzando…
– Te digo que no, yo no voy a ser candidato. Ella queda de testigo (dijo señalando a una periodista presente en el diálogo), vas a ver que yo no voy a ser candidato presidencial…
Mientras eso sucedía en el Peronismo Federal, el radicalismo se enfrascaba una vez más en la práctica que más disfruta: las internas. En tanto avanzaba la discusión del Presupuesto, el sector alfonsinista anunciaba el desplazamiento de Oscar Aguad de la conducción del bloque en Diputados, poniendo en su lugar al jurista Ricardo Gil Lavedra.
La movida deja expuesta la disputa entre cobistas y alfonsinistas que seguramente irá profundizándose de cara a las presidenciales. En ese marco, el sector que responde a Ricardo Alfonsín apareció el miércoles con 22 firmas avalando a Gil Lavedra, lo que implicaba la derrota del cordobés Aguad -el bloque tiene 43 miembros-. El episodio tuvo su correlato en la misma sesión, donde una de las supuestas firmantes, la cordobesa Silvia Storni, votaba en contra de su comprovinciano. A la postre, fue una de las 27 diputadas que se retiró antes de la sesión del Presupuesto, pero no porque hubiera sufrido presiones del gobierno nacional, sino disconforme por la situación generada en su bloque.
Al día siguiente el sector de Aguad rechazó el resultado y dijo que sus adversarios internos sólo habían reunido 21 firmas. La de Storni, ya en Córdoba, quedaba en veremos y será quien resuelva la situación a su regreso.
Pero paralelamente se desató una suerte de revanchismo en el Senado, donde ahora el cobismo está tentado por el puesto de Gerardo Morales, el presidente del bloque. “Los mandatos en los bloques son por dos años, así que si quieren desplazar a Gerardo tendrán que esperar a que termine 2011; lo de Diputados era una situación especial. Y él no piensa en renunciar”, aclararon desde el entorno del jujeño. Pero un conteo preliminar alerta que el cobismo podría tener número suficiente para desplazar a Morales, lo que sería un golpe nada menos que para el presidente del partido, el también senador Ernesto Sanz.
Las sombras de sospechas enlodaron a todos. Como para granjearse una inquina aún mayor que la que ya profesa por ella el kirchnerismo, Elisa Carrió deslizó la madrugada de la sesión del Presupuesto que lo que estaba operando era “la Banelco de Cristina”. Lo cierto es que la situación generó un escándalo de proporciones que transformó al epílogo del debate en una suerte de “reality” en el que los espectadores podían ver agitados conciliábulos entre legisladores; diputados que se levantaban tras recibir un llamado, y al cabo denuncias ante las cámaras.
El tema tendrá su correlato este martes, cuando las denuncias se traten en la Comisión de Asuntos Constitucionales, cuya titular, Graciela Camaño, no dejó espacio para las ilusiones: si no hay nombres, ni elementos probatorios, nada podrá hacerse. Sin embargo al menos una de las dos diputadas denunciantes de esos supuestos llamados, estaría dispuesta a dar nombres y el de un ministro nacional sería citado. Su actitud dependerá de las negociaciones que se realizaban este fin de semana y de la recomendación final de su partido.
El escándalo salpicó fuerte al macrismo, ya que fue en proporción el que tuvo más ausencias: más de la mitad del bloque -seis de once- estaba ausente a la hora decisiva, lo que fue denunciado públicamente por Federico Pinedo, cuya autoridad fue respaldada al día siguiente por Mauricio Macri. Empero, difícilmente pueda recomponerse esa bancada de la situación planteada, cuyo líder tiene una dilatada experiencia en materia de perder legisladores. En la Legislatura porteña le pasó siempre y aún hoy lo sigue sufriendo: el legislador porteño Daniel Amoroso es el caso más reciente.
De hecho, el emblemático caso de Eduardo Lorenzo Borocotó, cuyo traspaso al kirchnerismo generó el término “borocotización”, correspondió a un hombre que había figurado segundo en la lista del PRO para diputados nacionales, detrás del propio Mauricio Macri.
Mientras esto sucede, el kirchnerismo alienta el plan B: si no hay aprobación de este Presupuesto, se victimizarán, culpando a la oposición de dejarlos sin una herramienta fundamental para gobernar como es la ley de leyes. Una apuesta redituable por donde se la mire, ya que si no sale la ley de Presupuesto, apelarán al de 2010, que será “reconducido” y que les resulta sumamente conveniente pues mantiene para el gobierno nacional la posibilidad del manejo discrecional de millonarias partidas en un año electoral.
Algo que la oposición consideraba desde un primer momento, como confió una legisladora del radicalismo: “Yo creo que no quieren que se apruebe, quieren funcionar con el de 2010”. Y de paso, podrá quejarse el oficialismo de ser el primer gobierno desde el restablecimiento de la democracia al que no le aprueban el Presupuesto, como ya han dicho también con las facultades delegadas.
Pasó así el primer round del Presupuesto, una sesión que en caso de estar vivo Néstor Kirchner hubiera contado con su presencia. Pero sobre todo, con sus directivas, para diputados y gobernadores, cuestión de asegurar los números para ganar la votación. Cristina Fernández tomó de su esposo el primer axioma de su decálogo cuando ordenó ir al frente con el proyecto sin ceder ni una coma. Así se espera para esta semana, aunque los números siguen igual: ni al kirchnerismo le alcanza para imponer su Presupuesto, ni a la oposición para hacerlo con el propio.