El día había arrancado con grandes expectativas por parte del oficialismo porteño, que se ilusionaba con lograr, a partir de ciertas concesiones, la aprobación del proyecto de Presupuesto 2011. Sin embargo la jornada -larga por cierto- terminó con un fracaso.

Es que al cabo de cinco horas de debate -un debate que ya de por sí había arrancado con más de siete horas de demora- no se llegó a un acuerdo y la falta de esos entendimientos obligó a una postergación. Así se resolvió disponer un cuarto intermedio en el tratamiento del proyecto de Presupuesto 2011 hasta el lunes.

Es que las bancadas opositoras mantenían la negativa a votar una suba de impuestos como planteaba el Ejecutivo, como así también rechazaba la proyección de gastos calculada para el próximo año.

“Es electoralista y vergonzosa”, puntualizaban desde la oposición.

Este año el tratamiento de la denominada “Ley de Leyes” tuvo la particularidad de que el programa de gastos y recursos para el próximo año fiscal fue muy resistido por el arco opositor. A duras penas el macrismo pudo reunir quórum en virtud de acuerdos arribados con los bloques Diálogo por Buenos Aires, Socialista, UCR y Encuentro Popular.

La sesión se inició con más de siete horas de retraso a raíz de las dificultades con las que se encontraron los representantes del oficialismo a la hora de darle formato a los acuerdos y con ello vieron desmoronarse la concertación a la que habían arribado con las huestes de Elisa Carrió.

El principio de coincidencias que el PRO había tejido con la bancada de la Coalición Cívica no pudo avanzar y por ello la CC no aportó el número de legisladores necesario para sesionar; tampoco lo hizo Proyecto Sur, el bloque Peronista, Encuentro Popular para la Victoria y MST-Nueva Izquierda.

El oficialismo insistía en sus fundamentos en la necesidad de un aumento sobre el ABL tal como lo establece el proyecto enviado por el Ejecutivo al igual que el referido a la solicitud de autorización para emitir Letras del Tesoro a plazos que exceden el ejercicio financiero por un valor nominal de $ 550 millones.

Sin embargo el macrismo centró su máxima atención en asegurarse que se prorrogara el incremento en Ingresos Brutos a grandes contribuyentes que se dispuso durante 2010 cuya recaudación acerca a las arcas de la ciudad unos $ 1.400 millones. Este incremento tributario recae sobre bancos, financieras, compañías de seguros y los supermercados que facturan más de $ 30 millones al año, entre otros, aunque estas empresas generalmente lo trasladan a los precios.