El Peronismo Federal se encuentra en un estado deliberativo que es previo aun a las elecciones en Chubut, que dejaron fuera de carrera a Mario Das Neves. Con dos candidatos enfrascados en una interna en la que no creen, algunos piensan en Macri.
Por José Angel Di Mauro
El resultado de Chubut -y más que el resultado, todo lo sucedido a partir del cierre de los comicios, con denuncias cruzadas que dejaron al acto comicial al borde del escándalo- no debe ser tomado como el causante de la situación en que hoy se encuentra el Peronismo Federal. Un espacio que arrancó con bríos su carrera hacia octubre/2011, disparado fundamentalmente por la derrota kirchnerista del 28 de junio de 2009, pero que siempre adoleció de un problema no menor: la falta de un candidato.
El problema es que siempre pensaron que lo tenían, pero aquel nunca expresó un firme compromiso en ese sentido. Hablamos de Carlos Reutemann, quien en las semanas previas a las legislativas de 2009 se mostraba ya como decidido candidato presidencial y hasta dejó a un lado su habitual parquedad para presentarse en persona en el programa de Marcelo Tinelli, donde incluso se mostró junto a su esposa y, por supuesto, el actor que lo imitaba. Nadie en política -y menos el ex subcampeón mundial de Fórmula 1- hace eso si no está pensando en sacarle provecho, con vistas a instancias superiores.
Pero después vino lo que vino: harto de las presiones, el Lole apareció sugiriendo a quienes lo presionaban que “a la candidatura se la recontrametan en el centro del culo. El futuro me importa tres pitos” (SIC). Y desde entonces Reutemann se mantuvo firme, pese a que los “reutemanistas” que se decían conocedores del pensamiento privado del senador insistían en que finalmente su líder esta vez no dejaría pasar esta oportunidad y se presentaría; que sólo se trataba de un juego táctico para evitar “jugarretas kirchneristas” y el desgaste consiguiente, y que en marzo finalmente anunciaría su postulación. Se acaba marzo, y se confirma ese diálogo con Lole, transcripto en esta misma columna el 14 de noviembre pasado, en el que el ex gobernador santafesino juraba que no iba a ser candidato.
Sin él, los peronistas federales perdieron la pieza clave que los aglutinaba y atraía votos desde todos los sectores, necesarios tanto para doblegar al FpV, como para desplazar al radicalismo del eventual ballottage. La muerte de Néstor Kirchner les asestó un golpe definitivo, a partir del cual hasta varios de sus principales referentes entraron en estado de duda, y el ejemplo claro es Felipe Solá, todavía precandidato presidencial, que esta misma semana salió a pedirle a los otros referentes de ese espacio “rediscutir todo”.
Siempre se dice que los peronistas huelen el poder, y ese argumento es el que les hacía prever a los disidentes un paulatino pero persistente éxodo de “compañeros” cercanos al gobierno, que se iría acelerando conforme fueran acercándose las elecciones. Pero como están las cosas, el goteo es inverso.
No cambió nada la elección de Chubut. Aunque un triunfo “a lo pirro” como lo que fue, con discusiones que se extenderán con el correr de los días y denuncias permanentes, no les ayudó en nada a los ya desconcertados peronistas federales. El día previo a la elección habían confiado a parlamentario.com sus bajas expectativas, amén de que descontaban una victoria. Uno de los dirigentes que concurrió a Chubut para acompañar al precandidato presidencial que el domingo 20 no figuraba en las listas, pero que tanto se jugaba, admitía que buscarían con su presencia dar una imagen de unidad, y que aprovecharían la ocasión porque lo que vendría de ahí en más eran resultados donde ellos no figurarían. “Se vienen siete elecciones que no vamos a ganar”, anticipaba sin revelar ningún dato secreto. En rigor, lo que vienen son -según el cronograma electoral deliberadamente conformado con la venia presidencial- sucesivas victorias del oficialismo o sus aliados, con la sola excepción de la incógnita que hoy presupone Santa Fe, a dirimirse a fines de julio.
Mientras tanto nuestra fuente admitía con un dejo de desconfianza que la única señal que a partir de entonces daría el Peronismo Federal sería el proceso de internas por regiones que se inicia el 3 de abril en Capital Federal. Un proceso que abre muchos interrogantes y que no convence ni a los propios dirigentes del Peronismo Federal.
“No está claro ni la manera como se va a votar, ni las boletas a utilizar, y faltan pocos días para arrancar”, advirtió ante este medio el jefe de campaña de un precandidato de este sector, que trazó a continuación una humorada no del todo exagerada: “Vos podés ir a votar y metés un papel que dice ‘Voto al Cabezón’, y ya está… Pero después se van a pelear Duhalde y Das Neves reclamando ese voto”…
Un precandidato a un cargo clave confió ante parlamentario.com que seguramente esas internas van a arrancar, pero descontaba que no se llevarían a cabo las ocho previstas. Aclaró que ni siquiera le parecía lógico arrancar por Capital Federal -luego sigue votarán en el Litoral-, y que hasta podrían representar una frustración si muestran una escuálida cantidad de votantes. Convencido, daba por descontado que tras las primeras experiencias se daría por concluido experimento, para pasar a definir realmente un candidato.
La decantación comenzó mucho antes, porque ya al día siguiente de la elección en Chubut Mario Das Neves anunció su deserción de las internas por regiones, ahora aparentemente acotadas a Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá. Dos dirigentes que si bien cuentan con peso propio en el peronismo anti K, cargan con el lastre de no garantizar un triunfo ante Cristina Fernández. Las aspiraciones del primero se apagaron realmente cuando la muerte de quien fue su delfín -quién diría- en 2003, y se acabó el eslogan “el que trajo al ‘loco’, que se lo lleve. En el caso del puntano, tiene una intención de voto que sólo remonta vuelo en la zona de Cuyo, donde más lo conocen.
Por lo bajo, referentes del Peronismo Federal admiten que el único candidato que les asegura alguna expectativa es Mauricio Macri, aunque esa ponderación incluye una dosis no menor de crítica. Le adjudican una gran cuota de responsabilidad por la falta de convicción expuesta en sus deseos de ser presidente. “Tiene que decidir de una vez si va por la presidencia o se queda en la Ciudad”, remarcó un precandidato que habló con el jefe de Gobierno dos veces en las últimas tres semanas. Y así asegura habérselo dicho personalmente.
Por eso esta semana el ex presidente de Boca daría una señal definitiva.
¿Habrá una interna entre el PRO y el Peronismo Federal el 14 de agosto entonces? Ambas partes se reconocen complementarias: separados, se condenan mutuamente a la derrota. Pero hay un problema de egos. Eduardo Duhalde, que se ve como vencedor en estas internas regionales, admite que el jefe de Gobierno mide más que él para enfrentar al kirchnerismo, pero ya tuvo la experiencia de haber ungido a alguien que después lo traicionó. Y piensa que podría vencer al jefe de Gobierno en agosto y catapultarse a sí mismo. Mario Das Neves, que no bajó del todo su precandidatura, ya aseguró que no aceptaría a Macri como candidato presidencial. Y Macri, según confió a parlamentario.com este dirigente que habló dos veces con él los últimos días, “no aceptará ir a una interna”.
Metidos en un laberinto, no aciertan la salida…