Ante la necesidad de capitalizar los votos de la clase media y de los independientes, Cristina Fernández de Kirchner ha decidido para el tramo final de su campaña de reelección, no tensionar los enfrentamientos, sino enviar mensajes de unidad nacional. Opiniones disímiles sobre si CFK gana en primera vuelta o no
De acuerdo con relatos de quienes se codean con los miembros del recoleto bunker de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, precisaron a Parlamentario que a escasos días del vencimiento para la presentación de las candidaturas, en las huestes del Frente para la Victoria hay dos tendencias en relación a la campaña electoral.
La primera es que -por ahora- no se gana en la primera vuelta, sino que visualizan un balotaje; en tanto que la segunda, está teñida de optimismo, por lo tanto consideran que los votos en octubre garantiza la victoria en la primera vuelta.
Los que sostienen la primera teoría, insisten en que el discurso electoral de CFK no debe ser cerrado, sino de apertura hacia vastos sectores de la sociedad, en particular en los principales distritos: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza. Distritos que acumulan alrededor del 70 por ciento del padrón electoral, y por ende con una clara incidencia a la hora del conteo final de los votos.
Con esa certeza los estrategas que mantienen la postura menos alentadora, plantean que Cristina Kirchner debe brindar un discurso moderado para alejar fantasmas de una profundización del modelo nacional y popular, como lo alumbró el ex diputado nacional y ex presidente de la Nación, Néstor Kirchner. La idea sugerida es simplemente limitarse a los resultados de la gestión iniciada en mayo del 2003, como ya se puede apreciar en las permanentes citas numéricas del discurso de la Presidenta.
Manso y tranquilo
Además, proponen que en cada acto la candidata insista sobre la necesidad de poner orden en los reclamos sindicales -de imprevisibles consecuencias- que en las últimas semanas se ha acrecentado. El discurso, según sus estrategas, debe sostener la restauración del orden público. Por lo tanto, la reprimenda que la primera magistrada realizó en territorio bonaerense a los popes sindicales, no fue en vano.
Claro que no se limitó –solamente- a demandar prudencia, sino que descolocó a la tropa que lidera el camionero Hugo Moyano, cuando congeló la pretensión del asesor de la CGT y diputado nacional Héctor Recalde, de abrir las cuentas empresariales para que sean compartidas con sus empleados y obreros. Pero la frutilla de la torta fue cuando sugirió que el ámbito tenía que ser las paritarias.
Moyano y Recalde, desactivaron la propuesta y se quedaron callados, mascando la bronca en sus conversaciones privadas, pero con la promesa de retomarlo después de diciembre, a la espera de los resultados electorales.
En ese contexto de bajar los niveles de conflictividad se inscribe el discurso y el reclamo de prudencia, de armonía nacional. Un gesto enviado a los habituales piqueteros pro K, que se salen de la vaina por gritar a los cuatro vientos el reclamo de profundización del modelo.
Un solo funcionario sacó los pies del plato, y así le fue dicen en el Palacio de Hacienda. ¿Quién fue? Nada más ni nada menos, que el viceministro de Economía, Roberto Feletti, quien desde entonces ni abre la boca para referirse sobre la amenaza de profundizar el modelo. Al economista lo mandaron al frezzer.
La estrategia diseñada es tal que el disciplinamiento sindical y político partidario quedó reflejada en el documento alumbrado por los más de 600 congresales del PJ reunidos en Parque Norte: “Hemos podido crecer hasta alcanzar un ingreso por cápita casi el doble de América Latina, después de haber tomado decisiones estratégicas para los cuales había que tener convicción y coraje”, decía un párrafo del texto, mientras que el final del documento remataba con uno de los ejes de la campaña: “Generamos cinco millones de empleos, reduciendo la desocupación de 24 a 7,3 por ciento”.
Esa línea argumental es lo resuelto por la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, para no quedar abrochados únicamente al voto partidario, sino abrir las puertas a vastos sectores de la sociedad para celebrar el triunfo en la primera vuelta, o en su defecto en el balotaje.
En los oídos de los fogoneros de la profundización del modelo, retumba el mensaje dado por los principales funcionarios del primer piso de Balcarce 50: prudencia, serenidad, responsabilidad política en lo que resta para la interna de agosto y la general de octubre, aunque todos están pendientes de la presentación de la dupla del Frente para la Victoria.
Optimistas
En cambio la otra postura que especula, que más allá del discurso presidencial, no hay margen para tener temor a la hora de hablar de cómo sigue la historia a partir de diciembre.
Con ese convencimiento, los que levantan la bandera triunfal argumentan la necesidad de fortalecer o mejor dicho de transmitir que los miedos electorales no son buenos consejeros, sino que recuperando la historia del peronismo, se debe avanzar sin temor rumbo a las urnas, sin morigerar el lenguaje de los discursos.
Claro que esta tesis no tiene expresión pública, y mucho menos recomendar esa conducta a la presidenta de la Nación. Jamás cometerían ese pecado por cuantos son conscientes de que el verticalismo imperante en la Casa Rosada no tolera disidencias, sino que se debe acatar sin chistar.
Este sector, numeroso por cierto, confía plenamente en el triunfo del FpV en la primera vuelta, por lo tanto no disimulan su fidelidad al modelo, al contrario apuestan por la profundización de la misma, razón por la cual consideran vital un cambio de todo el elenco ministerial, si las urnas le favorecen.
Este sector solamente se limita a desparramar su optimismo, mientras miran de reojo a los cultores de la prudencia, de la responsabilidad en el tramo final de las definiciones presidenciales.
Una conducta que también la exhiben los que pretende ser candidatos a senadores y diputados nacionales. Nadie levanta la voz, a lo sumo realizan operaciones de prensa para que sean leídas atentamente.
Nadie quiere quedar pegado como le sucedió al diputado nacional, Carlos Kunkel, quien se atrevió a anunciar la fecha de la proclamación de la fórmula presidencial del Frente para la Victoria. En rigor, Kunkel lo único que hizo fue deducir -calendario en mano- lo que puede suceder en cuanto al anuncio, pero generó el rechazo oficial a esa declaración, pese a que la misma es un secreto a voces. Es más La Cámpora ya tiene dispuesto una movilización a Plaza de Mayo para festejar el anuncio.
En realidad, ambos sectores esperan disciplinadamente la última palabra de CFK, pero en la intimidad ya cantan la canción de Julián Mandriotti que musita en su primera estrofa: “Fuerza Cristina!/ que este destino/ el que Dios te mandó/ de ser Presidenta/ de todo un pueblo/ que hoy más que nunca/ quiere seguir con vos”. El título “Yo estoy con vos”.