Es penoso y a la vez preocupante ver las largas colas para cargar combustible que se produce en cada estación de servicio de las capitales de provincia y de los pueblos del interior. Molestias inconcebibles para los ciudadanos en un país que en Energía lo ha tenido todo, y que día a día nos muestra su decadencia ante la indiferencia – y el disimulo- de los gobernantes.

No hay provincia en que este fenómeno no esté ocurriendo ahora mismo; y paradójicamente, no hay funcionario público que dé la cara ante la ciudadanía antes estas graves anomalías que nos afectan a todos.

La producción de petróleo cae año a año; y también lo hace la producción de gas y las reservas comprobadas de hidrocarburos ante la pasividad del gobierno. Suben las importaciones y aumenta la dependencia externa. ¡Ahora también se interrumpen los suministros normales a los consumidores!

En reiteradas oportunidades he manifestado públicamente que en Energía las cosas no marchan bien; y consecuentemente que estos síntomas de desabastecimiento recurrente deben ser interpretados en profundidad y no con la liviandad que este tema es tratado incluso por cadena nacional. Lo hice recientemente con motivo de la firma de un contrato multimillonario con Qatar, que recién empezara a tener efecto en el año 2014, por 50.000 millones de dólares en 20 años para el suministro de GNL.

Es hora de ser claros. El sector energético adolece de gravísimos problemas estructurales en todas sus áreas. Eliminar estas distorsiones estructurales en un contexto de transparencia institucional pasará a ser una de mis mayores prioridades.

Ricardo Alfonsín es diputado nacional y candidato presidencial de UDESO