Las primarias abiertas dejaron en claro que la sociedad argentina prefiere continuar con el mandato presidencial de CFK. El kirchnerismo logró un rotundo triunfo, dejando prácticamente fuera de carrera a los candidatos opositores. La ingeniería electoral el FpV funcionó a pleno. ¿El oficialismo obtendrá el mismo caudal de votos el 23 de octubre?
En la edición del 22 de julio decíamos que las elecciones primarias obligatorias del pasado fin de semana iban ser “la verdadera encuesta nacional”. Y así fue. Los ciudadanos dejaron en claro -con su votos- cómo será el partido del 23 de octubre, donde el oficialismo tiene una tremenda ventaja, que para la oposición será casi imposible revertir. Es como si la Selección Argentina perdiera en la cancha de River con Bolivia cinco a cero, y luego debiera ir a jugar de visitante a La Paz para revertir el resultado final.
Sin duda, sería una verdadera epopeya para el arco opositor modificar el tanteador, más aún en las circunstancias en que se encuentra, donde el escenario indica una paridad entre el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto candidato. Tanto Ricardo Alfonsín (Udeso), Eduardo Duhalde (Frente Popular), Hermes Binner (Frente Amplio Progresista) y Alberto Rodríguez Saá (Compromiso Federal) tienen entre sí escasa diferencia de votos. La pregunta es: ¿Cuál de estos candidatos podrá acercarse a Cristina Fernández de Kirchner? Algunos de ellos ya llegaron a su techo electoral, por lo menos por lo visto el domingo último; otros, como el actual gobernador santafesino, tienen la esperanza y la ilusión de engordar su espacio en los próximos sesenta días.
La estrategia
El mecanismo electoral del kirchnerismo funcionó tal cual lo habían diseñado sus estrategas: movilizó a la militancia para garantizar el caudal de votos necesarios para demostrar el poderío electoral. En ese sentido, los jefes territoriales cumplieron al pie de la letra con el mandato enviado desde la quinta de Olivos. Un ejemplo de ello fue lograr la concurrencia masiva de votantes, como en los municipios del conurbano bonaerense y en el interior profundo del país, como Santiago del Estero, Tucumán, Formosa, Chaco, por citar algunos casos.
Sobre esta ingeniería CFK cimentó su rotundo triunfo. Esta vez, ni los más díscolos dirigentes se movieron del andamiaje diseñado: por el contrario, cumplieron a rajatabla.
Otro elemento que ayudó y mucho a la presidenta a obtener el vendaval de votos fueron las listas de adhesión y los múltiples candidatos a intendentes por el FpV en varios municipios del país. Esta jugada bien armada hizo que en varios distritos el porcentaje de votantes rozara el 80%, una cifra que difícilmente se repita el próximo 23 de octubre.
Ahora, con el camino allanado para su reelección, Cristina Fernández de Kirchner, seguramente se mostrará conciliadora con propios y extraños y esperará desde un lugar de privilegio que trascurran los días hasta la fecha de su reelección. La encuesta nacional del 14 de agosto ya dio su veredicto, salvo que el electorado cambie de parecer en los próximos sesenta días, como lo hicieron en los grandes distritos como Capital Federal -en menor medida- Santa Fe y Córdoba, donde el kirchnerismo ganó por primera vez.
Encrucijada
A casi una semana de las primarias abiertas y simultáneas, la dirigencia de la oposición aún no ha digerido la paliza electoral sufrida en manos de CFK. Pese al mensaje de las urnas, todos los candidatos reafirmaron su participación en las elecciones del 23 de octubre.
En las huestes que comanda Ricardo Alfonsín, confían en que enderezarán algo el rumbo electoral. Dicen que el piso de la UCR trepará a los 25 puntos, y que serán fundamentales para ello los candidatos a gobernadores, como Roberto Iglesias en Mendoza, el senador Juan Carlos Marino en La Pampa, el senador José Cano en Tucumán, el diputado Atilio Benedetti en Entre Ríos y Mario Fiad en Jujuy, entre otros.
Pero la gran esperanza de la Udeso recae en la figura del candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Francisco de Narváez, que deberá esmerarse y mucho para alcanzar los guarismos que obtuvo en las elecciones legislativas de 2009. Su performance estuvo lejos de lo esperado. No cosechó los votos que los radicales -a priori- se imaginaron. En la intimidad, algunos dirigentes del partido centenario dicen que el Colorado, mucho no les sumó. “Esperábamos otra cosa”, adujeron. Encima, hubo corte de boleta en detrimento de Alfonsín.
Lo cierto es que para llegar a los 25 puntos tendrán que cambiar la estrategia electoral, apuntalar a sus candidatos a gobernadores y hacer jugar a toda la dirigencia, que hasta el momento no apareció, como el propio presidente del partido, el senador Ernesto Sanz, y el vicepresidente Julio Cobos, por citar algunos.
Cuesta arriba
En el comando electoral del Frente Popular las cosas están más complicadas. Duhalde y Das Neves esperaban otro resultado. Fue un duro cachetazo quedar terceros y 38 puntos por debajo de Cristina Kirchner.
Reconocen en la intimidad que la diferencia es irremontable, pero seguirán en la pelea. La idea del equipo es replantear la estrategia de campaña, como por ejemplo intensificar las recorridas de Duhalde por el Gran Buenos Aires y de Mario Das Neves por el interior del país. Consideran que en los dos meses que faltan para las elecciones generales pueden modificar los errores que cometieron. “No estamos para nada entregados. Todo lo contrario, vamos a dar pelea hasta el final”, dijo a Parlamentario un optimista diputado.
Más allá del replanteo electoral, lo cierto es que el duhaldismo fracasó en todas sus líneas. No solamente en la provincia de Buenos Aires, otrora bastión electoral del ex presidente. Pocos dirigentes salvaron su ropaje en este distrito estratégico, uno de ellos fue Gerónimo Venegas y otro su aliado Jorge Macri. Ni Jesús Cariglino, ni Aldo Rico hicieron la diferencia esperada. En el interior la derrota fue peor.
En rigor, el panorama es bastante oscuro para el Frente Popular. Algunos incluso se animan a decir -en voz baja por supuesto- que será cuesta arribar subir unos puntos más de lo obtenido, que el techo rondaría en los 15 puntos. Si esto se confirma, el 23 de octubre seguramente marcará el definitivo retiro político de Eduardo Duhalde.
Expectativa
Una de las fuerzas opositoras que tiene un horizonte más optimista es el Frente Amplio Progresista que con apenas cinco semanas de instalar a sus candidatos alcanzó el tercer lugar. Según sus operadores, hoy no tienen techo y pueden ser la gran sorpresa el 23 de octubre; hablan de salir segundos. El líder del espacio, el socialista Hermes Binner, no duda que tendrá una gran adhesión de votos de los sectores denominados progresistas, incluso de muchos de los que votaron en las primarias a la presidenta. “Ahora se viene la verdadera elección”, dijo el gobernador santafesino, que por estas horas está ancho de felicidad.
En ese bunker ya comenzaron a garabatear algunos números, auspiciosos, por cierto. Aseveran que mejorarán su caudal electoral en los centros urbanos de todo el país, y que en estos sesenta días que faltan para los comicios generales harán una campaña palmo a palmo con los productores del campo. En ese sector están cifradas las esperanzas del FAP. Creen que esta vez los votos de la zona sojera del país serán para ellos. Por lo que se puede apreciar, sobra optimismo y confianza en el Frente Amplio Progresista.
Esperanza intacta
Con menos chances, pero con una fuerza interior elogiable, el puntano Alberto Rodríguez Saá, aspira llegar al segundo lugar. El candidato de Compromiso Federal quiere capitalizar los votos peronistas que en las primarias votaron a Duhalde y que ahora, decepcionados por la pésima elección del bonaerense, optarían por su boleta. La idea del gobernador de San Luis es acrecentar su presencia en el primer y segundo cordón de la provincia de Buenos Aires, donde se encuentra el mayor caudal de votos del peronismo. Por otro lado, buscará establecer contactos con otros referentes distritales del PJ, pero es consciente de que será muy difícil conseguir un respaldo. A sabiendas de que el partido será difícil, el dirigente puntano mantiene intacta su esperanza de llegar segundo en la carrera del 23 de octubre. Habría que ver si los electores piensan lo mismo.
La zaranda de las primarias dejó a un costado del camino hacia la Casa Rosada a la líder de la CC, Elisa Carrió. Los escasos votos obtenidos por su fuerza, 3,24 por ciento, de lo cual se hizo responsable, no hizo más que confirmar que su ímpetu y su pasionaria visión no caló esta vez en la sociedad. Tal vez por eso volvió a poner sobre el tapete su “renunciamiento”. Su fórmula será más bien testimonial el próximo 23 de octubre, ya que la propia líder dijo que sus militantes pueden cortar boletas y votar por otros candidatos. Desde su tristeza aclaró que no dejará la política, pero acompañará a sus dirigentes desde un lugar secundario.
A la luz de los antecedentes del último domingo, es plausible pronosticar que una goleada -a la oposición- es casi imposible de revertir. Las primarias abiertas y simultáneas ofrecían una posibilidad para la oposición, pero sus dirigentes no lo entendieron así. Ahora, con el resultado puesto, el partido está casi terminado.
