A partir del próximo año, un renovado Gobierno deberá afrontar nuevos retos financieros y comerciales. Cuatro diputados de distintos bloques, especialistas en materia económica, dialogaron con Parlamentario acerca de los grandes desafíos que tendrán que abordarse en el largo plazo. Distintos panoramas posibles para una misma Argentina.
Si existe un campo donde es difícil llegar a consensos, ese es el de la economía. Más en un país como la Argentina, donde el mismo organismo oficial encargado de realizar las mediciones económicas genera más dudas que certezas, pese a que el crecimiento económico registrado en los últimos años es indudable: tanto, que incluso así justificaron desde la oposición el holgado triunfo de Cristina de Kirchner en las elecciones primarias. Lo cierto es que la Argentina se presenta como un territorio de números soñados que deberán toparse con la realidad de los próximos años.
En el marco de una crisis internacional de orden financiero que afecta a las grandes potencias económicas mundiales como Estados Unidos, Europa y Japón, y que genera pánico en las bolsas, Parlamentario dialogó con cuatro diputados economistas, tanto del oficialismo como de la oposición, con el fin de aclarar el escenario que el próximo Gobierno deberá enfrentar.
Reconocer el problema
El punto de partida para el diputado Eduardo Amadeo, candidato a gobernador bonaerense por el duhaldismo, es “tomar conciencia de que el problema existe y que la situación del mundo está dejando de ser favorable”. El economista enfatiza que “si el Gobierno insiste en negar los problemas, la economía va a entrar en un sendero complejo, con muchos problemas; en cambio si el Gobierno asume que efectivamente tiene cuestiones irresueltas, se pueden arreglar”. Y sentencia que “si uno reconoce, puede solucionar; si uno niega, no puede solucionar”.
La polémica de la inflación
Sin dudas, la suba generalizada de precios es uno de los problemas que más afectan el bolsillo de los argentinos. En línea con lo anterior, Amadeo sostiene que “lo que hay que hacer es reconocer que existe la inflación, que la inflación es mala y genera muchos problemas, no sólo con los ingresos sino con la competitividad de la economía”. Además, para el especialista en economía, “no es cierto que reducir la inflación implique frenar el crecimiento. Todos los países de América Latina crecen sin inflación. Argentina y Venezuela son los únicos dos países que están creciendo con este nivel de inflación”.
En la opinión del legislador del Pro Jorge Triaca, licenciado en Economía, “eso es lo que se vio en los tres últimos años, el efecto más llamativo de la economía, en la aparición de vuelta de una situación inflacionaria muy alta, de más de dos dígitos”. Para Triaca, las consecuencias están a la vista: “cuando vos tenés inflación, en definitiva te va corroyendo el poder de compra, el poder adquisitivo, el poder de cuánto podés ir a comprar al supermercado te disminuye. Por un lado, del lado del consumidor, del trabajador que recibe un salario de bolsillo o el jubilado o el que tiene un plan social que ve que se le corroe el ingreso, pero también por el lado de los empresarios que tienen que establecer una inversión: cuando hay inflación habitualmente sacrifican el mediano y largo plazo por el corto plazo, hacen negocios de corto plazo, no de largo y mediano plazo, y cuando vos querés generar empleo muchas veces tenés que generar empleo en base a inversión de mediano y largo plazo”.
El problema del trabajo informal
Sin dudas, el desafío para combatir el empleo informal se ubica en lo más alto del ranking para los cuatro economistas consultados. Claudio Lozano, diputado del ahora FAP, opina que “la Argentina actual ha transitado esta etapa de crecimientos siguiendo una economía sostenida en altos grados de precariedad laboral y de salarios bajos, en el hecho de que sólo cuatro de cada diez trabajadores están en el sector informal, y en el hecho objetivo de que el 80 por ciento de quienes trabajan perciben ingresos inferiores a 3500 pesos”. Así, el legislador concluye que “el resultado de toda esta situación es que casi el 30 por ciento de la población está en situación de pobreza, por lo tanto el tema a resolver, la problemática social, marca un desafío de primer orden para una situación social que no sólo no se ha resuelto, sino que está sostenida y agarrada con alfileres”.
Amadeo coincide, al alertar que “el poder de compra de los salarios se ha mantenido alto para los trabajadores formales, y bajo para los informales, por eso la pobreza se mantiene alta”. Para el diputado de la CTA, “el poder de compra de los trabajadores formales se mantiene alto a través de la carrera entre precios y salarios, que es una mala manera de mantenerlo elevado”, y “este problema de la inflación y la pérdida de competitividad de la economía está sosteniendo alta la informalidad y alta la pobreza”.
Incluso desde el oficialismo, el diputado por Nuevo Encuentro Carlos Heller admite que la precariedad laboral acecha: “Hay que pensar en cómo se trabaja para mejorar la inclusión social, cómo se trabaja para achicar la franja de trabajo informal, porque son los problemas que están pendientes, fíjese que la economía ha crecido a un ritmo de 8 o 9 por ciento anual en promedio, y sin embargo seguimos teniendo un 35 por ciento de trabajo informal. Esa es una asignatura pendiente muy grande. Si todo eso se formalizara, muchas ecuaciones serían distintas”.
La cuestión productiva
Además de los problemas sociales ligados a la economía, la cuestión productiva resulta de primer orden para diputados como Triaca y Lozano. Según el macrista, “empieza a haber una crisis sobre el sistema productivo: hoy en la Argentina hay empresas que tienen que cortar ciclos de producción porque no tienen provisión de gas, o porque les falta electricidad. Estas cosas se hacen muy complicadas, sumado a que nos hemos transformado en un país importador de energía cuando antes éramos exportador de energía”.
Asimismo, para el candidato a renovar su banca por el Frente Amplio Progresista, “hay que avanzar en un proceso que implique frenar el proceso de sojización del sector agropecuario, hay que avanzar en términos de garantizar un replanteo de regulación del sector de hidrocarburos, de manera tal de que las rentas extraordinarias del sector queden en manos públicas, y hay que avanzar también en el desarrollo de los sectores, caso industria naval, y de una estrategia de modernización incluyendo en este paquete de políticas la reconstrucción de los ferrocarriles”.
El legislador Amadeo se suma, al detectar el problema de la competitividad de nuestra economía: “Muchos sectores de le economía están desapareciendo en la Argentina, por ejemplo el sector fructícola, los derivados de la pesca, todos esos mercados están desapareciendo porque no pueden seguir compitiendo”.
¿Superávit fiscal o déficit fiscal?
La balanza comercial es otro de los temas que encuentran disidencias entre los diputados consultados. “La economía no tiene superávit fiscal y está perdiendo su superávit externo”, sintetiza Amadeo.
De la misma forma, Triaca advierte que “el superávit fiscal ya no es más lo que era, ya estamos en un déficit fiscal. El Gobierno trata de dibujar un poco los números en términos de la contabilidad, pero si no recurrís a los fondos de los jubilados, si no recurrís a la plata del Banco Central, estaríamos en un déficit muy claro y muy marcado en términos fiscales, y eso sin duda genera restricciones”. Y sentencia que “definitivamente nos hemos vuelto más dependientes de lo que exportamos, y no menos dependientes, es decir, somos más agrodependientes, y no hemos compensado nuestra canasta de exportación”.
Por el contrario, en la opinión de Carlos Heller, “tenemos una situación fiscal ajustada, pero que aún es superavitaria; tenemos una situación de balanza comercial que se ha achicado pero que sigue siendo superavitaria, entonces la macroeconomía está bien”.
La intervención del Estado
A la hora de remarcar los principales logros de este Gobierno en materia económica, Heller no duda: “Creo que es fundamental la idea de un Estado que se ocupe, que esté presente, y que no deje en manos del mercado. Nosotros venimos de un proyecto en el que la política era que el Estado no debe meterse, el mercado es el que asigna los recursos. Esto se ha cambiado en buena medida y hoy tenemos un Estado que interviene en la asignación de recursos, y esto lo ha hecho a través de fuertes políticas de inclusión, como la Asignación Universal, o como es el tema de la estatización del sistema previsional, habiendo incluido dos millones y pico de personas que estaban fuera del sistema y que hoy están incluidas. Creo que son políticas muy fuertes. Es notable el incremento que ha tenido en términos de participación del Producto Bruto la inversión pública. La Argentina había llegado en 2001 a cero de inversión pública, y hoy estamos en niveles de 3 y 5 por ciento del PBI”.
Lo que para Heller ya está logrado, para Lozano es aún un desafío: “Garantizar un tipo de regulación del Estado y de intervención del Estado en la orientación del proceso de inversión, de manera tal que la Argentina pueda encarar un proceso de cambio productivo que le permita agregar valor sobre sus recursos naturales y agregar encadenamientos productivos en aquellas áreas de la producción industrial que tenemos dentro de nuestro país, de manera tal de poder garantizar empleo de mayor calidad y de mejor nivel de ingreso”. El diputado cree que “hacer esto supone, concretamente, una estrategia diferente de intervención en todo lo que tiene que ver con el proceso privatizador y los recursos naturales y la explotación de los mismos”.
Macroeconomía
Llama la atención cómo la economía a nivel macro puede encontrarse en condiciones tan favorables para el oficialismo y tan desfavorables para la oposición.
Eduardo Amadeo sentencia que “a la economía se le han terminado los pilares macroeconómicos que le aseguraban rentabilidad”. En la misma línea, Lozano apunta que los grandes desafíos macroeconómicos para la Argentina que se viene “se expresan en términos de fuga de capitales, básicamente el desafío comercial como consecuencia de la falta de cambio productivo; al mismo tiempo desequilibrios en las cuentas públicas, obligando al uso de recursos extrapresupuestarios para cubrir los alcances de caja del Estado argentino –me refiero a los recursos procedentes del Banco Central y de la ANSeS-, alto nivel de inflación permanente que sitúa en un proceso de retraso del tipo de cambio”. De esta manera, el legislador concluye que “todas éstas son invitaciones del desajuste macroeconómico que indudablemente van a tener que ser asumidas”.
En cambio, como si se tratara de dos países distintos, Heller apunta: “Yo no creo que haya problemas que afecten gravemente la actividad local. La Argentina tiene su macroeconomía fuerte” y enfatiza en la existencia de “un sistema financiero de moneda local que el 86, 87 por ciento de los depósitos del sistema financiero son en pesos, para marcar por ejemplo las diferencias con la Argentina del 2001, teníamos un sistema totalmente dolarizado, un país que no tenía reservas, y ahora tenemos un país que tiene más de 50 mil millones de reservas y un sistema financiero totalmente de moneda local”, que podría paliar los eventuales efectos de la crisis mundial en nuestro país.
Argentina en el plano internacional
Tanto Lozano como Triaca coinciden en advertir que el escenario económico mundial que le permitió al país crecer de manera notable en los últimos años no será el mismo para el período gubernamental que se viene. “Llegás a un punto en el cual ya no te alcanza el contexto internacional y el precio de la soja”, comenta el diputado del Pro.
Al mismo tiempo, Lozano analiza que la Argentina estará inserta “en el marco de una situación internacional que probablemente tenga características muy distintas a las que hemos tenido en los últimos años”.
“Es muy probable -pronostica- que lo que siempre se denominó “viento de cola” comience no sólo a amainar, sino que puede incluso transformarse en un problema”, y alerta que “en este sentido, los precios de nuestros productos pueden verse amenazados por la generalización de un cuadro de recesión a escala mundial, por el descenso de los niveles de actividad de países como Brasil o países asiáticos, como el caso de China o de India”. Por último, el candidato del Frente Amplio Progresista concluye que “el escenario internacional es posible que sea peor del que hemos tenido hasta acá, con lo cual esto va a haber que hacerlo en el marco de regulaciones públicas muy eficaces que permitan defender la disponibilidad de divisas por parte de la Argentina, y además con estrategias que permitan profundizar de la manera más rápida posible el aprovechamiento de las ventajas de la integración regional en América Latina”.
De la misma manera, para Amadeo, “en el marco de la crisis la Argentina tiene una ventaja relativa, que es el hecho de que está poco endeudada. Pero si la crisis se profundiza va a empeorar la situación internacional, porque vamos a tener menos mercados para nuestros productos, o sea los productos argentinos no van a encontrar los mercados que necesitan”. Por eso, el legislador razona que “es un error del Gobierno el negar permanentemente que la crisis nos vaya a afectar: la crisis va a afectar a todo el mundo y hay que estar preparados”.
En cambio, en la opinión de Carlos Heller, la cuestión de los mercados no debería por qué ser un problema: “uno debería pensar que la demanda de materias primas se va a sostener, que la Argentina exporta a países que no van a dejar de consumir, porque lo que compra está directamente vinculado a la capacidad que tienen los pueblos de alimentarse”. Heller piensa que “la Argentina tiene un ciclo virtuoso de crecimiento, que nada hace suponer que no se pueda sostener en el tiempo, incluso en el marco de la crisis, lo cual no quiere decir que nosotros estamos fuera del mundo, que la crisis va a pasar del otro lado y que no nos va a golpear. Todavía nosotros no podemos decir que estamos en la crisis, porque lo que hay por el momento son turbulencias financieras, desajustes, pronósticos negativos, pero también hay que ver cómo se reacciona frente a eso y qué es lo que hace cada uno de los actores”.
Mirar al futuro
“Hay muchas cosas para trabajar que seguramente también van a ocupar el tiempo de los parlamentarios”, reconoce Heller. Para Amadeo, “una buena administración de la política económica podría mantener un crecimiento sin problemas”. En opinión de Lozano, el Gobierno deberá trabajar sobre “la desarticulación de la política económica oficial”.
Según Triaca, “no se está mirando a futuro: en el caso de no cambiar cosas, veo un escenario complicado, pero se pueden hacer cosas para que no se complique. Es un escenario económico donde no son alertas rojas, pero hay señales del semáforo amarillo que se están volviendo anaranjadas”.
