La senadora del Peronismo Federal Liliana Negre de Alonso presentó un proyecto de ley que propone, en su primer artículo, que “los mozos y las mozas de los restaurantes, bares y otros establecimientos análogos tendrán derecho a propina por parte de los consumidores cuando su servicio se preste en las mesas”, la cual “será sobre el valor total de la consumición” e “incluida en la factura final”.

El texto destaca que la propina autorizada “será de un diez por ciento con respecto al monto total de la consumición correspondiente”, y que “no será de aplicación” dicho “porcentaje cuando la consumición sea inferior a diez pesos”. Además, lo obtenido por el trabajador proveniente de las propinas “no podrá ser descontado de su remuneración ni de los adicionales que perciba el mismo de conformidad al convenio colectivo”, y “será repartido en partes iguales entre los mozos y todo el personal de cocina”.

Por otra parte, las empresas prestadoras de servicios gastronómicos o análogos “no podrán cobrar al consumidor en concepto de cubiertos, uso de mesa, o cualquier servicio equivalente”, y el consumidor “podrá solicitar al encargado del establecimiento que se elimine la propina de la factura cuando el servicio fue prestado de modo insatisfactorio o deficiente”. La queja en cuestión “se asentará en el libro de quejas del establecimiento”, según expresa la iniciativa de la legisladora puntana.