El presidente del bloque de senadores de Unión Pro Peronista Alfredo Meckievi reclama una y otra vez que hay que “ocuparse de la política de minoridad. Yo hace rato que sostengo que, en estos tiempos, gobernar es ocuparse de los chicos”.

El ex intendente de Dolores y peronista no oficialista no repara en expresiones diplomáticas para evaluar la gestión del actual gobernador Daniel Scioli, “lo veo ajeno a la gran mayoría de las áreas y funciones del Gobierno” expresó.

El senador Meckievi, más allá de ser un reconocido dirigente peronista de la Quinta Sección Electoral, tuvo su paso por el Ministerio de Justicia de la provincia de Buenos Aries, por lo cual su voz es escuchada en los debates sobre Seguridad y Justicia que se desarrollan en la Cámara alta.

En esta entrevista con Parlamentario el legislador sentó postura sobre diversos temas en el marco de su filoso análisis político. Al tiempo que abordó sus preocupaciones y proyectos en la Cámara alta.

– ¿A qué temas está apuntando en su producción legislativa?

– El ámbito legislativo es restringido en posibilidades. No obstante, he tratado de poner el acento en algunos temas que, más que el resultado que pudiera explicitarse en la búsqueda para que se transformen en ley, uno busca entablar la discusión, posar la mirada sobre un tema.

– ¿Por ejemplo?

– He presentado el primer proyecto de reforma a la ley que regula la seguridad privada y creo que eso generó un disparador, puso la mirada en un área que no la tenía. La visualización está dada por el hecho de que la fuerza policial está en el orden de los cuarenta mil agentes, mientras la seguridad privada triplica la cantidad de agentes a la de seguridad pública, puesto que se supone que son más de cien mil.

– El Estado ahora, ¿qué hace con la seguridad privada?

– En realidad cumple con la tarea formal y administrativa y pensemos que estamos hablando de cien mil personas. En mi proyecto de ley hice una organización integral de cómo entiendo debería funcionar, de qué manera complementarse y ayudar al objetivo general de la seguridad. Ha servido como disparador, más allá de que el proyecto todavía no ha prosperado, más allá del consenso del que pareciera gozar.

– ¿Cómo se articula lo público con lo privado en este caso?

– El proyecto apunta a eso. Partimos de la base de que todos queremos mejorar la seguridad. Ese trabajo tiene que ser bien administrado, bien inspeccionado y cumpliendo la tarea específica, debe ser un proceso de descarga de muchas tareas que hoy hace la Policía de la provincia y que debiera hacerlo la Policía privada. Los espectáculos públicos, los partidos de fútbol, una cantidad de eventos, no pocas veces privados; que son soportados en desmedro del descuido del resto de la seguridad y que uno sabe que no lo puede cortar de un día para el otro porque tiene que haber un proceso. Para que ese proceso y esa transferencia se empiecen a dar hay que tener un absoluto control de qué dirección y a manos de quién se da esta responsabilidad.

– ¿Además de la seguridad le preocupan otras problemáticas?

– Es un ejemplo, porque si partimos de las leyes que yo le di importancia, hay otras materias. En el orden de las cuestiones más variadas, por ejemplo una campaña agrícola en la provincia de Buenos Aires consume noventa millones de litros de agroquímicos, esos noventa millones de litros de agroquímicos se vierten en el territorio provincial por año. Estos son datos de las empresas que venden todos esos agroquímicos. Esto genera dos millones y medio de envases, que quedan diseminados y no permiten ser reutilizados. Además queda en el recipiente hasta un cinco por ciento del producto que contiene. Bueno presenté un proyecto de ley para el recupero del envase, no para que no se utilice más fertilizante. Puede haber, lo que se denomina una trazabilidad del producto. Compra el producto y lo debe restituir, sin que eso signifique una carga económica. Pensemos que son dos millones y medio por año, multipliquemos por campañas y multipliquemos por litro. Estos son dos ejemplos, el tema de la seguridad por ahí nos preocupa más a todos, pero quería marcar dos cuestiones distintas.

– Más allá de su propia producción ha participado activamente en los debates de los proyectos del Ejecutivo…

– Tengo diferencias políticas con el Gobierno provincial y nacional, pero también la mejor disposición a tratar de ayudar a resolver un problema o cuando ese proyecto viene del Ejecutivo y uno puede incorporarle alguna modificación o enriquecerlo de alguna manera, uno trabaja de manera absolutamente constructiva.

– ¿Y en dónde cree que contribuye más?

– Sobre todo en materia de seguridad y de justicia que son dos áreas en donde yo tengo puesta una mayor propensión o inclinación, no porque sean temas hoy de actualidad, sino porque estoy preocupado y he estado al frente del Servicio Penitenciario cuando estaba en el Ministerio de Justicia. El hecho de ser abogado y haberme desempeñado como intendente, en tiempos en que la inseguridad pasó a ser tema de la agenda municipal, también hacen a esa propensión.

– ¿Por dónde podríamos empezar con esta cuestión?

– Primero, tratar de no hablar de la coyuntura porque esa es una tendencia al facilismo; el caso Candela y demás, sobre el cual tengo mi opinión formada, pero de esa manera uno le quita perspectiva al tema.

– Y segundo…

– Es un tema que se manosea mucho y cuesta encontrar gente que realmente hable con propiedad de la cuestión. Casi siempre se habla de lo coyuntural y no se tiene una visión global y esto me preocupa porque se nos va la vida y con el tiempo que pasa empeora la situación cuando no se toman las decisiones adecuadas.

– ¿Esto sería la perspectiva pero ya ingresando en la cuestión…?

– Lo primero es reconocer cuáles son los andariveles de esta problemática. Porque uno a veces, va contra determinado funcionario y esto es una política integral. El delito tiene un origen, hay una fábrica del delito, que lo dan y lo contribuyen determinados factores: sociales, económicos, el repliegue del Estado sobre distintas áreas lo puede agravar o lo puede mejorar.

– ¿Cuál es el rol de los municipios?

– En los municipios, cuando se instala el tema delictual, cada intendente quiere tener una policía. La Provincia accede y crean las policías municipales que es un engendro de agentes de tránsito con la tradicional.

– ¿Así no hay solución?

– El municipio debe ocuparse de la formación y contención de los chicos. Es el combate de la droga a través del fortalecimiento de los ámbitos educativos, recreativos, de la práctica del deporte. Ahí debe estar toda la energía del municipio porque no hay otra área que pueda hacer esa tarea, más allá de que la Provincia o la Nación pueden colaborar. Esa es la tarea de un intendente que quiere mejorar la seguridad, ocuparse de la política de minoridad. Yo hace rato que sostengo que, en estos tiempos, gobernar es ocuparse de los chicos y no es un slogan facilista de una elección.

– ¿Alguien se ocupa?

– ¿Están creados los Consejos Municipales que obliga la Ley de Minoridad? En casi ningún lado. No están funcionando y en algunos lugares es meramente formal decir: tengo un asistente social, pero no funciona; no están visualizados, no están internalizados en las comunidades y es la tarea número uno que sólo puede realizarla el municipio. Y lo dice alguien quien primero puso en el país las cámaras de seguridad. El primer distrito que puso cámaras de seguridad en las calles fue Dolores. Pero el tema es el abordaje de los Consejos de Minoridad, porque ahí está el talón de Aquiles, porque esto genera la impunidad, en la medida en que tampoco la Provincia tiene las áreas para reencauzar la minoridad, entonces la fábrica de delito funciona a pleno. Podrá haber diez casos Candela al año o ninguno, por suerte o porque la prensa no lo instala, y no estás haciendo nada de lo otro, no quiere decir que tengas una mejor seguridad.

– Convengamos que la Provincia tiene realidades diversas

– Uno tiene la tendencia de hablar del esquema exclusivamente policial, que es una faz. Hablábamos de cómo se debe definir una política. Cuando definimos una política tendríamos que tener una mirada puesta en esto que generalmente se saltea y que es importante: hoy día la fábrica de delito está a pleno. Ni la Provincia tiene ámbitos de atención para los chicos ni los municipios, por más que se golpeen el pecho los intendentes y pongan patrulleros, compren uniformes y todo lo que se mande a comprar.

– Bueno pero entonces se produce el hecho…

– Ahí está, y comienza otra fase que es donde está toda la sensibilidad. La política de seguridad tiene que partir de consensos. Nosotros acá vivimos una contradicción entre el marco teórico y el marco práctico.

– ¿Cómo es eso?

– Acá se hizo una reforma al Código de Procedimiento Penal (CPP), a la que nadie se anima, en público, a cuestionar. Allá por el año ´96 en adelante se disolvió la Policía. Ahora bien, en el marco teórico la respuesta que se da con la reforma del CPP, es que vos tenés todas las garantías, toda la ecuanimidad del proceso, pero en el marco teórico. En el marco práctico ¿qué sucedió? Que la Policía tenía alrededor de ocho mil oficiales que instruía los sumarios, las denuncias y hacía las investigaciones. Vino la ley, que es un avance en materia teórica, lo resolvió teóricamente pero no puso los elementos materiales y humanos para reemplazar esa estructura que existía, me parece bien el cambio, pero es un cambio incompleto. Al día de hoy y habiendo transcurrido desde entonces unos quince años más o menos, recién tenemos alrededor de quinientos fiscales, en toda la Provincia; que son aquellos que tienen que llevar adelante las investigaciones.

– Es como que lo viejo no muere y lo nuevo no nace…

– No decimos que los que hicieron el CPP sean los malos y nosotros los buenos. ¿De qué hay que dotar a los fiscales? también esto vino de la mano de que era necesaria, con la reforma, una determinada cantidad de funcionarios judiciales abogados. Luego viene el proceso de descentralización y cada fiscal hace cuasi lo que puede, dentro de lo que quiere y desapareció la inteligencia. Es así como la Justicia junto con la Policía llegan por detrás del hecho, porque desapareció la investigación como tal. De ocho mil se pasó a quinientos hoy, que están desmantelados. Y esta autonomía fiscal no vincula un hecho con el otro hecho, mientras tanto el delito es cada día más complejo en su administración y encuentra facilitado el camino. Además falta agregar un control de gestión, que es la falla más grande que tiene el Estado en todos sus estamentos.

– Pero la Policía Judicial ¿es viable o no?

– Digo que es una posibilidad si definís cuál es el plan porque, en algún momento, se dijo que la investigación quedará en manos de los fiscales. Perfecto. Para lo cual, como sospechamos de la Policía y sobran razones para sospecharla, vamos a crear la Policía Judicial. Pero como no hay un plan coherente, este año tuvimos un proyecto para hacer una Policía del Ministerio de Seguridad que todavía se está impulsando ¿Qué vamos a tener? ¿Diez policías? Esto habla de las incoherencias.

– ¿Qué falta entonces?

– Lo que nos está faltando a nosotros en materia de Estado es lo obvio. Porque fijémonos en las contradicciones. Es una dinámica no conducente, las áreas tienen que ir creciendo en una demanda de prioridades, conforme a un plan que tiene que ser consensuado por lo obvio. Y esto está faltando. Uno está preparado para que, si se mueve un ministro, todo lo que vino en un sentido pase a ser de otro. Y creo que falta consensuar lo obvio.

– ¿Imagino qué también está la fase del Servicio Penitenciario?

– Ahí está la resultante del fracaso de la sociedad que no resuelve los problemas. Es el espejo en donde te podes mirar. El 65% de quienes están ahí pasaron en algún momento por un Instituto de Menores. Son datos. Y no menos del 80 ó 75% son reincidentes en el delito. No menos del 85 a 90% son personas que tienen algún tipo de adicción a las drogas. Entonces si uno mira eso, es dónde hay que ir poniendo el foco surge casi con naturalidad. Si no hay cárceles exclusivas para rehabilitación de adictos, no tiene sentido, porque lo que se hace ahí es un depósito de personas. No cura su padecimiento, su enfermedad. Acá se cree, a veces, que construir cárceles es extender las políticas represivas y es todo lo contrario.

– ¿Qué opinión tiene de Scioli?

– Tengo casi un rechazo visceral cuando no veo hombres de la historia de la política bonaerense gobernando el distrito de Buenos Aires. Los bonaerenses debemos buscar y preguntarnos por qué no hemos logrado instalar nuestros propios dirigentes.

– ¿Y la gestión de Scioli?

– Lo veo ajeno a la gran mayoría de las áreas y funciones del Gobierno. No veo un rumbo y una dirección, por lo menos apropiada. No podría individualizar una gestión que yo valore porque me parece que están contaminadas con el mismo signo y significado. Por eso creo que esta etapa va a marcar, con esta elección, un hito; donde se va a replantear una nueva referencia.

– ¿Cómo se explica el apoyo popular al gobernador?

– Me rindo ante la evidencia del respaldo, pero también es cierto que aquí no se han construido alternativas que puedan enamorar a la comunidad. Me siento parte de la crisis, lo cual no hace que uno tenga una idea.

– ¿Cómo se explica?

– Siendo intendente, cuando Solá acordó con Kirchner, también estuve enfrentado al Gobierno de Solá; digamos, al nacional y al provincial, identificándome con el peronismo pero con el peronismo no oficialista. De hecho yo trabajé y fui electo senador en una lista que encabezaba Francisco de Narváez cuando él era una alternativa del oficialismo. Cuando él cambió de actitud y hace la alianza, no era aquello que nosotros perseguíamos y teníamos como objetivo.

– Ahora está con Duhalde y Amadeo entonces…

– Lo de Duhalde y lo de Amadeo es aquello que veníamos todos abrazando como el Peronismo no oficialista. Nosotros habíamos acordado, y así se había hecho público hace bastante tiempo, que el Peronismo Federal iba a definir candidaturas y a esa candidatura la íbamos a apoyar.

– ¿Por qué no a Rodríguez Saá?

– Bueno porque lo de Rodríguez Saá yo creo que es un proyecto del oficialismo, del kirchnerismo, al punto tal que tiene la desfachatez de presentar como gobernador en la provincia de Buenos Aires al candidato a senador por la provincia de San Luis. Representa una posibilidad más de atomización de un espacio que toda la dirigencia no logró darle forma, estamos pagando las consecuencias, y por eso la gente ha votado como votó.