El laberinto del Pro

Imprevistamente en la Legislatura se recalentó la interna del oficialismo. La puja es por la redistribución de los espacios de poder. También comenzó la lucha por la sucesión de Mauricio Macri.

A pesar del contundente triunfo obtenido ante el candidato K, Daniel Filmus, el reelecto jefe de Gobierno, Mauricio Macri, contempla absorto cómo día a día debe lidiar con las internas palaciegas que emergen en el seno de su bloque en la Legislatura.

Es cotidiano escuchar en los pasillos del Parlamento porteño el augurio de que asoman batallas en el oficialismo. El estado de ebullición es palpable en los movimientos de sus legisladores. Cada sector que cohabita en el macrismo mueve sus fichas sigilosamente para ganar espacio y poder.

Evidentemente el conglomerado que gira alrededor de la figura de MM aún no asumió el riesgo que conlleva convivir con el poder; por lo pronto en la actualidad es difícil observar una bancada unida monolítica y políticamente pese al triunfo aplastante de Macri el 31 de julio último. Las divergencias -puertas adentro- no ceden entre los distintos componentes de ese espacio político que actúa en la Legislatura. Cabe recodar que en el Pro conviven demócratas, demócratas progresistas, peronistas, radicales e independientes, entre otros.

Entonces, es lógico imaginar que pueda existir una guerra sorda y no declarada, y que esencialmente radica en la búsqueda continúa de ganar espacios de poder por parte de sectores que obedeciendo a liderazgos intentan desembarcar en playas aún no conquistadas o prontas a ser descubiertas y a las que pretenden hacerlas suyas.

“Ojalá no estemos en el umbral de un desmembramiento”, sostuvo ante Parlamentario, en riguroso off the record, un diputado del Pro que intenta llevar calma a las huestes del jefe de Gobierno.

La primera pauta de la disputa interna se puede observar en la descarnada pelea que se está librando por la vicepresidencia 1° de la Legislatura, cargo que ocupa Oscar Moscariello y por la jefatura del bloque que ostenta el peronista Cristian Ritondo.

Si todo queda como en la actualidad, evidentemente el ex presidente de Boca Juniors habrá logrado “calmar a las fieras”, pero lo que hoy ocurre internamente son señales muy claras que ante las antenas de cualquier ciudadano común no podrían pasar desapercibidas e ignorarlas dejarían de ser útiles para descifrar lo que, en el futuro cercano, podría suceder al oficialismo porteño. Tal vez por eso, algunos legisladores sostienen que Macri debe involucrarse y poner punto final a la disputa interna.

La puja interna

Lo cierto es que la interna del PRO es inocultable y día a día se recalienta a partir de dos factores: la próxima redistribución de los espacios de poder y la sorpresiva velocidad que toma la lucha por la sucesión de Mauricio Macri, que no podrá ser reelecto jefe de Gobierno en el 2015.

A estos dos factores, se le puede agregar otra, que aparentemente no tiene nada que ver con la política, pero en fondo sí: las elecciones del club Boca Juniors, donde el jefe de Gobierno y varios dirigentes del Pro han decidido jugar. Uno de los sectores que responde al candidato xeneize en la Legislatura, Daniel Angelici, mayoritariamente integrado por legisladores radicales macristas han comenzado a incursionar en terrenos con el objeto de ganar espacios de poder a raíz de que -so pretexto de que MM iría como candidato a representante de socios en la lista de Angelici- se requiere de toda la maquinaria política y propagandística para garantizar una victoria en el club de la ribera. Según ese criterio, haber sido reelecto jefe de Gobierno con la diferencia que lo hizo y obtener nuevamente la presidencia de la entidad boquense a través de la agrupación que lo representa, sería un plafón inconmensurable en su carrera por la presidencia de la Nación en 2015.

De acuerdo con lo que se deja trascender desde el macrismo ese objetivo justificaría la intensidad de la tarea que emprendieron estos legisladores, aunque ese despliegue pareciera un avance sobre al sector peronista el que -según se comenta- se siente desplazado de los lugares estratégicos del Gobierno y en contrapartida estarían luchando por arribar a la vicepresidencia del Parlamento de la Ciudad.

Ese esquema en el Poder Legislativo porteño estaría siendo fogoneado por el actual titular de la bancada, Cristian Ritondo, quien se estaría autopostulando para reemplazar a Moscariello.

A todo ello no estaría ajeno el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, quien consagrado hoy por hoy a consolidar su poder, estaría proponiéndole a su jefe que María Eugenia Vidal pida licencia como vicejefa y siga al frente de Desarrollo Social. La idea no le caería del todo mal al jefe del PRO, que estaría pensando en colocar en la presidencia de la Legislatura a un diputado de su mayor confianza, Fernando De Andreis. Esto, obviamente, implicaría el desplazamiento de Oscar Moscariello. Por otro lado, el cortocircuito de Macri con Eduardo Duhalde habría debilitado al titular del bloque Cristian Ritondo.

Esta posible movida habría entrado en el análisis del dirigente peronista y ante el temor de que la maniobra siga su curso comenzó a hacer “olas” ante sus pares de bloque para que no ocurra aquello que en momentos cruciales de inseguridad se suele recordar: “hoy vienen por mí mañana irán por ti”.

La dimensión de la interna macrista también prevé la firme decisión de Rodríguez Larreta de desmantelar los pocos enclaves con los que cuenta aún Gabriela Michetti en el Gobierno de la Ciudad. Junto con esto la idea sería afianzar el rol de Vidal como eventual sucesora de Macri.

Según la marcha del plan, su etapa final sería exiliar a Michetti en el Senado nacional en el 2013, excluyéndola así de la carrera por la jefatura de Gobierno. Los recientes intentos de la diputada nacional por mostrarse como puente entre el Pro y el cristinismo habrían terminado de enardecer a Rodríguez Larreta, quien ahora negociaría el cambio de bando de algunos de los michettistas claves, como el Secretario General del Gobierno, Marcos Peña.

Esquirlas

Otro de los aspectos de la puja, es por el lugar que dejaría María Eugenia Vidal en el Ministerio de Desarrollo Social, cuando el 10 de diciembre asuma como vicejefa de Gobierno.

Candidatos no faltan, en ese rubro se había anotado en un momento el rabino y electo legislador Sergio Bergman. Pero fue rápidamente descartado por Macri luego de que leyera un informe que aseguraría que la Fundación de Bergman recibió del Gobierno de la Ciudad siete millones de pesos cuya rendición merecería serias observaciones.

También el diputado Martín Borrelli una de las primeras espadas que el macrismo exhibió ante la Comisión Investigadora por el tema de las escuchas telefónicas vio su futuro incierto en algún momento, todo provocado por las refriegas que internamente se desarrollan hacia dentro del macrismo, sin embargo pareciera que el diputado recaerá en uno de los cargos que le corresponde al oficialismo en el Consejo de la Magistratura.

Lo cierto es que el desmantelamiento de la oposición es un factor que contribuye a tensar aun más la interna macrista. En el actual clima de naufragio opositor, el PRO aparece como la única fuerza política de subsistir a los efectos del huracán Cristina. Todo indica que después del 23 de octubre, al menos por un tiempo, el PRO será el eje de los intentos que se hagan para rearmar la oposición, además de las luchas intestinas que no paran de esmerilar la gestión de Mauricio Macri.

Mal de ausencias

Sin embargo pareciera que la batalla principal -por ahora- se hubiera llevado a cabo en oportunidad de celebrarse el octogésimo aniversario del Edificio que alberga a la Legislatura porteña, un evento donde el vicepresidente 1° Oscar Moscariello intentó mostrar “la casa de la democracia” como él mismo la denominara al momento de hacer uso de la palabra, como el ámbito en el que se lleva cabo el diálogo y el consenso, cuyo producto terminan siendo las leyes que la administración de la Ciudad requiere, empero sus expectativas quedaron frustradas ante la ausencia casi en masa de los integrantes de la bancada macrista, además del vacío producido por los funcionarios del Gobierno porteño de los cuales ninguno participó. Moscariello sólo se vio acompañado por sectores de la oposición y por los ex jefes de Gobierno como Jorge Telerman y Aníbal Ibarra. El lamentable episodio habrá sido el inicio de la batalla en el Pro. El tiempo dirá si fue así nomás.

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