Es un disparate, no les importa nada, ni el más mínimo sentido de actitud responsable”, fue la frase lapidaria que emitió uno de los dirigentes de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) sobre el proyecto de reforma de la Carta Orgánica del Banco Central anunciado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

En las últimas horas se multiplicaron las conversaciones entre dirigentes y popes del establishment local, advirtiendo que una reforma de la Carta Orgánica del BCRA podría ser muy contraproducente en el mediano y largo plazo.

“Aquí hay que empezar a plantearse un escenario absolutamente inflacionario, y lo peor de todo, con un marco de gran incertidumbre sobre las reservas”, aseguró el mismo dirigente.

La preocupación es tal que hubo conversaciones y consultas permanentes entre los hombres de la AEA, de la UIA (Unión Industrial Argentina) y de Adeba (Asociación de Bancos de la Argentina).

Un punto concluyente fue el clima de negocios. “Está claro que con todo esto y con lo que le han hecho a YPF, el clima de inversión que están creando da miedo realmente”, resaltó un dirigente de Adeba.

Pero además de la preocupación del establishment por el clima de negocios poco propicio que reina por estos días en el país, se le agrega los amagues de “levantar campamento” por parte de algunos empresas.

En este caso se trata de importadores, especialmente de automóviles, tras las nuevas trabas para ingresar productos al país que se comenzaron a implementar el mes pasado.

Las restricciones a las importaciones ha comenzado a tener efecto en diversos sectores pero uno de los más complicados es el automotriz y especialmente autopartes.

Desde que comenzó el doble control, declaraciones juradas de importación y control de compras por parte de la Secretaría de Comercio, hay cada vez más faltantes de repuestos, tal como lo admiten tanto en Cidoa (Cámara de Importadores de Automotores) como en Adefa (Asociación de Fábricas de Automotores).

De allí es que ha surgido un rumor cada vez más firme sobre que algunos importadoras de automóviles están pensando seriamente en no continuar con esa actividad en el país.

“Es cada vez más difícil importar vehículos, importar repuestos, y esto provoca temor en la gente, lo cual incrementa el descenso de las ventas. Sinceramente, hay que replantearse si el negocio puede seguir así o no”, agregó un importante importador de automotores.

Tal como está el panorama, entonces, se puede ver que las señales no son buenas, ni para la industria ni el comercio. Habrá que seguir muy de cerca en los próximos meses la evolución de las inversiones, porque todo indica que el crecimiento de las mismas se va a desacelerar en forma considerable.