Al parecer, y con el funcionamiento en pleno de las nuevas herramientas de intimidación sancionadas en diciembre, en el Congreso sólo se escuchará la voz oficial.

Luego que la imagen del kirchnerismo cayera en el 2009, el Ejecutivo intentó contar con fuertes instrumentos de acumulación de poder real, es así que a través de la Ley de Medios y de estatización de las AFJP entre otras, logró su cometido. Sin embargo, ante las nuevas amenazas que podían configurar estadísticas privadas con valores alejados del Indec, los reclamos sindicales por indexación salarial o las quejas de ambientalistas en contra de la política prominera, decidió pergeñar herramientas de intimidación para que no quedaran en evidencia las debilidades del modelo.

Estos instrumentos fueron las leyes sancionadas a fines de diciembre pasado, cuando se modificó el Código Penal elevando penas sobre delitos tipificados en forma laxa, permitiéndose interpretaciones antojadizas; a partir de esta sanción, quien mediante “noticias falsas”, supuestamente sea responsable de una variación de precios, podrá ir 2 años a prisión; o quien realice un acto con el fin de “aterrorizar la población” deberá purgar el doble de las penas establecidas.

Es así que las herramientas de poder sumadas a las de intimidación, abrieron una puerta por la que no queremos ingresar nuevamente: la del terror y la coerción ejercida por el mismo Estado, que pueden terminar transformado a esta Democracia en un régimen autoritario y hegemónico.

Para poner en ejemplos concretos cuan hondo a calado el temor, traigo a colación algunos casos: el año pasado, y ante la evidente falta de combustibles, presenté una medida cautelar y un amparo a la justicia; ninguna asociación de las estaciones de servicio las avaló por escrito, temiendo que dejaran a sus estaciones sin combustible; es un miedo con ciertos fundamentos: 2000 estaciones de servicio cerraron el periodo K.

Otro hecho sorprendente fue cuando, a la hora de los discursos en el encuentro previo a la Fiesta de la Vendimia en Mendoza entre productores y Gobierno, a media voz los empresarios se quejaban de la presión impositiva, del cierre de importaciones, de la falta de competitividad cambiaria… comentarios que no se tradujeron en el discurso de los productores, ya que el mismo no fue leído… ¡por falta de tiempo! Pero más allá del silencio formal, la situación es insostenible; aunque nadie se arriesga a una inspección “extra” de la AFIP, o a ser tratado como un terrorista económico.

Finalmente, lo más grave se está produciendo esta semana. Frente al tratamiento de la reforma de la Carta Orgánica del BCRA, y a pesar de haber convocado a más de 15 especialistas en la materia, hemos logrado sólo que la Presidenta del Banco Central venga a la Comisión de Economía del Senado (la cual presido) a dar su opinión sobre la reforma y su efecto en la economía.

La evidencia práctica, pone de manifiesto los efectos de la degradación institucional alcanzada, y la pérdida de garantías individuales. Debemos preguntarnos qué haremos de acá en más para corregir este rumbo; si la Democracia está amenazada, está amenazado también el futuro de nuestro Pueblo.