– ¿Qué opinión tiene de la política exterior que lleva a cabo el Ejecutivo por la causa Malvinas?

– Principalmente felicito al Gobierno nacional por haber logrado que Unasur prohíba las banderas ilegales de Malvinas que quieran arribar a los puertos. No podemos admitir que se reconozca Malvinas como Estado independiente porque ese sería el primer paso para el reconocimiento de un Estado falaz. El Gobierno nacional estuvo acertado en ese punto. Creo que a la política de hostigamiento al bolsillo de empresas inglesas, que efectivamente hay que cuestionar y demandar, le falta una política de cooperación con los habitantes de las islas. Ahora bien, no hay que caer en la actitud ridícula como no comprar a los ingleses algo que necesitamos. Creo que hay improvisación en las políticas de la ministra Débora Giorgi.

– ¿En qué debe basarse esta relación de cooperación?

– Hay que ofrecerles transportes, salud, cultura, becas, deporte; una batería de ofertas que no van a aceptar pero que vamos a reiterar. Vamos a demostrarles que están a tiro de trámite para ser argentinos. Todo esto para que nadie sostenga que Argentina es colonialista. La cooperación va a desarticular esa argumentación de los señores usurpadores de que somos hostiles y agresivos. Por otro lado, propongo que la Cámara de Diputados invite a las asambleas comunitarias de Malvinas, no como entidad política, sino social. Y en tercer término, hay que anudar compromisos en la sede de la Unión Africana para que apoye el reclamo argentino. Igualmente en Asia, todo esto para disputarle país por país a Gran Bretaña, hasta lograr una mayoría mundial que exija debate. Pero todo lo que digo no significa no tener buenas relaciones con Londres. No hay negociación posible si rompemos los lazos. Hay que ser inteligentes.

– ¿Cree qué el país está indefenso desde el punto de vista militar?

– Sin duda alguna y eso debilita el poder nacional. No desaparecieron las hipótesis del conflicto, más cuando lo hay por la posesión de recursos naturales en todo el mundo. Este conflicto está en todos lados, por ejemplo entre Rusia y Canadá por el Atlántico Norte.

– Más allá de eso, ¿qué le parece la idea de autodeterminación de los pueblos que postuló aquel grupo de intelectuales?

– No puede admitirse lo que están planteando Beatriz Sarlo y otros, que han demostrado que carecen de pensamiento. No se le puede otorgar la autodeterminación al pueblo, como proponen, porque es como haber terminado con la causa y olvidar la usurpación ilegítima de las islas. O no tiene neuronas o trabajan para los enemigos de la Argentina.