La Legislatura no encuentra la forma para aprobar la reforma tributaria, que es fundamental para Daniel Scioli. La norma establece una significativa suba de impuestos que es resistida por los sectores directamente afectados. Desencuentros con Gabriel Mariotto.
La reforma tributaria y ampliación de las posibilidades de endeudamiento que la administración de Daniel Scioli remitió a la Legislatura en la primera quincena de abril tiene todos los condimentos necesarios como para ganar espacios en los principales medios de comunicación de la República.
Se trata de una norma que plantea una reforma tributaria que se limita a aumentar las alícuotas de Ingresos Brutos, Sellos, Inmobiliario Rural y Automotores para hacer frente a la crisis financiera que está atravesando la Provincia.
También la normativa comprende un revalúo de las propiedades rurales y autoriza ampliar las posibilidades de endeudamiento del Poder Ejecutivo a través de Letras del Tesoro Provincial.
Pero la iniciativa, una especie de reacción automática del gobernador ante la imposibilidad de enfrentar -cada vez más- las graves faltantes de caja, cayó en un colchón que se fue zurciendo en el Palacio Legislativo desde el mismo momento en que se definieron las actuales autoridades. Decisión que, según señalan todas las fuentes recayó sobre la responsabilidad del Poder Ejecutivo nacional, más que el provincial o incluso de los propios representantes del pueblo en los cuerpos.
Los cruces entre Sciolistas y kirchneristas comenzaban a ser públicos, ya no eran en bambalinas, cuando el proyecto irrumpió en el Palacio Legislativo con la idea de recomponer la situación de los municipios, que habían visto caer su masa coparticipable en 920 millones de pesos.
La propuesta de ley, de todas maneras, tiene otro componente importante, la reacción que generó en las organizaciones sectoriales agropecuarias, en un principio; y a los propios propietarios de campos, en segunda instancia. Debate de intereses que el kirchnerismo no esquiva y que Scioli… no sabe, no contesta.
“Una ley de estas características tiene que tener un necesario componente político” aclaró un legislador del oficialismo que indirectamente reclamaba acciones políticas cuando agonizaba en la Cámara baja el acuerdo parlamentario. Pero la historia había comenzado en el Senado.
La Reforma va
Más allá del ruido mediático que tuvo el episodio de la publicidad oficial y la batalla semiológica que la prosiguió, en rigor, fue sumamente precario el acuerdo parlamentario que el Senado conducido por Gabriel Mariotto, alcanzó para aprobar la reforma tributaria, endeudamiento y revalúo.
El bloque oficialista en la Cámara alta cuenta con 28 integrantes, en teoría tiene quórum propio, por lo tanto lo primero que sorprendió en el Senado fue que la sesión haya arrancado con siete bancas vacías del propio bloque oficialista.
Se supo que las bancas vacías eran de los legisladores de la sciolista “Juan Domingo” que negaban el quórum por no estar de acuerdo con el temario de “sobre tablas”, específicamente con respecto a la solicitud de informes sobre los gastos en publicidad del gobernador. Nadie habló de los tres proyectos, también de la solicitud de informes, sobre la construcción de viviendas sociales en Pinamar, un caso que involucra al intendente de Pinamar, Blas Altieri, un aliado incondicional de Scioli.
Los bloques completos de la UCR, FAP, CC-ARI y el de Unión Pro Peronista con dos ausencias, más un bloque unipersonal; aportaron la presencia para el arranque de la sesión y así lo dispuso el propio presidente del Cuerpo, luego ingresaron los senadores que responden al gobernador.
Al momento de la votación de la Reforma Impositiva; que necesitaba de dos tercios de votos positivos de los presentes para ser aprobada, había 44 senadores en sus bancas. La propuesta contó con 29 votos positivos, 28 del FpV-PJ, más el de Esther Barrionuevo del Peronismo Federal. Faltaban Roque Cariglino y Ricardo Zamperetti de Unión Pro Peronista. Existe una vieja discusión de fracciones en el Senado. Dos tercios de 44 es 29,33. La mitad de la biblioteca dice que 29,33 son 30 senadores y la otra mitad dice que solo alcanzando el resto de 51 o más corresponde sumar un voto más, es decir un senador.
Pero siempre en el marco del acuerdo parlamentario el reglamento también jugó a favor de la mayoría. Es práctica usual “aprobar en general” un proyecto de ley y “rechazar en particular” determinados artículos: en el Senado de Mariotto el bloque de la UCR y el FAP votaron “en contra en general” y “en particular a favor” de los artículos correspondiente a la ampliación del endeudamiento, que a la sazón son los que exigen contar con más de dos tercios.
En definitiva en estas condiciones es que el proyecto remitido por el Ejecutivo pasó a la Cámara baja mientras en los patios de la Legislatura se forcejeaban empleados de seguridad con manifestantes que querían ingresar.
La reforma se frena
“Espero que los diputados no pongan palos en la rueda y sancionen el proyecto del gobernador” dijo Mariotto sin formalismo y con mucha ironía cuando los diputados no encontraban la fórmula para avanzar hacia el recinto, una semana después de los sucesos en el Senado y luego de innumerables cruces entre dirigentes sciolistas que lo acusaron precisamente al vicegobernador de “poner palos en la rueda” a la gestión de Scioli.
Horacio González, el presidente de la Cámara de Diputados, con la colaboración permanente del vicepresidente, José Ottavis, y desde otro plano del jefe de la bancada, Juan De Jesús, se pusieron al frente de las negociaciones.
El oficialismo trató de avanzar con la UCR, la segunda minoría luego de la mayoritaria bancada del FpV-PJ en la Cámara baja, contando en sus alforjas con los tres diputados de Nuevo Encuentro como aliados incondicionales.
El oficialismo en Diputados no tiene quórum propio, posee 43 diputados sobre un total de 92, tampoco los dos tercios, 61,33 diputados sobre el total del Cuerpo. Pero recordemos que es sobre los presentes que se contabiliza la mayoría para ser aprobada o sancionada la ley en ciernes.
La bancada mayoritaria no pudo salir con la suya en el primer intento, luego insistió con “ventanillas paralelas” y tampoco logró su cometido. Finalmente admitieron modificaciones y fueron por el tercer intento. El resultado fue igual. Ahora la cita es el 31 de mayo, por lo tanto los referentes del oficialismo deberán trabajar mucho para lograr el objetivo.
Hay que tener en cuenta que el reglamento de la Cámara de Diputados es mucho más explícito que el Senado y establece textualmente que los proyectos que contemplen endeudamientos deben ser aprobados, “en general”, con dos tercios de los presentes.
El detalle
El proyecto de ley que está caratulado como A-1/12-13 tiene vida aún. Por un lado, los bloques opositores que tienen responsabilidades de gobierno no descartan algún entendimiento, ya que según ellos aporta fondos frescos que salen del endeudamiento para los municipios.
Pero la cosa se complica con los aumentos de los impuestos, aquí muchos opositores entienden que el revalúo debe ser por decreto del gobernador y que sólo se puede discutir cuánto se aumenta el IIR.
El revalúo impacta fuertemente en las arcas del Gobierno nacional, de allí saldrán nuevos o mayores aportantes de Bienes Personales y Ganancia Mínima Presunta. Pero para que el revalúo empuje las alícuotas del IIR tendrá que resolverse a través de una ley.
En el medio están los aumentos, que también necesitan una ley, en los Ingresos Brutos de cable y telefonía, pero además de productos básicos a partir de un cambio en las cuotas de categorías en el comercio mayorista y minorista. Las cooperativas de consumo perecen estar cerca del acuerdo para mantener la condición actual. Sellos también aumenta por ley. El aumento de Ingresos Brutos no genera consenso en ninguna oposición, consideran que en su condición de impuesto indirecto es inflacionario, algo que padecemos todos pero “principalmente los que más necesitan”.
“Pero para que la ley sea ley”, no hay que detenerse en detalles “hace falta política” dijeron en la ciudad de las diagonales, la capital de la provincia de Buenos Aires.
