Barbaridad: f. Dicho o hecho necio o temerario.
(Diccionario de la lengua – Real Academia Española)

En la exposición ante el Senado de la Nación, el Jefe de Gabinete de Ministros, Juan Manuel Abal Medina, dio a entender sin pudores que la provincia de Mendoza no había resultado perjudicada por la Promoción Industrial y luego sin ponerse colorado agregó que “Hay una manía obsesiva de pensar en dólares”.

Los dichos del funcionario, quien citó a la ministra de Industria de la Nación, Débora Giorgi, son necios y/o temerarios y se encuadran perfectamente dentro de la definición de la Academia.

Para un mejor entendimiento de las razones por las que nos atrevemos a decir que Abal Medina está equivocado podemos recordar que, si bien Giorgi plantea que Mendoza “no se encontraba al momento de la entrada en vigencia de la Ley 22.021, ni en la actualidad, como una de las provincias menos desarrolladas del país…”. La lectura de cualquier texto básico de economía nos indicaría que, para hacer cualquier análisis, no podemos evaluar a partir de los valores absolutos del desarrollo de Mendoza sino a partir de la situación con y sin Ley de Promoción o en términos económicos, la situación con o sin proyecto.

Si analizamos los números del Producto Bruto Geográfico de Mendoza, San Juan, San Luis, Catamarca y La Rioja entre 1977 y 2007 (último año con datos homogéneos y sin contar el efecto de la minería, como en Catamarca), Mendoza cedió casi $4.100 per cápita anuales (en $ de 2011). Esto significa que si no hubiese habido Promoción Industrial, cada mendocino, sin distinción de clase social, hubiese tenido en su patrimonio $4.100 adicionales (que no tuvo). Y eso sólo si consideramos el año 2011, en realidad también deberíamos tener en cuenta la pérdida por cada uno de los 33 años anteriores.

En relación a la obsesión compulsiva respecto de la compra y tenencia de dólares, es necesario recurrir nuevamente a los textos básicos de economía para responder al Jefe de Gabinete: el problema no es el dólar estadounidense sino el peso argentino en el que la gente no confía. En un país con la historia inflacionaria del nuestro en el que en los últimos cinco años hubo alta inflación, los ciudadanos actúan coherentemente. Si no confían en el peso y dadas las restricciones que impone el Ministerio de Economía, inevitablemente, ciudadanos de a pie, ministros y la misma familia presidencial deciden comprar dólares para resguardar sus ahorros.

Hubo más barbaridades dichas sin pudor, como que Ciccone Calcográfica “no tiene contrato con la Casa de la Moneda para imprimir billetes” y otras calladas al no responder los cuestionamientos del senador Ernesto Sanz respecto de los pasivos ambientales radioactivos de Sierra Pintada en San Rafael, provincia de Mendoza.

En relación con la promoción industrial, resta esperar que los dichos de la ministra de Industria no anticipen la firma de los convenios, último requisito para la plena vigencia del Decreto 699/2010 por el cual Cristina Fernández de Kirchner reavivó la Promoción Industrial, que continuará perjudicando a nuestra provincia, dato éste último que debería tener presente nuestro gobernador Francisco Pérez.

A pesar de estos dichos, sabemos que el jefe de Gabinete es un hombre inteligente y de bien y sólo esperamos que en su función pueda articular la mejor política antiinflacionaria posible, como reclama la ciudadanía.

El éxito en la lucha contra la inflación que todos deseamos, debe permitir el paso de dólares a pesos y su reingreso al ciclo productivo como reflejo de la confianza en nuestras instituciones monetarias.

Mariana Juri y Enrique Vaquié son diputados nacionales de la UCR