Eso es “no estar preparado para gobernar”, dijo el legislador radical cordobés, quien detalló los recursos que el Gobierno obtuvo por la vía del gravamen por ganancias.
El diputado nacional Oscar Aguad (UCR-Córdoba) rechazó el argumento del oficialismo de que existan actitudes destituyentes detrás del reclamo por el aumento del mínimo no imponible en el impuesto a las ganancias y sostuvo que “ampararse en la excusa de la destitución es no estar preparado para gobernar”.
En su intervención en la sesión ordinaria de este miércoles de la Cámara baja, Aguad impulsó sin éxito ante la negativa del oficialismo el debate y aprobación de una serie de proyectos que, enumeró, “tienen una misma finalidad: el aumento del mínimo no imponible en el impuesto a las ganancias para el sector que trabaja”.
“Gobernar es una tarea complicada, el que gobierna está sometido a los partidos de la oposición que deben ser implacables en su postura opositora porque ese es el sistema. Además, está sometido quien gobierna a los lobbys, a las presiones de quienes producen y de los sindicatos”.
“Como alguien dijo, gobernar es cabalgar sobre un tigre furioso. No hay actitud destituyente en ninguno de esos sectores. Ampararse en la excusa de la destitución es no estar preparado para gobernar”, remarcó Aguad, quien sostuvo que “gobernar significa asumir las responsabilidades y saber que se cabalga sobre un tigres furioso. Los partidos políticos argentinos tienen la obligación de estar preparados para gobernar”.
“Me pregunto cuál es la razón por la que el PEN tiene que recurrir a gravar el salario para poder financiar el gasto público”, dijo Aguad, y refirió que algunos números permitían “entender esa razón”, tras lo cual precisó, que “desde 2004 los ingresos aumentaron en la Argentina el 85% y el gasto el 117 %; el superávit fiscal de 30 mil millones de pesos de 2004 pasó a ser un déficit fiscal calculado para este año en 50 mil millones de pesos; la presión impositiva pasó del 21% de 2003 al 34 % en 2011, lo que es récord en la historia del país”.
“Por ese incremento se recaudaron 300 mil millones de dólares más. Sin embargo, este modelo exitoso para algunos de crecimiento continuado durante 8 años requiere sacarle una parte a los trabajadores argentinos, sobre todo a los que menos ganan, para financiar el gasto público”, indicó Aguad.
Añadió que, “mucho se ha dicho sobre la virtud del gasto. Lo cierto es que el gasto, hasta ahora, fue procíclico, es decir, acompañó el ciclo de crecimiento del país y ahora se profundiza el tobogán recesivo”, y sostuvo: “La sana doctrina económica aconseja siempre racionalidad en el gasto y brindar incentivos anticíclicos”.
Aguad hizo referencia a recientes manifestaciones del diputado oficialista, Roberto Feletti, quien sostuvo ‘qué quieren que bajemos los impuestos”, tras lo cual le respondió: “Vea diputado lo que está haciendo Brasil para no entrar en recesión. Le bajan el impuesto al sector productivo para que produzca más, es decir, incentivan la inversión, una ecuación bastante sencilla”.
“La recesión en este país tiene un problema muy grave que no tiene que ver con el consumo, tiene que ver con la inversión. Si no hay inversiones no hay forma de salir de esta recesión y el gasto público que alienta el consumo tiene un ingrediente muy importante que es sacado de una parte del salario de los trabajadores”, afirmó Aguad.
Recordó que “en el gobierno de Perón y en el de Arturo lllia los trabajadores tenían una participación en el PBI cercano al 46%, es decir el 46% de lo que se producía se lo llevaban los trabajadores. En 2001, en la mayor crisis, los trabajadores tenían una participación en el PBI del 38 %. Este extraordinario modelo de crecimiento tiene hoy una participación de los trabajadores en el PBI del 37 %, es decir un punto menos que en el 2001”, remarcó.
Aguad añadió que el salario promedio de un trabajador argentino tiene una carga tributaria total del 46% y se deben trabajar 170 días para pagar las obligaciones impositivas. Desde 2001 para un trabajador soltero el impuesto a las ganancias pasó de representar el 1 % al 7,6% de su salario”.
“Se nos dice que queremos desfinanciar al Estado. Lo que pretendemos es no asfixiar a los que producen y a los que trabajan porque de su actividad y rentabilidad se nutren las finanzas públicas. Que haya evasión y que un 40% de los trabajadores estén en la informalidad es responsabilidad indelegable del Estado y no de los que trabajan”, concluyó Aguad.
