Una vez más pareciera ser que el arte de construir realidades del relato oficial quiere campear en la Argentina.

Al desconocimiento y la falta de políticas agropecuarias, parecería se le suma la ignorancia de los números reales de nuestra economía, una vez más el Index a medida, fabricación Moreno, Kicillof, Boudu, se transforma en el cepo que imposibilita avanzar en el armado de verdaderas políticas públicas, hoy el turno es una vez más del campo.

La cruda realidad que enfrentaron las producciones agropecuarias en la campaña pasada, dejará no solo con muchos menos recursos al estado nacional, sino que afectará y de hecho ya se siente, las economías regionales y por ende la de los productores agropecuarios, quienes deberán enfrentar en solitario y con exiguos fondos una campaña que se visualiza como complicada, con desajustes cambiarios que para maíz por ejemplo indican ventas bajo un dólar de escasos 3 pesos e insumos que en el mejor de los casos se pesifican alrededor de los 6 pesos por dólar. Consecuencia de esto, la próxima campaña la soja será seguramente el cultivo de elección más aún para aquellos productores del interior de nuestro país, a los que los altos valores de flete ya le hacen imposible pensar en el cultivo del maíz. Frente a esto parece que por decreto lograremos rotaciones apropiadas para nuestros suelos, o sea el relato oficial todopoderoso intenta decirnos que existe un estado que piensa en la sustentabilidad del sector, claro que como nos tiene acostumbrado piensa que atarse a datos cuando menos erróneos y en un marcado desinterés por la realidad productiva, que rotar solo es una decisión que se puede tomar de manera intempestiva e inconsulta, desde la comodidad de oficinas y despachos.

Nuestros suelos necesitan del aporte de gramíneas por su aporte de carbono, esto es una verdad indiscutible, pero la realidad económica actual indica que frente a un estado inoperante, solo comandado por sus urgencias económicas ocasionadas en la corrupción y sus laberintos, los productores sembrarán aquellos cultivos que les permitan suponer rentabilidades y que además por sus estructuras de costos sean factibles en medio del coletazo que impuso la sequia en la campaña anterior y que aún desconocida e ignorada por el gobierno existió y compromete las cadenas productivas y de pago de una enorme proporción de la economía argentina.

Debemos defender las producciones sustentables, pero eso solo se logra con lo que hoy no hay: POLITICA AGROPECUARIA, DIAGNOSTICOS SERIOS DE NUESTRA REALIDAD. Es perfectamente posible orientar producciones, el estado tiene en sus manos herramientas de promoción e interacción con la producción agropecuaria, que devolverían la posibilidad de aumentar las hectáreas de maíz, sorgo y trigo en nuestro país y posibilitarían potenciar nuestras agroindustrias dando estabilidad a los miles de empleos directos e indirectos que el campo genera; para lo cual se debe repensar la política de retenciones, el incentivo a la planificación agropecuaria y al uso racional de fitoprotectores y fertilizantes, y finalmente poner a disposición real de la producción las herramientas financieras que el gobierno posee, superar la política de amiguismo con la que hoy unos pocos manejan y se benefician con los recursos obtenidos con el trabajo de todos los argentinos.

Sergio Pansa es diputado nacional del Frente Peronista-San Luis