El Pro y el kirchnerismo se encuentran abocados a elaborar una norma que permita combatir un nuevo flagelo surgido a raíz de la globalización y que es denominada como una nueva forma de esclavitud del Siglo XXI y que comprende el trabajo de niños, mujeres, en forma precaria e informal.
Se encuentra en análisis en la de Comisión de Desarrollo Económico un proyecto de ley que impulsa la creación del Programa Redes Vecinales del Gobierno de la Ciudad con el objeto de diagramar el “Mapa del Trabajo Precario, Informal y Esclavo” en la Capital Federal.
La iniciativa corresponde al legislador del Frente para la Victoria y presidente de la Comisión que analiza el tema, Alejandro Amor, de extracción sindical, quien fue acompañado en la presentación de su propuesta por el subsecretario de Prevención del Delito y relación con la comunidad porteño, Jorge Borrelli y el secretario de Trabajo de la Ciudad, Exequiel Sabor. Una señal por demás evidente de la preocupación que despierta en las autoridades nacionales y porteñas este flagelo que se ha denominado como la nueva forma de esclavitud en el Siglo XXI.
Al respecto cabe recordar que la comunidad internacional luego de un largo proceso de discusión en diversos foros y de manera particular en el contexto del denominado Proceso de Palermo, llegó a un importante acuerdo con la suscripción por los Estados integrantes de la Convención de Naciones Unidas de un “Protocolo” contra la delincuencia organizada trasnacional y sus dos protocolos: “Contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire” y el “Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños”.
Como todo tratado internacional, estos contemplan y establecen normas de stándares mínimos, correspondiendo a las naciones su desarrollo maximizado para la punición de los tratantes y traficantes y el despliegue normativo e institucional para la asistencia integral a las víctimas de los delitos contemplados en dichos instrumentos internacionales.
Esta respuesta de la comunidad internacional dio cuenta de uno de los fenómenos nuevos del mundo globalizado, que viene dándose a la par de las inmensas facilidades para la circulación de capitales, bienes, servicios y personas; esto es la aparición de organizaciones criminales que trafican personas para su explotación comercial.
Las profundas investigaciones realizadas han arrojado un diagnóstico duro y realista sobre la características y dimensiones que adquiere este verdadero flagelo, considerado como una de las nuevas formas de esclavitud del Siglo XXI en el Cono Sur.
La trata de personas, en todas sus manifestaciones, es un flagelo que somete anualmente a nivel mundial a millones de personas a condiciones de esclavitud y genera réditos económicos estimados en 32 mil millones de dólares, de los cuales el 85% proviene del comercio sexual.
En América Latina las organizaciones criminales trasnacionales y las redes internas involucradas en la trata han encontrado un escenario ideal para su desarrollo dado lo poco que se conoce sobre su dinámica y dimensión. El escaso conocimiento no sólo torna imperceptible a la trata como problema para la ciudadanía, sino que la minimiza a nivel institucional, propiciando altos índices de impunidad que lo que no se ve, no se puede perseguir ni castigar, porque simplemente no existe.
Por otra parte las organizaciones que llevan adelante estas actividades no sólo conforman redes flexibles, con un amplio desarrollo logístico y operativo, y con un importante despliegue territorial, sino que aprovechan un contexto global en el que el transporte de personas y mercaderías se ha masificado.
Para combatir el flagelo
Ante esta realidad, el legislador kirchnerista impulsó su proyecto de creación del programa redes vecinales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con el fin de esquematizar el “Mapa del Trabajo Precario, Informal y Esclavo” en la Ciudad de Buenos Aires.
Esta nueva institución deberá procesar para su confección, los datos suministrados por los organismos de control locales y nacionales, y las denuncias de organizaciones sociales, sindicales, empresarias, de consumidores, Defensoría del Pueblo, vecinos y demás actores sociales, recibidas por los canales oficiales correspondientes. La información así obtenida revestirá el carácter de información pública.
En los fundamentos de su presentación Alejandro Amor sostiene que existe un gran número de trabajadores que deben tolerar condiciones laborales precarias e imprevisibles, no gozando de un salario que permita dar sustento a su familia; seguridad social, estabilidad, protección legal contra el despido injustificado y acceso a la negociación colectiva.
Afirma además que “el trabajo precario e informal surge del abuso del poder económico y se caracteriza por sus consecuencias objetivas, dadas por la situación legal, y subjetivas dadas por la sensación de incertidumbre. Se lo define como el tipo de trabajo que genera inseguridad por su corta duración y empleadores no definidos, relación de trabajo difusa, falta de protección social y beneficios, salario inferior al pagado por la misma tarea y desprotección ante despidos. En general, el trabajo precario e informal expone a los trabajadores a una mayor carga horaria, condiciones de higiene y salubridad insuficientes y entornos laborales peligrosos”.
En ese sentido el autor de la propuesta señala que es preciso que las políticas sociales y laborales de los gobiernos tiendan a reducir las desigualdades, fortaleciendo las relaciones de trabajo y los derechos de los trabajadores; esas políticas de regulación del mercado laboral, deben ser inclusivas y sostenibles en el tiempo, orientándose a lograr empleos estables y previsibles. Un indicativo de ello, es sin duda, que Amor haya sido acompañado en la presentación de su propuesta por dos representantes del Gobierno porteño, Jorge Borrelli y Exequiel Sabor.
Desde el Ejecutivo
Al respecto Borrelli -subsecretario de Prevención del Delito y Relación con la Comunidad- manifestó su satisfacción de que la Legislatura busque la manera de llevar adelante una tarea vinculada con los talleres clandestinos o con el trabajo esclavo.
Afirmó compartir el espíritu y tener la intención y la vocación de trabajar en conjunto desde el Ejecutivo con la Legislatura en esa área.
En esa línea señaló la necesidad de trazar un trabajo de “sintonía fina” respecto del proyecto en sí mismo o un trabajo de pulido en lo que hace a la herramienta, esto es la puesta en funcionamiento de un “Mapa del Trabajo Precario, Informal y Esclavo”. Aunque remarcó que los objetivos de la iniciativa, “son desde ya compartidos”.
En ese sentido afirmó Borrelli que en la Ciudad no puede existir el trabajo esclavo y no puede existir la trata de personas. “Lo que tenemos que encontrar es el mejor modo de hacerlo. En nuestra visión, que es la de esta Subsecretaría, creemos que la confección de un mapa por sí mismo puede no ser la herramienta suficiente para combatir este flagelo”.
Por ello, sostuvo que “entre todos tendríamos que buscar una herramienta para tener disponible la información en el menor plazo posible y con una posibilidad de procesamiento de esa información, además del accionar de los poderes judiciales y policiales correspondientes para que se cumpla el cometido, que creo que todos tenemos, de que esa realidad no exista”.
