Por Carolina Ramos

Eric Calcagno recorre con comodidad los ámbitos parlamentarios. Tras su paso por el Senado, donde presidió la Comisión de Presupuesto, el bonaerense desembarcó en Diputados para continuar con la defensa del modelo K.

En diálogo con Semanario Parlamentario, el legislador analiza la situación fiscal de la Provincia, aunque prefiere ir más allá de lo anecdótico: “La grandeza del proyecto subsume cualquier otra discusión interna”, sostiene. Como exembajador en Francia, alerta sobre los peligros del ajuste europeo y el gobierno de las corporaciones. Y no tiene problemas en afirmar que el Impuesto a las Ganancias “es justo y progresivo”.

– Como bonaerense y como diputado oficialista, ¿cómo evalúa la situación fiscal de la Provincia?

– Lo que uno observa de la evolución del sistema fiscal de la Provincia es que en los últimos años hubo siempre aumentos, pero creció más Ingresos Brutos, quizás un impuesto menos justo, que otros impuestos como el Inmobiliario, que es más directo. Entonces, pese al aumento, el Inmobiliario Rural perdió importancia relativa aunque haya habido un revalúo, que quizá debió ser un poco más consistente con las necesidades de la propia Provincia. Si consideramos que el impuesto es el precio de la civilización, hay que cobrar impuestos que sean lo más progresivos posibles. Si el IVA es un impuesto que pagamos todos, todos somos contribuyentes. Acá no hay lugar para expresiones tales como ‘yo pago mis impuestos, por lo tanto exijo que…’. Esto no es una democracia censataria, en la cual las personas hablan o votan según los impuestos que pagan, sino que la soberanía reside esencialmente en el pueblo, y nosotros decidimos qué se hace con los impuestos.

– ¿Cree qué hubo una mala administración de Scioli en este sentido?

-Yo no creo que se pueda hablar de mala administración, son estilos particulares de cada uno según los territorios y las situaciones. La Provincia tiene que ser un pilar del proyecto nacional que conduce Cristina Fernández. Los temas y los tiempos los fija la presidenta, todos los demás somos cuadros auxiliares de la conducción, como decimos en el peronismo, cualquiera sea el lugar que nos toque. Estoy de acuerdo con la mirada no exenta de análisis de Julián Domínguez: la Provincia necesita que sigan creciendo nuevos dirigentes para enfrentar los desafíos que se vienen.

– Muchas provincias consideran que son “discriminadas” con los fondos que reciben, ¿qué pasa con el régimen de Coparticipación?

– Habría que ver si el instrumento de la Coparticipación es el que nosotros necesitamos para un país federal. Cuando uno ve que la Provincia recibió el año pasado 134 mil millones de pesos de parte de la Nación por un presupuesto de 97 mil; si efectivamente, desde 2003 hasta la fecha, como dijo la presidenta, ha recibido más de 400 mil millones de pesos, claramente no se puede hablar de discriminación. Simplemente -y esto no es exclusivo de Buenos Aires-, muchos Ejecutivos provinciales a veces prefieren reclamar más por los impuestos coparticipables que vérselas cara a cara con los diferentes actores económicos y sociales de sus propios distritos. Lo importante es ir avanzando hacia una mayor progresividad fiscal, que es lo que hacemos a nivel Nación, donde son los impuestos directos y los más justos los que han crecido con respecto a los indirectos. Sabemos que hay una correlación de fuerzas; uno hace lo que puede según los momentos, y la única vez que nosotros intentamos gravar una renta extraordinaria, como fue la soja, perdimos. Por lo tanto, también la sociedad argentina tiene que hacer una parte del camino. Hemos visto proyectos que presentaba la oposición, que no ponían su correlato en costos, se decía ‘páguese tal cosa o tal’, pero no se decía de donde saldrían los fondos, eso es desfinanciar al Estado. Nosotros no lo hacemos.

– ¿Cómo ve la relación del Gobierno nacional con el de Buenos Aires?

– Hay que ver más allá, no hay que caer en la cuestión de los acontecimientos. Nosotros asistimos hoy a la visión terrible del presidente del Gobierno español, pero no importa saber si él se lleva bien con el presidente de tal comunidad, sino cuál es el modelo global, la conducción política que se ejerce, los objetivos que se quieren alcanzar y los márgenes de maniobra existentes. La Argentina, con Néstor y Cristina Kirchner, demostró que con márgenes extremadamente estrechos se puede trabajar mucho para la soberanía nacional y popular, que no solo es votar o participar en política, sino alcanzar mejores niveles de empleo. La grandeza del proyecto subsume cualquier otra discusión interna. La política de desendeudamiento, la recuperación de las AFJP y de YPF y la reforma de la Carta Orgánica del BCRA, demuestra que la soberanía no es una invocación vacía, sino una práctica cotidiana que estamos llevando adelante. Entonces no es una cuestión de saber si tal o cual tomó tal actitud o tal otra, sino saber si se encuadra dentro del proyecto nacional y trata de aportar lo mejor de sí mismo a ese proyecto o no.

– ¿Cree qué el reclamo sobre el Impuesto a las Ganancias es legítimo?

– Lo principal es poner, más que Impuesto a las Ganancias, Impuesto a los Altos Ingresos. Una persona que gana 40 mil pesos por mes, por más que sea gerente o esté en situación de dependencia, debe pagar impuestos. De hecho, cualquier argentino los paga cuando compra cualquier producto, eso es el IVA. El Impuesto a los Altos Ingresos es un impuesto justo y progresivo. No sólo hay que aumentar la distribución del ingreso, también hay que aumentar la calidad de ésta. Si el 19% de los asalariados se queda con un 40% de más de la masa salarial, evidentemente tenemos un fenómeno de sintonía fina: sintonía gruesa era cuando teníamos 32% del producto para los salarios, y no cuando estamos en 45,46 como ahora. Es decir, ha habido una mejora sustancial en la distribución del ingreso. Todos los actores económicos y sociales quieren defender su posición, pero el Gobierno nacional tiene que jerarquizar las necesidades y darles respuesta según el principio de las más urgentes.

– Pero, ¿cómo se explica que un Gobierno peronista no atienda este reclamo de los trabajadores?

– Hay que tener cuidado con las metonimias. ¿Decir ‘los trabajadores’ es decir ‘algunos responsables de los sindicatos que representan a algunos de los trabajadores’? No. El mundo de los trabajadores es muy diverso. Lo que hay que ver es de qué modo se avanza hacia sistemas fiscales que puedan satisfacer a todos. Evidentemente, nunca nadie va a estar contento de pagar impuestos, pero si nosotros aportamos parte de nuestro salario cuando tenemos altos ingresos, parte de estos ingresos se redistribuyen. A mi juicio, decir ‘los trabajadores piensan que…’ es tomar declaraciones de dos o tres dirigentes que no representan a la totalidad; pueden ser representativos de una posición absolutamente respetable, pero jamás pueden ser dueños de una verdad absoluta.

– Desde algunos sectores consideran que el mundo no está tal mal. ¿Cómo analizaría la situación internacional actual?

– El problema está en que el crédito, que es esencial para el desarrollo del capitalismo, debe ser regulado, no se puede dejar las finanzas libradas a sí mismas, porque se terminan comiendo la esfera económica y también la política. Es ahí donde la ‘financiarización’ de la vida económica termina conspirando contra la economía real. Ahora, en Grecia e Italia, los principales responsables políticos vienen de las finanzas. Dejemos la política para los militantes, y las finanzas para los banqueros, y que la política conduzca la economía, y no a la inversa, que es el gran cambio aquí desde 2003. A fin de cuentas, lo que se ve en el caso español es que la soberanía no reside en el pueblo, sino en el sistema financiero. Nosotros creemos que la soberanía reside esencialmente en el pueblo, no en el factor de poder, por eso la principal diferencia de paradigmas que plantea la presidenta está entre la política y las corporaciones. No se puede poner a las corporaciones a gobernar, porque es posible que gobiernen mal, que es lo que les sucederá a los españoles.

– ¿Cree que los efectos de esta crisis van a rebotar en nuestro país?

– Hay dos mecanismos de transmisión de las crisis económicas. Uno es el financiero: nosotros tenemos controlado el tema de la deuda gracias a la política de Néstor y Cristina, así que tenemos menos que temer por ese lado. El otro punto es el comercial: al entrar los países centrales en crisis, tienen un saldo exportable de bienes muy importante, que van a tratar de venderle a quien quiera comprarlos…

– Por eso acá se están restringiendo importaciones…

– Nosotros tenemos que proteger al trabajador argentino frente a una invasión de productos importados, porque sino ya sabemos cómo termina esta historia. En la dictadura militar y en los 90 se decía ‘ahora podemos comprar todo importado’, y el precio eran manzanas de fábricas cerradas en el conurbano bonaerense. Uno siempre tiene que tener la solución que favorezca al interés nacional. Quizá hubiera sido estupendo no pagarle al FMI, pero con el 22% de los votos Néstor no tenía ese margen de maniobra política, tenía que deshacerse del FMI. Con ello, pudimos hacer una política económica soberana y tener recuperación económica. Por eso, las cuestiones más anecdóticas quedan soslayadas por la importancia de lo realizado desde 2003 y de lo que nos queda por hacer.