El gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kichner, acaba de infligir una nueva humillación al país hermano de Paraguay. No ha respetado la oposición expresa de este país al ingreso de Venezuela al Mercosur. El tratado constitutivo de este organismo exige que para que ingrese un nuevo miembro tiene que haber una decisión unánime y en este caso, no la hubo. Esta actitud del gobierno argentino equivale a decir que la opinión del Paraguay y los derechos que le asisten, no cuentan para nada. Lo trata como un miembro de categoría inferior, que no tiene los derechos que tienen los demás miembros del Mercosur. Además de humillar al Paraguay, se le ha asestado una puñalada al propio Mercosur al violar sus normas constitutivas.

El gobierno argentino, en una versión moderna de la Triple Alianza, suspendió al Paraguay, invocando falsamente que hubo un golpe de Estado, tesis que no compartió Brasil y que ha provocado un amplio repudio en el Uruguay, encabezado por el vicepresidente de la República. Incumpliendo con lo dispuesto en la Convención sobre Tratados de Viena, al país suspendido no se le permitió dar sus razones par defenderse de esa medida. Como ya lo hemos dicho en este caso ocurrió aquello de que el pez grande se come al chico. Esto es, además, un ejemplo cabal de la política latinoamericanista del actual gobierno justicialista.

Hipólito Solari Yrigoyen es presidente de la Convención Nacional de la Unión Cívica Radical