En lo que podría representar un acercamiento entre el macrismo y el radicalismo, el jefe de Gobierno Mauricio Macri recibió a diputados y dirigentes del radicalismo de la Ciudad de Buenos Aires. En ese marco, la palabra que usaron las partes para definir la relación con el Gobierno nacional fue “atropello”.

Concurrieron a la sede del Gobierno porteño los diputados nacionales Ricardo Gil Lavedra y Manuel Garrido, más los legisladores porteños Claudio Presman y Rubén Campos, más el titular y secretario del Comité Capital, Rubén Gabriele y Emiliano Yacobitti, además del ex intendente metropolitano Facundo Suárez Lastra.

Analizaron en ese marco temas como el conflicto por el traspaso de los subtes, el retiro de los depósitos judiciales del Banco Ciudad, el abandono de la protección de la Policía Federal a las escuelas y hospitales de la Ciudad y los impedimentos para el acceso a financiamiento de obras públicas.

Según informaron voceros del encuentro, se analizó “la discriminación en materia de inversiones en infraestructura y la retórica presidencial induciendo a un irresponsable enfrentamiento entre los porteños y el resto de los argentinos”. A juicio de los radicales, eso “constituye una injustificable agresión a la ciudad de Buenos Aires que recae directamente sobre los vecinos”.

Por el macrismo estuvieron, además del jefe de Gobierno, la vicejefa María Eugenia Vidal; el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta; el ministro de Gobierno, Emilio Monzó; los diputados nacionales, Federico Pinedo y Gabriela Michetti, y el legislador porteño Fernando de Andreis.

La reunión fue solicitada por los radicales, quienes además le expresaron su preocupación por la eventual reforma constitucional que podría impulsar el Gobierno nacional y acordaron “cerrar filas” en el orden nacional ante esa alternativa.