El silencio y miedo se apodero de Bahía Blanca por muchos años. El transcurso del tiempo ha hecho mella en las vidas de los familiares y compañeros, casi en la misma escala con la que el terror se apodero de sus seres queridos.

A pesar de ello, y gracias al peregrinar de madres, padres, hermanos, hijos y amigos durante estos 36 años, así como al acompañamiento de organismos e instituciones, se ha logrado un primer y enorme paso: la justicia tantas veces soñada, y también tan obstaculizada, ha comenzado a hacerse presente con la sentencia a los genocidas de la última dictadura cívico-militar.

Cuando la lucha no cesa, cuando la fortaleza de mujeres y hombres se consolida en un proyecto mancomunado, ningún obstáculo ni burocracia puede detener las ansias de verdad, memoria y justicia.

El camino no ha finalizado, todavía muchos culpables y cómplices del terrorismo de estado transitan por las calles de la ciudad. Hasta que el último de ellos rinda cuentas ante el Poder Judicial acompañaremos esta lucha para lograr una justicia plena.

La reconstrucción de nuestra identidad como ciudad, pero fundamentalmente como sociedad, ha comenzado. Ayudémosla a avanzar.