En este mes de septiembre se cumplen 65 años de un paso gigantesco que dimos las mujeres: de la mano de Eva Perón logramos la igualdad de condiciones políticas frente a los hombres. En esta fecha, pero en el año 1947 se votó y promulgó la ley 13.010 de Voto Femenino que nos demostró que no teníamos por qué caminar detrás del hombre, como si fuéramos sólo una sobra en la vida política del país. Nos demostró que el compromiso, el sentimiento maternal y protector que tenemos por naturaleza, lo podíamos capitalizar y brindar también fuera de nuestros hogares en beneficio de toda la sociedad.

El voto femenino iluminó y legitimó el verdadero funcionamiento de la estructura social. Cómo podía ser que la mujer que acariciaba la cabeza de su hijo mientras él hacía los deberes del colegio, que le acercaba un plato de comida caliente a su esposo que llegaba cansado del trabajo no pudiera expresar, a través del voto, su posición frente a la realidad que la rodeaba. Frente a las injusticias cotidianas, ellas solo tenían derecho a apretar los dientes y tragarse los llantos. No era justo que quien organizaba los hogares fuera tratada como un infante que debía ser tutelado políticamente. Esta lucha la hizo verbo la compañera Evita, militó la causa con el convencimiento propio que marcó toda su vida y parió la igualdad para nosotras. Toda la fuerza contenida, la perseverancia que forja el carácter de sacar adelante un hogar ante todas las inclemencias típicas de la vida, con el voto femenino se encauzaron para contribuir con el destino de una patria grande, más solidaria y humana.

El logro de la participación femenina a través del voto nos abrió a las mujeres muchas puertas, fue el puntapié inicial para que tomáramos protagonismo en muchas causas, enfrentamos injusticias, dictaduras y hoy somos parte importante de la democracia. Si no hubiera existido la ley de Voto Femenino, más que imposible, sería impensable que tuviéramos una mujer presidenta. Ella vela por millones de hogares que hoy pueden mandar a sus hijos al colegio, en vez de necesitar mandarlos a trabajar. Su voz expresa la historia reconstruida, seguramente con sus dolores, pero también y por sobre todo con su fuerza. Cada chico que abandona la calle y vuelve al colegio gracias a la Asignación Universal por Hijo, demuestra que el esfuerzo valió la pena.

No desconozco que para nosotras todo suele ser más difícil pero hemos aprendido, a través de la experiencia, que la perseverancia es la virtud por la cual todas las otras virtudes dan sus frutos. Por eso en estos días quiero decirle a cada mujer misionera, a cada argentina que cuando las veo, no solo recuerdo la lucha y el logro de hace 65 años atrás, sino que veo que tenemos muchas más fuerza para seguir logrando conquistas. Las madres que salieron en plena dictadura militar a buscar a sus hijos, las mujeres que salieron a hacer trueque en aquellos tormentosos días del 2001, las que están en las chacras, las picadas, las que toman el timón y se embarcan en micro-emprendimientos, apostando por un cambio, por la vida, son el sello de lo que somos. Que aún con miedo decidimos jugarnos por nosotras y por nuestras familias. Evita nos mostró que podemos, que tenemos lo que se necesita.

Porque somos FUERTES, para aceptar las dificultades, INTELIGENTES para encontrar las oportunidades y DECIDIDAS para aprovecharlas.

Senadora Sandra Giménez