El expresidente de la Convención Constituyente de 1994, Eduardo Menem, recuerda cómo fue la pulseada de esos días por la re-reelección de su hermano y traza un paralelismo con estos días.
– ¿Qué recuerda de esos días en los que se planteaba la re-reelección de su hermano?
– Algunos hacían una interpretación especial de la Constitución y decían que podía haber una re-reelección, y yo siempre dije que eso no era posible. Porque además en la Constitución había una cláusula transitoria que decía que el mandato que en ese momento estaba cumpliendo el presidente debía entenderse como primer mandato. Era el año 94. De modo tal que ya del 95 al 99 era el segundo mandato y la Constitución ya no lo permitía.
– ¿Eso lo enfrentó con su hermano?
– No, porque la verdad que él en ningún momento planteó abiertamente el tema de la reelección. Fueron más que todo algunos de sus seguidores, los que nunca faltan, que querían ser más papistas que el papa. Inclusive en Córdoba hubo un juez que lo autorizaba a presentarse en la interna del partido para ser electo candidato a presidente. Pero yo nunca tuve dudas de que eso era imposible.
– Por estos días vuelve a hablarse de reformar la Carta Magna…
– Ahora lo que quieren hacer es reformar la Constitución para incorporar la reelección.
– Algunos hablan de reformar la Constitución a lo mejor sin tocar la reelección.
– Esa es una mentira.
– ¿Cuando se hace una convocatoria a la reforma, se dan los puntos puntuales que pueden reformarse?
– La ley declarativa de la necesidad de reforma tiene que establecer expresamente qué puntos se van a reformar. No cómo se van a reformar, pero sí qué artículos o qué puntos van a ser materia de reforma.
– ¿Pero puede pasar que después la Convención se declare soberana y avance sobre otros puntos?
– No, no, eso no puede ser, esa interpretación de que después la Convención se declara soberana es errónea. La Convención es soberana dentro de lo que le establece la ley declarativa de la necesidad de la reforma. En ese sentido, la atribución del Congreso es una atribución preconstituyente. Le dice: los convocamos para que vean la necesidad de reformar tales y cuales artículos, y tienen tantos días para hacerlo. Les establece un marco de tiempo y un marco respecto de las atribuciones. Por eso en el 94, cuando yo presidí la Convención, fui muy cuidadoso en eso, porque decían que nos íbamos a declarar soberanos, que íbamos a sesionar el tiempo que quisiéramos, pero no, empezamos el 25 de mayo y el 24 de agosto se juró la nueva Constitución. De modo que no puede declararse soberana, no pueden reformar temas que no estén incluidos en la ley declarativa de la necesidad de la reforma.
