Por Alfredo Atanasof
El próximo domingo 7 de octubre, se perfila como una jornada que devolverá la esperanza a la República de Venezuela y a Sudamérica en general.
Un posible triunfo del candidato Henrique Capriles, en estas elecciones, permitiría restablecer, el sistema de representación política, con la inclusión de una participación activa de sindicatos, partidos políticos, e intervención ciudadana.
El actual sistema solo permite una vida sindical que responde a intereses oficiales. Es menester, descomprimir, la persecución en la que se encuentra ceñida la vida sindical y periodística venezolana, denunciada reiteradamente ante los organismos mundiales pertinentes.
Restaurar los efectos que dejó la destrucción paulatina de los partidos políticos en Venezuela, sumada a la creación de cámaras empresariales tan necesarias para defender los intereses de los trabajadores, es una tarea que le corresponderá, al sucesor electo.
A su vez deberá adoptar nuevas medidas que tiendan a mejorar la calidad educativa. Ya que el presupuesto para infraestructura e insumos educativos, es acotado.
Frenar la inflación, que actualmente es la más alta de América Latina, será fundamental, en cuanto a la progresión económica del país.
En materia de relaciones exteriores, la búsqueda del equilibrio regional, reponiendo la vinculación pacífica, fortalecerá la integración latinoamericana.
Es de amplio conocimiento, que a lo largo del gobierno de Chavez, Venezuela ha forjado tensas e innecesarias rupturas, a costa de enfrentamiento con sus “opositores” políticos. A tal punto de romper relaciones con países de relevante importancia, como Paraguay y Colombia.
La asunción de Henrique Capriles podría encaminar al país hacia un nuevo panorama. Finalizar con estos conflictos diplomáticos, promover un nuevo sistema económico de inclusión, y una mayor participación político- ciudadana, serían de vital importancia para el futuro desarrollo del pueblo venezolano.
