Todo en el paseo de la Costa del Río.@jorgemacri

Mientras los vecinos de Vicente López se retiran del parque en la noche a sus hogares, ellos comienzan a deslizarse y a organizar su bártulos, frazadas y lo que sirva para pasar la noche en la intemperie. Al día siguiente con la fuerza del sol, y antes también, cuando comienza el movimiento de los barrenderos, sus cuerpos comienzan a desperezar y cargar sus míseros trapos y sillas rotas, al algún lugar oculto donde no se vean, para poder preservarla y seguir pernoctando bajo el abrigo del cielo y las estrellas, en el pasto que comienza humedecerse por el roció y la bruma del río.
La mañana para algunos radiante y hermosa, es el pesar más duro para aquellos que no tienen donde estar cuando todos despiertan.
He visto desde que llegué a un hombre cuya situación es penosa, alcohol y trapos, todo él es el mismo tono de misma mugre hecha costra de meses o de años quizás de vivir afuera.
Está siempre, una choza improvisada es su casa en medio de un pastizal.
De día casi no se ve al hombre. Supongo no hay contención ni ayuda que ya lo pueda sacar de esa condición, pero que no es razón para no dársela. En el día el brillo del sol y del agua del río sumado al verde del césped, los colores de banderas y sombrillas amarillas en nuevas playas de arenas artificiales dan la ilusión de que todo por ahí es hermoso, fresco, un paseo donde los rollers, patinetas, bicicletas y longboard ponen el ritmo de la actividad junto a la música de los parlantes de quienes disfrutan al aire libre. Vida activa, plena, deportistas y paseadores de perros, todo un desfile de multitud que tapa durante largas horas, lo más triste y feo del lugar.

Esta mañana, para mi sorpresa, bien temprano, hora en la que salgo a trotar, observé que había muchos más cuerpos envueltos acurrucados, llegué a contar más de seis bultos; uno especialmente me llamó más la atención, porque el día anterior había visto en la tarde del domingo, mientras leía, a un jovencito, pienso que de unos 13 años, no se bien, con ropa decente dormir un larguísimo rato sobre el césped como agotado. No jugaba como otros, nada, solo se corría a la sombra para estar mejor sobre el mismo suelo. Se veía como fusilado de cansancio.

Esta vez lo vi, envuelto y tapado dando su espalda contra la de otros dos niños más a los que solo le asomaba la cabeza desde una frazada. En el mismo bulto todos arrollado, la cabellera rubia de una mujer. Reconocí al jovencito, por su buzo y porque por algo me había quedado grabado.

No terminé mi recorrido, volví, y tome las fotos con el celular, de esa realidad del paseo cuando nadie o solo unos pocos lo ven.

Se que esta nota es larguísima para muchos, pero déjenme contarles que me sentí mal, muy mal e indignada.

Podemos ver gastos en artificialidades como playas a orillas de ríos contaminados que dicen “Prohibido Bañarse Aguas Contaminadas”, ¿no parece una contradicción y un gasto absurdo? podemos pensar que todos los llamados que recibimos de la intendencia con la voz de Jorge Macri invitando a inauguraciones y eventos, son gastos de publicidad que podrían ponerse en otras acciones de gobierno? Pues, sí! podemos pensar eso y que es necesario que se instrumente urgente un plan social de contención real contra la pobreza y la imaginación y deje de gastar en frivolidades.
Y no digo que esté mal que tengamos un lindo paseo de recreación, es necesario, todos lo necesitamos. Pero hay prioridades que deben ser atendidas con urgencia.

Antes de retirarme del lugar hablé con dos trabajadoras del parque que despertaban a un pobre y andrajoso hombre alcoholizado de las puertas del baño, mientras la seguridad recorría y miraba sin ver y los barrenderos y máquinas corta césped pasaban cerca de cada cuerpo envuelto como capullos de las mariposas, pero de los que no inspiran ninguna poesía, todos los bultos estaban inmóviles a pesar del ruido.

Ellas me comentaron lo de la mujer y sus hijos que me llamaban la atención, “están hace un mes” me dijeron, “lo que pasa es que se ocultan de día, llevan sus cosas a otro lado, y falta uno chiquito de dos años que no vemos hace unos días”. También agregaron que esos niños son niños que salen a pedir en la más importante avenida del lugar: Del Libertador. Y que el alcohol como las peleas se dan cada noche y que es habitual.

Me lo confirmaban, entonces era un niño el que dormía la siesta la tarde que yo miraba cómo buscaba un lugar de sombras para descansar mientras otros chicos jugaban y se divertían hasta no dar mas de la risa.

No solo la noche le había sido dura, el día también lo es para él y otros tantos que allí viven sin que nadie los vea.

Esta nota, será remitida a la brevedad a la intendencia y a la Secretaría de Desarrollo Social de Vicente López, acaso tenga la alegría de que una voz en mi teléfono, la del intendente… suene para avisar a todos los vecinos que ha dado respuesta a los sin techo de su partido y protege a los menores, como es su responsabilidad.