El diputado del Partido Socialista Auténtico e integrante de las comisiones de Espacio Público y Ambiente de la Legislatura porteña Adrián Camps advirtió que “se van a gastar 166 millones de pesos para destruir la avenida más emblemática de la Ciudad, con el solo fin de colocar paradas con techo, cuando bien podrían estar ubicadas en los laterales y sin necesidad de arrasar con la 9 de Julio”.

“O los funcionarios del gobierno de Macri provienen de otro planeta o estamos ante un gigantesco negocio, imposible de justificar con argumentaciones sensatas. Espero que todos los porteños se movilicen mañana y que la Justicia actúe de inmediato para frenar este desastre”, agregó.

Así le contestó al diputado al secretario de Transporte, Guillermo Dietrich, quien afirmó que los carriles exclusivos están en el centro y no en las calles laterales a la avenida porque, de esta manera, el pasajero tiene mayor comodidad, con una parada techada que lo protege de la lluvia y el viento, y con asientos.

Por otra parte, el legislador del PSA aseguró que “la obra del Metrobus en la 9 de julio es innecesaria, ilegal, excesivamente costosa, destructora del medio ambiente y del patrimonio paisajístico de la Ciudad de Buenos Aires”.

“Es innecesaria porque superpone su trazado con el de la línea C de subterráneos y porque los carriles exclusivos podrían haberse ubicado en las calles laterales -Carlos Pellegrini, Bernardo de Irigoyen, Cerrito y Lima-. Es ilegal, porque para arrasar con los espacios verdes -plazoletas- centrales de la 9 de Julio, catalogados como Urbanización Parque en el código de Planeamiento Urbano, se requiere una ley aprobada por la mayoría del cuerpo legislativo -31 votos- con procedimiento de doble lectura. Es excesivamente costosa, porque mientras que el Metrobus de la Av. Juan B. Justo costó unos 12,5 millones de pesos por kilómetro, el de la 9 de Julio está presupuestado en 55 millones por kilómetro; una diferencia del 400%. El costo total sería de 166 millones de pesos, una cifra escandalosa”, afirmó.

Cams sostuvo que la obra “destruye el medio ambiente, porque serán removidos más de 300 árboles que contribuyen a la oxigenación y la regulación del clima en el centro de la ciudad, particularmente en la zona sur donde las calles carecen de arbolado”. Y, finalmente, “destruye el patrimonio paisajístico, porque la Av. 9 de Julio, con su arbolado, es una de las principales postales de la Ciudad de Buenos Aires. Además del daño que esta obra provoca a los porteños, debemos tener en cuenta que nuestra ciudad recibe todos los años un gran caudal turístico que genera importantísimos recursos económicos y miles de puestos de trabajo”, finalizó Adrián Camps.