A pesar de los índices oficiales, el aumento generalizado del nivel de precios es una realidad que avanza en muchos de los hogares argentinos que ven erosionada su capacidad adquisitiva mes a mes.

En efecto, la inflación se ha consolidado como un impuesto directo para la clase trabajadora que no logra obtener un beneficio claro de los aumentos salariales.

Lo paradójico son los anuncios oficiales que presenta el gobierno para congelar los precios y, al mismo tiempo, los índices que publica el INDEC. La cuestión es clara: sincerar los aumentos implicaría una escalonada demanda de actualización salarial y la oficialización de una hiperinflación de manera que dejaría traslucir el fingido crecimiento económico.

Bajo este contexto, ¿es realmente el congelamiento de precios la solución para este callejón sin salida? Sin duda, se trata de una medida desesperada que denota la ausencia de previsibilidad en el tiempo frente a las consecuencias de un fenómeno que dejó de ser una sensación para convertirse en algo concreto. Quizás el problema sea de base: ausencia de reconocimiento de la situación y búsqueda de defensa del statu quo discursivo.

Según la consultora abeceb.com, Chile y Colombia se han constituido en focos atractivos para las inversiones externas directas. En tanto la construcción en Perú y la industria en Uruguay se mantiene en altos niveles. Por su parte, nuestro país ha perdido sustancialmente en los principales indicadores. Las cifras económicas no han sido muy buenas para el año pasado. La industria cayó un 1,2% sólo superada por Brasil (-2,1%). Mientras otros países arrojaron resultados positivos: Perú (2,9%), Uruguay (2,8%), Chile (2,6%) y Colombia (0,8%).

El comercio exterior también marcó su descenso. Cayó un 3,7% comparado con el escenario positivo de Colombia (10,3%), Perú (7,8%), Uruguay (6,9%), Chile (3,5%) y Brasil (0,1%). Así, según números oficiales, durante el primer semestre de 2012, Argentina se colocó en el quinto lugar entre los exportadores con US$39.647 millones, mientras Brasil exportó 117.214 millones; México, 184.137 millones; Venezuela, 49.500 millones y Chile, 40.580 millones.

Hablar de los índices de inflación nos lleva al complejo espacio del liderazgo. Nuestro país supera en creces al resto de la región.

La construcción por su parte, no quedó al margen de las consecuencias del cepo cambiario. La caída del 3,2% la llevó a una contracción de la actividad fenomenal. El parate fue generalizado, ni hablar con el sector inmobiliario que hoy se caracteriza por su rigidez en compra-venta. En cambio, otros países dan cuenta de una positividad favorable: Perú (16%), Uruguay (12%), Chile (8%), Brasil (3%) y Colombia (1%).

Este panorama abre el escenario para los interrogantes: ¿Qué motiva la desinversión? Numerosas han sido las causas, entre las más relevantes se encuentran las medidas restrictivas al comercio en materia de importaciones y exportaciones. Si bien el libre juego de mercado es un ideal económico, favorecer el intercambio comercial implica no obstruir los movimientos de capitales ni mucho menos quebrar las reglas de juego contractuales.

Invertir significa para el sector privado, asumir riesgos, siempre considerando el trazado de acuerdos bajo ciertos presupuestos que serán respetados durante el tiempo de vigencia del contrato. Es en este contexto, en que se desarrolla la noción de seguridad jurídica. Las empresas saben perfectamente a qué atenerse a la hora de invertir. Si ambas partes han llegado a un acuerdo, tanto del sector público como privado, se espera su cumplimiento, de lo contrario, el incumplimiento de una de las partes, es causal de resolución contractual.
Ahora bien, ¿qué sucede cuando resulta irrecuperable el daño ocasionado a una de las partes?

A nivel país, el mayor de los perjuicios opera en el ámbito de la credibilidad internacional. Un país que incumple sus obligaciones internacionales, deja entrever una señal de debilidad institucional que perjudica a futuros acuerdos. Tal es así que, en materia de inversión extranjera directa, Argentina se ubica en el puesto sexto de la región. Hablamos de la recepción de US$ 5.388 millones hasta el primer semestre de 2012, le siguen Brasil con US$ 43.175 millones, México con US$ 12.275 millones, Chile con US$ 9622 millones, Colombia con US$ 7798 millones y Perú con US$ 5440 millones.

El mayor problema para el sector privado a nivel internacional, lo presentan las trabas al reenvío de remesas a casas matrices sumado a la tesitura reacia de que los fondos permanezcan en nuestro país.

En consecuencia, la protagonista es la incertidumbre tanto a nivel interno, provocada por la inflación, como a nivel internacional, provocada por las sucesivas restricciones al mercado cambiario y al comercio exterior.

Es tiempo de modificar políticas públicas previendo las consecuencias de una administración que no reconoce fallas estructurales del modelo. Si queremos la inserción internacional de la Argentina, urge dejar de lado el divorcio con la libre movilidad de capitales y el intercambio internacional de bienes y servicios.

Llevar a cabo el armado de una estrategia económica coordinada incluyendo a los diversos actores sociales constituye en sí mismo, una prioridad ineludible para cualquier país que tenga como meta primaria el crecimiento genuino.