– El Gobierno envió al Congreso el memorándum de entendimiento con Irán, ¿qué opina sobre el interrogatorio a los sospechosos en Teherán?

– Cuando se toma una declaración en la embajada argentina no se requiere ninguna ley. Dicho de otra manera: el juez argentino puede ir a tomar declaraciones, incluso una indagatoria, a la embajada argentina en Teherán. ¿Para qué hace falta una ley?

– ¿No será para intentar demostrar consenso entre oficialismo y oposición en un tema de índole internacional, como se hizo con Malvinas?

– Pensamos que hay otras razones ocultas, que no son la búsqueda de la verdad y la justicia. Esperaremos a que llegue el texto de Diputados y a que el canciller venga a explicar: ahí nos sacaremos todas las dudas.

– ¿Por qué cree que no se consultó antes al Congreso y sí se escuchó a la comunidad judía?

– Quizá porque protestó Israel, pero los que han muerto son ciudadanos argentinos. Habrán pensado que tanto la AMIA como la DAIA tenían que tener una opinión relevante en el tema, pero esperemos que a los representantes del pueblo nos brinden el mismo derecho de conocer las razones que llevaron a firmar este acuerdo.

– Por otra parte, la presidenta reiteró sus intenciones de democratizar la Justicia, ¿podría tener que ver con que los jueces tributen ganancias?

– Hubo un intento durante el Gobierno de Fernando de la Rúa para que los jueces pagaran ganancias, esto hace a una cuestión elemental de equidad. Hay que compatibilizar el que paguen ganancias y que no sufran una disminución en el caso de lo que están cobrando en este momento, pero hay muchas fórmulas que se podrían ensayar. También creemos que muchas de estas dificultades provienen de la pésima ley que sancionó el Gobierno kirchnerista modificando la composición del Consejo de la Magistratura.

– ¿Por qué el Gobierno insiste en este tema?

– Lo que ha justificado todo esto es el enojo presidencial porque hubo decisiones judiciales diferentes a lo que el Gobierno quería. Incluso obligaron al Congreso a sancionar una ley absolutamente inocua, la del per saltum, que nosotros dijimos que estaba destinada a un solo caso y tampoco la pudieron utilizar.