Por María Elena Chieno
Argentina en un Estado Víctima del Terrorismo, título muy poco loable que –afortunadamente– ningún otro país de Latinoamérica puede aludir.
Mucho se ha hablado en el debate de ayer respecto a la “Comisión de la Verdad”, la cual sería inconstitucional por quitarle prerrogativas a la Justicia Argentina. Al respecto quiero citar en forma textual al artículo cuatro del Memorándum: “(…)la Comisión expresará su visión y emitirá un informe con recomendaciones sobre como proceder con el caso en el marco de la ley y regulaciones de ambas partes. Ambas partes tendrán en cuenta estas recomendaciones en sus acciones futuras”. (Las itálicas son propias).
Desde 1994 hasta hoy hemos probablemente visto más retrocesos que avances en esta causa. Y esos mismos retrocesos han generado que, a pesar de que uno de los acusados fuera detenido en el exterior, hoy no podamos alegrarnos de su captura definitiva. Argentina en su momento adoleció de suficientes pruebas condenatorias. En este momento la situación
es otra, y son esas las pruebas que la Comisión analizará para luego recomendar – verbo muy distinto a decidir, imponer, determinar – a la Justicia argentina. Y siempre lo hará en el marco de la ley.
A pesar de la claridad del texto y de las explicaciones del Sr. Canciller, el debate difícilmente pudo superar ese punto ayer. Pocas voces fuera del oficialismo les han reconocido a la Sra. Presidenta y al Sr. Canciller el hecho de que hicieran punto importante e indeclinable de su Política Exterior la resolución de este conflicto. Y fue esa misma buena voluntad y constancia en el reclamo lo que logró que la República Islámica de Irán se sentara a negociar.
Y al respecto también quiero aclarar que acá no se están juzgando las opiniones de un gobierno extranjero, ni su trato hacia las mujeres y minorías, ni su fe religiosa ni la existencia o no de armas nucleares. Se está juzgando a una serie de ciudadanos iraníes que no han accedido a salir de ese país para ser juzgados. Pocas veces será más acertado el dicho, “si Mahoma no va a la montaña, que la montaña vaya a Mahoma”. Irán aceptó que la justicia argentina juzgue a los acusados en su territorio con leyes argentinas. Metodología legal ampliamente utilizada alrededor del mundo y que de ninguna manera constituye ni una pérdida ni una entrega de soberanía a otro país.
También se ha argumentado respecto a la desconfianza natural que debería tenérsele al gobierno iraní. De esa desconfianza – repito, natural – se deduce que van a infringir el acuerdo.
La República Islámica de Irán se comprometió, frente a Argentina, frente a su pueblo y frente a la comunidad internacional, a llevar adelante este Memorándum. Pero nadie pudo ofrecer una deducción lógica de porque lo romperían luego de asumirlo.
Si hoy la República Islámica de Irán es una oveja negra en el sistema internacional, no lo es por causa de la Argentina. Los países que deciden quien es oveja negra y quien no, no están preocupados por la AMIA. Y sin entrar en detalles u opiniones respecto a lo correcto o no de excluir al régimen teocrático de las relaciones con las potencias centrales, hoy Argentina e Irán son países similares: del sur, en vías de desarrollo, Argentina extendiendo sus relaciones en Medio Oriente e Irán haciendo lo propio en Sudamérica. No sería conveniente ni meritorio para ninguno de los dos romper el acuerdo. No solo por las reacciones internas, también por la imagen que sentarían ante el concierto internacional.
Irán se comprometió con todos nosotros. Dejemos de buscar excusas y comencemos a trabajar todos juntos por la resolución de la peor masacre Argentina, y por el Juicio y Castigo a todos los culpables.
Dra. María Elena Chieno
Diputada de la Nación