Al encabezar un acto en la Casa de Gobierno, calificó de “necesaria” la reforma que promueve su Gobierno, con el fin de garantizar “los derechos de todos”.
No había vuelto a aparecer en público desde que anunció el envío al Congreso de la reforma judicial. Según se informó ese día, debido a un cuadro de “disfonía”, la Unidad Médica Presidencial le había recomendado suspender todos los actos previstos para la semana, hasta que la garganta de Cristina Fernández de Kirchner estuviera mejor.
Y así fue que recién este jueves volvió a encabezar un acto la presidenta de la Nación en la Casa de Gobierno. La excusa era la promulgación de leyes para el ámbito laboral, pero Cristina de Kirchner aprovechó la ocasión para reforzar su presión en favor del paquete de proyectos que la próxima semana debatirán senadores y diputados.
En su discurso, habló de la necesidad de “una reforma en la Justicia para que se garantice los derechos de todos” y “no solo de los que tienen capacidad de lobby”.
Dijo que “para los invisibles y los pobres no hay cautelares ni inconstitucionalidades”, y remarcó que, por el contrario, existen sectores beneficiados, ya que poseen “capacidad de lobby y también contratan los mejores abogados”.
La mandataria insistió en que “es necesaria una reforma que garantice los derechos de todos los argentinos, no sólo el de aquellos con capacidad de lobby y que tiene plata para contratar a los mejores estudios de abogados”.
En sus críticas al sistema judicial, reclamó por haber permitido que durante seis décadas rigiera un estatuto sancionado por el régimen que derrocó a Juan Domingo Perón en 1955 para el personal doméstico que diferenciaba a esa actividad y el resto de los trabajadores. Dijo Cristina: “Con tanto camarista suelto, tanto juez titular, tanto subrogante revoleando medidas cautelares… ¿A ninguno se le ocurrió declarar inconstitucional este decreto que condenaba a esas mujeres?”.
